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Por Tomas E. Stimson, Jr.

Media docena de los mejores pilotos de autos de carrera de los Estados Unidos, estaban decididos a hacer un verdadero esfuerzo para poner a prueba a los nuevos corredores.

?Con que se cree lo suficientemente bueno para correr en Indianápolis? Bueno, vamos a verlo! El piloto que había solicitado permiso para correr en Indianápolis, recibió instrucciones de mantener una velocidad promedio de 188 kmts. (110 millas) por hora durante 10 vueltas a la pista. Esto equivale a una velocidad de unos 209 kmts. (130 millas) en camino recto, reduciendo sólo a 138-160 kmts. (900 ó 100) en las vueltas.

De repente, con el escape crepitando y rugiendo, uno de los veteranos para como bala al novato en un tramo recto de la pista. Otro aparece desde atrás, lo pasa por la izquierda y se le cierra sobre su curso. Serenamente, el nuevo corredor tuerce la rueda para evitar el choque.

En el tramo al frente de las tribunas dos coches estorban en medio de la pista, manteniéndose perezosamente a sólo 138 kmts. Dor calcula cuidadosamente las distancias, pasa a ambos coches y desacelera a tiempo para entrar en la curva siguiente sin derrapar.

Vuelta tras vuelta los demás corredores le dan muestras, deliberadamente, de lo que es el tránsito a elevada velocidad en la carrera de 804.5 kmts. (500 millas) que se celebrará el 30 de mayo, durante las fiestas conmemorativas de los héroes muertos en las dos guerras mundiales. Mientras tanto, un comité de observadores estacionados en las curvas y en otros puntos ventajosos vigilan todos y cada uno de sus movimientos. ?Corría sin mantener las precauciones del reglamento? ?Tomaba las curvas demasiado rápidas? ?Mantenía el promedio señalado a 177 kmts. (110 millas)? ?Lo aturdía el tráfico? Vamos a llamarlo a terminar las 10 vueltas para ver si está fatigado o nervioso.

Si el corredor pasa airoso todas estas pruebas, se le permite competir por un lugar en la línea de partida de la carrera de 500 millas que tendrá lugar el 30 de mayo. Siempre hay alguna probabilidad de que uno de estos novatos gane la carrera misma; lo cual no ha acontecido en los últimos años, a pesar de que Jimmy Jackson estuvo a punto de ganar la carrera el año pasado, primera vez que corría en la pista oficial. Jackson ya había tomado parte como mecánico en las carreras de Indianápolis y más recientemente había estado manejando coches enanos de carrera. Durante la última primavera compró un coche de carreras de propulsión delantera con cuatro cilindros de 258 pulgadas cúbicas de desplazamiento, registró el coche para la carrera de Indianápolis y solicitó la prueba de manejo. Pasó la prueba, su auto calificó y tomó parte en la gran carrera. Yendo a la cabeza en la marca de 434 kmts. (270 millas), se metió a las fosas en busca de combustible y llantas y volvió a aparecer un minuto más tarde tratando de ganar la delantera. A los 482.7 kmts. (300 millas) un perno de importancia vital retrozó dentro de un carburador. Esto redujo si velocidad y terminó la carrera en segundo lugar. Aún así ganó 13,500 dólares, correspondientes a premios de lugar y vueltas, miles más de lo que pagó por el automóvil. En su primera aparición como corredor en la pista, Jackson hizo mejor papel que muchos veteranos en toda su carrera.

Sin importar que tan bueno sea su récord anterior, a cada nuevo corredor se le pide que pase pruebas estrictas de manejo, antes de que se inscriba para su primera carrera en la pista de Indianápolis. El objeto de todo esto, dice L. W. “Ike” Welch, observador en jefe, es dar el permiso sólo a aquellos conductores que están en buenas condiciones físicas y que pueden demostrar que poseen hábitos seguros de manejo. Aquellos que conducen peligrosamente o que no demuestran tener las energías necesarias para las 200 vueltas alrededor de la pista de 4 kmts. (dos millas y media), son rechazados.

Más de la midas de los solicitantes, por lo genera, fracasan. Hasta los veteranos de pista de tierra y carreras de automóviles enanos, en ocasiones, demuestras lentitud en pruebas a grandes velocidades. Les acontece que en lugar de encontrar su sitio en la pista y regular su velocidad de acuerdo, enfrenan en las curvas y salen zigzagueando de ellas.

Algunos conductores no llegan a terminas las pruebas debido a que sus automóviles no logran desarrollar las altas velocidades que las mismas exigen. El año pasado fueron 28 los conductores novatos que iniciaron sus pruebas, pero de ellos solamente 13 recibieron autorización para correr en la pista. Las pruebas se llevan a cabo en el mes de mayo, durante las cuatro semanas que preceden al Día de los Héroes.

“Después de que un corredor novato hace los arreglos necesarios con el propietario de un automóvil”. Dice Ike Welch, presenta su solicitud a Jack Mehan, el sobrecargo en jefe, o al vigilante principal, a fin de que se le permitan efectuar pruebas. Si se trata de un corredor registrado en la A A A (Asociación Automovilística Americana) se le hacen las pruebas reglamentarias, pero si carece de licencia para correr, deberá sujetarse a una prueba preliminar que determine su habilidad. Una vez que logra pasar esta prueba experimentar, ya se le permite afrontar las pruebas reglamentarias.

