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La Casa del Año 2004
Descenderá al techo en helicóptero, que guardará en un hangar privado, y vivirá bajo tierra, según Laszlo
LA CASA DEL AÑO 2004
Por Carson Kerr
IMAGINESE QUE ES un domingo pletórico de sol del año 2004, y usted se dirige a casa de los Smith que viven en Atomville, una de las novísimas ciudades de los Estados Unidos. Hace el viaje en avión supersónico que después de un tiempo increíblemente corto de haber despegado comienza a descender hacia el punto de destino. Esta ciudad del siglo XXI está trazada siguiendo rigurosamente las líneas de un diseño radial: Las calles forman círculos concéntricos a partir del centro y todas las casas se parecen entre sí. Vistas desde el aire, las áreas residenciales tienen la apariencia de enormes parques urbanos de trazo elaborado, cruzados por carreteras divergentes que semejan los radios de una enorme rueda.
Poco después de aterrizar la aeronave, transborda usted aun ómnibus-helicóptero que estaba esperando para conducir rápidamente a los pasajeros del avión hasta el centro de la ciudad. En el trayecto nota usted que el tránsito aéreo es mucho más intenso que en la calle sobre la cual pasa. Una vez en el centro, toma usted un automóvil de alquiler hasta la casa de los Smith.
Al tocar el timbre de la puerta principal, oye el saludo entusiasta de bienvenida que le brindan desde el interior de la casa, donde lo han reconocido en la pantalla del televisor de servicio interno. Por supuesto, esto no le sorprende en lo más mínimo, ya que ese sistema de redes de circuitos para imagen y sonido era cosa común allá por el año de 1970.
Lo que lo deja con la boca abierta es el nuevo sistema de lavar platos que acaban de instalar. Como quiera que el artefacto es todavía una completa novedad, la Sra. Smith procede inmediatamente a demostrarle todo lo que puede hacer con sólo apretar un botón. Después de terminar de tomar el café que le invitan, la vajilla y los cubiertos se hallan sobre un mostrador junto a la mesa. En cuanto empieza a funcionar el sistema, la vajilla desaparece a través de una abertura que hay en la pared. Pocos minutos después, la Sra. Smith le sugiere pasar a la cocina para ver los mismos artículos que ahora se hallan limpios, secos, esterilizados y en perfecto orden en el armario respectivo. La Sra. Smith manifiesta que este armario, como todo lo demás en la cocina, es movible y puede elevarse o bajarse con sólo mover una palanca. El lavador de platos, tipo transportador, puede desplazarse rápidamente de un tomacorriente a otro y usarse para lavar, clasificar y guardar aun la porcelana más fina, sin riesgo alguno ya toda velocidad.
Después de hacer una sugerencia acerca de cierta innovación en la cocina, pregunta Ud. dónde está Bill.
"Está trabajando un día extra esta semana," contesta ella, "pero no es cosa que le signifique gran molestia. Desde que está usando el helicóptero para ir y venir de la oficina, ahorra más de ocho horas por semana. Dentro de 10 minutos estará aquí, de modo que salgamos a recibirlo."
En espera de que Bill aparezca de un momento a otro sobre la casa, asciende usted la rampa que conduce al techo. Al mirar a lo largo de la calle se sorprende de no ver ningún poste que afee o intercepte la vista, y de que las casas, a juzgar por su tamaño, todas son para una sola familia. La razón de esto es que el transporte aéreo está convirtiendo el edificio de apartamentos en algo arcaico, pues cada familia necesita ahora poseer un lugar para aterrizar.
Los jardines hermosos y hábilmente trazados que hay por todas partes despiertan su admiración. Le basta una sola mirada para convencerse que los Smith y sus vecinos han materializado a la perfección el lema con respecto a viviendas que se oía a mediados del siglo xx acerca del "riguroso aprovechamiento del terreno." Aunque las casas están ocultas bajo cubiertas de tierra, estas últimas se encuentran abiertas por los lados, y los edificios se hallan completamente rodeados de jardines y campos de césped en forma de bellas terrazas.
Docenas de helicópteros, convertiplanos y otras naves aéreas surcan el cielo en todas direcciones, mientras observa a un avión convertible que desciende sobre el techo de una casa de las cercanías. La Sra. Smith manifiesta que usan su auto principalmente para hacer visitas en la vecindad, pues rara vez lo manejan fuera de la ciudad.
