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Click para ver más grande Estás leyendo parte de la revista de Abril de 1953
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Conozca su MARTILLO - Por E. R. Hann
Conozca su MARTILLOUN BUEN MARTILLO hace una labor mejor y causa menos fatiga que uno mal fabricado que tenga una cabeza de hierro colado y un mango de forma inadecuada. Un martillo de buena calidad es recio y duradero; la cabeza ha sido tratada al calor para darle el grado de dureza adecuado, y el mango está hecho de nogal americano de veta recta, escogido y cortado especialmente para proporcionar a la herramienta el equilibrio correcto. La boca del cotillo se pule hasta que quede bien lisa y, para evitar melladuras, los bordes se esmerilan de modo que formen un bisel uniforme. El ángulo en el cuello del cotillo proporciona a la cabeza suficiente convergencia para hacer que la herramienta tenga un equilibrio perfecto. Las uñas tienen las puntas bien afiladas, lo cual les permite penetrar en el espacio reducido entre las cabezas de los clavos y la superficie del trabajo. La ranura ahusada entre las uñas tiene el bisel correcto de manera que éstas puedan sujetar firmemente tanto a la cabeza de un clavo como a su espiga. A los mangos se les da una forma que proporcione cierto grado de elasticidad, a fin de amortiguar la sacudida y aliviar la tensión de los músculos del que usa el martillo. Los mangos están abocinados en los extremos inferiores yen algunos casos están equipados con conteras de caucho con objeto de permitir un agarro fácil que no cause fatiga. Algunos martillos tienen mangos de acero, forjados en una sola pieza con la cabeza y forrados con discos laminados de cuero, a fin de formar un agarradero cómodo que amortigüe la sacudida provocada por el impacto.

Tipos y tamaños de martillos de uñas: Los martillos de uñas vienen en varios pesos, generalmente con cabezas de 5, 7, 13, 16 y 20 onzas. Algunos fabricantes también clasifican los tamaños de los martillos por números. Estos varían del 1 al 4, de los cuales el número 1 es el más grande y el 4 el más pequeño. Por lo general, el martillo número 1 1/2, el cual tiene una cabeza de 16 onzas, es el que más se utiliza para trabajos comunes y corrientes.

El tamaño del martillo para un trabajo específico se escoge de acuerdo con el tipo y la naturaleza del trabajo y de la madera en la cual se han de introducir los clavos. Como hay que aplicar más fuerza al clavar en maderas duras, tal vez sea necesario usar un martillo más pesado con el propósito de ahorrar tiempo y conservar la energía del que lo usa.

A pesar de que la boca del cotillo es siempre curva, hay variaciones en el grado de la curvatura o de la convexidad. Los obreros dedicados al acabado de interiores prefieren un martillo con una curvatura pronunciada o una boca convexa en el cotillo, pues esto les permite introducir el clavo al ras o más debajo de la superficie de la madera, sin abollarla. Sin embargo, estos martillos deben manejarse con gran destreza, de modo que los obreros generalmente usan un martillo menos convexo para trabajos ordinarios. Los martillos corrientes de uñas se suministran regularmente con dos estilos de uñas. En el primero, o sea el martillo común de uñas, éstas tienen una curva pronunciada que las hace especialmente apropiadas para sacar clavos. En el otro estilo, las uñas son más gruesas y de forma casi recta, lo cual las hace más apropiadas para apalancar y desprender las tablas de los techos o de las paredes.

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Uso del martillo de uñas: Agarre el martillo cerca del extremo del mango. Este agarro provee un máximo de apalancamiento, potencia y fuerza impulsora. Cuando una labor delicada requiere un dominio absoluto del martillo, se observará que el que lo usa extiende el pulgar a lo largo del mango, especialmente si el martillo es de peso liviano, ya que un solo martillazo que se desvía puede echar a perder toda la labor. El secreto al comenzar a introducir un clavo, es darle golpes leves con el martillo, manteniendo el mango aproximadamente aun ángulo recto con el eje del clavo y utilizando la muñeca como un pivote. Cuando domine esta técnica ya no se golpeará más los dedos, ni siquiera al comenzar a introducir clavos en posiciones difíciles. Una vez que se hinque el clavo, o que se introduzca parcialmente, martille a todo brazo.
Cuando se requiere dar martillazos recios, la muñeca, el antebrazo y el brazo se usan simultáneamente para aplicar la fuerza total del martillo. El movimiento se coordina de tal manera que en el momento del impacto el mango del martillo esté aproximadamente en un ángulo recto con el eje del clavo, como en el procedimiento usado para comenzar a introducir el clavo. Al aproximarse la cabeza del clavo a la superficie, la fuerza de los golpes se debe disminuir, pues de lo contrario se corre el riesgo de que la cabeza del clavo penetre a tal punto que rompa las fibras de la madera. Es muy importante evitar que esto suceda al instalar forros de madera en las paredes.
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En caso de que un clavo se doble ligeramente debido a que ha tropezado con un nudo o con una veta oblicua, generalmente es posible corregir esta situación, golpeando la cabeza del clavo a un ángulo ligero, o ligeramente fuera de centro, en dirección opuesta a la del doblez. Al clavar madera dura, con frecuencia los clavos se empiezan a doblar cuando la punta tropieza contra una veta de mayor densidad. A veces es posible introducir el clavo por completo de un martillazo dado a un ángulo, haciendo que la punta penetre en la veta contraria sin aumentar el doblez. Cuando la naturaleza del trabajo requiere que el clavo se introduzca directamente a través de un nudo, siempre perfore antes un agujero piloto de un diámetro ligeramente más pequeño que el del clavo. En trabajos delicados con madera dura, los ebanistas tienen por norma perforar agujeros piloto antes de introducir o embutir los clavillos.