En conformidad con el horario, Smith hace descender su helicóptero de seis asientos en el lugar respectivo; sale para darle la mano, y enseguida lo invita a subir con él al aparato. Con los dos en la cabina, el helicóptero desciende por la rampa hasta el hangar. Más tarde, mientras se halla usted conversando, sentado junto a la piscina de natación, Smith le relata que estuvo apunto de chocar con un convertible en su viaje de regreso, debido a que el piloto que iba delante de él se olvidó de hacer la señal respectiva cuando se disponía a descender.
"Fué una fortuna que nuestra nave tuviera un sistema de seguridad a radar," comentó él. ."Es probable que cualquier día de estos lo hagan obligatorio para todos."
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Pista para helicoptero
Se ve cómo la sección social está separada de los dormitorios. El techo se apoya en pilares de hormigón
El vistazo que hemos dado a algunos incidentes de la vida familiar del próximo siglo no es un sueño fantástico y carente de base. Se trata de la autorizada predicción del arquitecto y diseñador de interiores Paul Laszlo, de California, que marcha a la vanguardia en muchas de las tendencias modernas de construcción, y ha anunciado otras con gran exactitud. Este pronóstico es el resultado no sólo de los 30 años de creciente fama como arquitecto, constructor y decorador, sino también de los tres años de estudios y experimentación en los cuales se entrevistó con fabricantes, jefes de empresas de. transporte, expertos en comunicaciones, arquitectos y contratistas.
Para algunos, la invención de la bomba de hidrógeno es motivo de enorme ansiedad; para otros es promesa de una paz estable. La mirada de Laszlo es de mayor alcance. Ve el comienzo de una era de progreso nunca soñado, del cual surgirá toda una nueva forma de vida.
"Me imagino la apariencia que tendrán las casas en la edad atómica," dice él, "cuando el control del átomo por el hombre constituya un gran beneficio. Frente a las innovaciones que se lleven a cabo, la casa Dymaxion y la cúpula geodésica de Bucky Fuller serán absolutamente arcaicas. Cuando digo que la familia del futuro vivirá bajo tierra, se me conceptúa de inmediato como un pesimista, políticamente hablando. Por lo tanto, me apresuro a decir que espero que las cosas tomen el mejor cariz posible; pero considero que es mejor estar preparado para lo peor."
"La construcción subterránea no será únicamente una medida de protección. Comenzando conque el transporte aéreo será la forma que más se emplee, lo cual a su vez determinará la eliminación de obstáculos y la abundancia de espacios para aterrizar. El aumento de la población producirá un gran incremento en el valor de la tierra y, con el tiempo, se usará un lote de tres niveles, pues se vivirá bajo la superficie, se aterrizará encima, y se realizará la mayor parte de los viajes por el aire."
Las teorías de Laszlo no se deben tomar a la ligera, pues su experiencia y conocimientos lo facultan para predecir el curso que tomen estas cosas en el futuro. Nacido en Hungría, y miembro de una familia de fabricantes de muebles, Laszlo tuvo la oportunidad de comenzar a una edad temprana su carrera como decorador y diseñador. Abrió su primera oficina en Viena en 1923 y cuando poco después cambió su residencia a Berlín obtuvo rápidamente gran reputación como diseñador de edificios comerciales, residencias, interiores y productos industriales, durante los años anteriores al gobierno de Hitler, cuando Alemania era el centro mundial de la arquitectura moderna.
Después de emigrar en 1936 a los Estados Unidos, Laszlo continuó perfeccionando el tipo
de vivienda que había contribuido a originar. Combinaba belleza, comodidad y sentido práctico, usando materiales relativamente sencillos y baratos y tendiendo siempre a crear casas de un piso, de planta informal y con exteriores muy elaborados.
La mayoría de los arquitectos diseñan las casas como meros edificios: hacen los planos, dibujan los detalles, consiguen un contratista para que las haga y dejan los interiores a fin de que los dueños los arreglen a su gusto. Laszlo procede en forma diferente. El lo planea todo desde el terreno para la construcción hasta el alumbrado, amoblado, colores y accesorios. Vigila personalmente cada fase y aspecto del trabajo hasta darlo por terminado.
El predice que la sociedad intensamente organizada de estos vecindarios del futuro constituirá un escollo al individualismo en lo que se refiere al terreno, pero que las ventajas obtenidas compensarán dicha pérdida.
Predice que la casa del futuro tendrá un techo de acero y hormigón que será el "núcleo mecánico," pues contendrá una serie de tubos para proporcionar todos los servicios y facilidades necesarias. Este sistema contará, entre otras cosas, con teléfono, conexiones de agua y desagüe, más el suministro necesario de energía atómica, proveniente de una central, para calefacción, luz y fuerza.
La Casa del Año 2004
La casa del futuro de Laszlo lleva montantes alrededor. Las paredes laterales se disponen en ángulo y el interior está dividido en dos secciones: una que contiene la cocina y el espacio para comer, y la otra el dormitorio, los baños y los compartimentos para depositar y guardar cosas. Entre ambas, está la sección de recreo que se halla hacia un lado, cerca del patio principal. Si bien es cierto que se limitará el área máxima que puede tener un terreno, el arreglo del interior quedará al gusto del propietario, excepto diversas paredes y ciertos elementos para proporcionar algunos servicios que por razones de economía serán prefabricados. Los tabiques divisorios y el mobiliario serán de diseño individual. Será también cuestión de preferencia personal el uso y selección de paneles para el alumbrado y la calefacción.
El empleo de artefactos automáticos, más el establecimiento de sistemas adecuados para cuidar a los niños de la comunidad permitirán que el ama de casa del futuro cuente con mucho tiempo libre. Será más fácil efectuar las compras eligiendo lo que más le conviene a uno después de ver en televisión de tres dimensiones ya color surtidos completos de artículos diversos. Los envíos a domicilio se harán a través de un sistema urbano de tubos neumáticos. Todo lo que no puede remitirse o recogerse por este medio, tal como la ropa que hay que probársela, o alfombras o cortinas que deben medirse, se suministrará mediante pequeñas tiendas ambulantes.
A pesar del aumento de población, las playas estarán menos concurridas que hoy día. El cuarto de baño, tal como es hoy pasará a la historia y dicho aposento dejará de ser algo enclaustrado. Renacerá de acuerdo con los usos de la Roma clásica, y se convertirá en algo tan refinado y tradicional como es ahora en Finlandia y Japón. Los habitantes de los Estados Unidos en la edad atómica gozarán de las delicias de baños en lugares amplios y protegidos con vidrios que permitan el paso de los cálidos y reconfortantes rayos solares, contiguos a piscinas al aire libre.
La casa del futuro que Laszlo pronostica tendrá 170 M. cuadrados. Exceptuando ciertas cosas, tales como la energía atómica y las conexiones de tubos neumáticos, podría construirse hoy día por una tercera parte más de lo que cuesta una vivienda corriente. Dentro de 50 años costará mucho menos.
"No hay duda que la prefabricación gozará de amplia acogida," asevera él, "puesto que es la solución al problema del precio. Cuando los costos de construcción son altos y se intenta la fabricación de casas baratas se crean los arrabales del futuro. Hoy día las grandes obras de construcción de casas en serie marcan el comienzo de un movimiento hacia la uniformidad, lo cual significa un progreso constante en la prefabricación. La independencia que brindan mis diseños elimina una de las características censurables de las casas de construcción en serie. Con el tiempo, todos viviremos en ciudades completas prefabricadas."
Por supuesto, Laszlo prefiere no comprometerse al decir que él espera que su pronóstico sea una realidad dentro de medio siglo; pero hay síntomas que indican que así será. Los que lo juzguen demasiado fantástico, deben recordar que hace 50 años muchas cosas que hoy son corrientes podían sólo verse en revistas dedicadas a fantasías científicas. Sin lugar a dudas, el progreso científico durante la segunda mitad del siglo será mucho más intenso gracias a las investigaciones sobre el átomo.
Es muy posible que las predicciones de Paul Laszlo pequen de discretas y que sólo representen una pequeña parte de lo que habrá en el año 2004. Lo evidente es que la ciencia se encuentra en este preciso momento en el umbral de una nueva era.

Fuente: Revista Mecánica Popular - Volumen 15 - Diciembre 1954 - Número 6



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Idea original de Mi Mecánica Popular por: Ricardo Cabrera Oettinghaus