Al extraer un clavo cuya cabeza sobresale de la superficie de la labor lo suficiente para permitir introducir la uña bajo ella, proceda por etapas, pues una presión excesiva puede romper la cabeza del clavo. Levante ligeramente el clavo, luego libere las uñas y muerda de nuevo. Al extraer un clavo, el tirón inicial debe detenerse un poco antes de que el cotillo toque la superficie de la madera, pues la acción de palanca disminuye considerablemente cuando el cotillo se convierte en fulcro. Levante el martillo y coloque un bloque o calzo antes de aplicar presión en la segunda etapa. Al usar un martillo para extraer un clavo, la presión debe ser siempre moderada a fin de evitar que el mango se rompa o que se afloje en el agujero u ojo. En aquellos casos en que se dispone de una sola mano libre, se puede hincar el clavo fácilmente agarrandolo conjuntamente con el martillo. La cabeza del clavo se apoya contra el costado del martillo, en el punto central, y luego se hinca el clavo forzándolo o golpeándolo levemente de manera que quede en posición erecta.
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Cuidado del martillo: Para su propia seguridad, así como la de los que lo rodean, nunca use un martillo con la cabeza floja. Póngale nuevas cuñas o instálele un mango nuevo. Cuando la herramienta no está en uso, mantenga la cabeza aceitada para impedir que se oxide. Quítele el aceite antes de usarla.
Conozca su MARTILLO Martillo para tachuelas: Al clavar tachuelas use un martillo regular de cinco onzas para tachuelas, uno de talabartero de 7 onzas, o uno de cartelero de 8 onzas. Los martillos que tienen un cotillo imantado para sujetar la tachuela mientras la hincan, son preferidos por todos los que los usan. El cotillo imantado se usa únicamente para hincar la tachuela.

Hachuelas: Las hachuelas ordinarias que usan los instaladores de tablillas y de techos tienen una cabeza con un cotillo cuya boca está cuadriculada con estrías a fin de poder introducir clavillos. La angosta hoja de las hachuelas se usa para recortar tablillas y tejamaniles de madera. En la página 130 se muestran los diferentes tipos de hachuelas.

Mazos y martillos de boca blanda: Los mazos de madera se usan generalmente al golpear formones para madera. Los martillos de boca blanda hechos de diversos materiales, como cuero, caucho y plástico, se emplean para golpear superficies de metal acabadas o pulidas, sin rayar o abollar la pieza. Algunos tipos de martillos blandos tienen puntas intercambiables hechas de diferentes materiales.
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Martillos de mecánico: En este artículo se muestran tres tipos de martillos de mecánico, y varios tipos de martillos más pesados que se adaptan para plegar o remachar láminas de metal, para introducir cortafríos y para otros trabajos similares. Observe que los martillos de remachar que se muestran en el detalle superior izquierdo comprenden tanto cotillos esféricos (de bola) como cotillos de forma de cuña (transversal o recto), lo cual les permite martillar remaches y superficies de metal. En el detalle del centro, desde A hasta D inclusive, se muestran distintos tipos de martillos especiales, incluyendo martillos de ingenieros y mandarrias pequeñas.

Reemplazando los mangos de los martillos: Los detalles en la parte inferior izquierda, de A a D inclusive, muestran los cuatro pasos para reemplazar el mango de un martillo. Estos pasos se aplican a cualquier martillo, con sólo ligeras variaciones. Nunca queme el mango viejo para extraerlo del ojo, ya que el calor del fuego puede destemplar la cabeza.

Fuente: Revista Mecánica Popular - Volumen 12 - Abril 1953 - Número 4



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Idea original de Mi Mecánica Popular por: Ricardo Cabrera Oettinghaus