En su prueba preliminar se le dan instrucciones para que dé 10 vueltas a una velocidad media que no exceda de 159 kmts. (95 millas) por hora. Una comisión de propietarios de automóviles de carreras y otras personas experimentadas en la materia, se colocan alrededor de la pista. Con ellos van también algunos observadores especiales quienes están telefónicamente en contacto con el vigilante principal. Todos estos individuos informan cuando el automóvil rebasa la línea blanca dentro de las curvas, cuando demuestra poco control, o cualquier otra circunstancia que indique que se trata de un conductor inseguro. Generalmente el conductor del vehículo no se da cuenta que está sujeto a vigilancia y nunca sabe quienes fueron las personas designadas para este fin. AL final de las 10 vueltas, la comisión encargada rinde su informe y si es favorable se le permite al novato someterse a la serie de pruebas reglamentarias.

La primera prueba consiste en 10 vueltas a 136.7 kmts. (85 millas) por hora. Esta velocidad moderada es aproximadamente la misma que llevan los conductores cuando se les presenta la banderola amarilla de precaución durante una carrera. Premeditadamente se acostumbra el corredor, durante las pruebas, a guiar su vehículo a bajas velocidades. La mayoría de los corredores, por supuesto, van pendientes de su tacómetro y regulan su velocidad de acuerdo. Durante las pruebas, un hombre situado en los fosos, sostiene un pizarrón que indica al corredor el tiempo que va haciendo a fin de que pueda modificar su velocidad y se mantenga dentro de la velocidad media correcta.

La siguiente prueba, si el conductor demuestra buen control a 136.7 kmts. (85 millas), son diez vueltas a 159 kmts. (95 millas). Inmediatamente después se corren diez vueltas a 105 millas, y se aumentan a otras diez vueltas a 177 kmts. (110 millas) por hora. La prueba final son diez vueltas a una velocidad media de 185 kmts. (115 millas) por hora.

Otros conductores recorren la pista al tiempo que el novato alcanza sus mayores velocidades; el objeto es darle al nuevo conductor una impresión de lo que es el tránsito en la pista.

Estas maniobras se hacen prudentemente y sin ningún viraje que pueda ocasionar accidentes y su sólo objeto familiarizar al novato con lo que le espera cuanto en la pista corran 32 automóviles durante la gran carrera.

Los novatos se llevan una gran sorpresa por la forma en que sus automóviles reaccionan a 136.7 kms. (85 millas) por hora y a 185 kmts. (115 millas) por hora. A 136.7 (85 millas) casi todos los autos parecen guiarse solos en la pista y aparentemente toman las curvas sin gran ayuda. A 185 kmts. (115 millas) en auto casi vuela y es necesaria gran experiencia y decisión certera para manejarlo. El momento exacto en que debe soltarse el acelerador cuando se inicia una curva y el punto de la misma en que, sin peligro, puede volver a alimentarse el motor, es algo que debe aprenderse a ejecutar automáticamente.

Los conductores experimentados aconsejan a los principiantes cuanto pueden: sin embargo, algunos novatos que se muestran muy capaces en las velocidades bajas, parecen perder el control cuanto la velocidad pasa de 160 kms. (100 millas) por hora. En caso de duda el sobrecargo en jefe o el observador principal, dan a los principiantes la oportunidad de ejecutar algunas vueltas extras para que se familiaricen.

Hay conductores, que no obstante haber ascendido en categoría, jamás logran adquirir el sentido cabal de la velocidad. Son erráticos; dan una vuelta demasiado rápida y la siguiente con apreciable lentitud. En la gran carrera ganarían delantera en una vuelta para quedar a la zaga en la siguiente, sin obtener una ventaja decisiva, pero aumentando, eso sí, los peligros. A esta clase de corredores se les elimina a menos que den una explicación satisfactoria de su conducta.


Otros se engañan con los largos tramos rectos y las curvas pronunciadas. Acostumbrados a pistas más cortas y más circulares, son incapaces de resistir la tensión nerviosa que significa el llevar el acelerador bien abierto durante los tramos largos, que a alta velocidad obligan a rectificaciones continuas, si se quiere evitar que el automóvil derrape por un buen trecho.

Todavía existe otro tipo de corredor novato. Los incapaces de soportar la tensión de la velocidad, se agotan y se ponen nerviosos a media prueba. Estos corredores constituirían un peligro más si se les permitiera tomar parte en la gran carrera. Algunos novatos son simplemente “locos del volante” que recorren las pista sin ton ni son y sin preocuparse por los otros vehículos. Se les elimina definitivamente para evitar que se estrellen o sean causantes de algún accidente múltiple.

Merced a tan cuidadosa eliminación, los 33 conductores que se alinean para dar principio a la gran carrera, representar la flor y nata de los corredores americanos. La mayor parte de éstos son hombres entre los veinte y treinta años de edad. Un puñado, veteranos muy avezados, que han tomado parte en muchísimos eventos, andas frisando en los cincuenta. Algunos de los novatos que pasarán con éxito sus ensayos este año son jóvenes que apenas habrán cumplido veinte años. Así vemos que la edad no quiere decir nada en las carrera. Si el automóvil resiste en rudo martilleo y si el conductor resiste, también, el castigo que representan vuelta tras vuelta de ruido, de decisiones instantáneas y de tensión nerviosa, puede ser que encuentren en la meta el codiciado premio.

Fuente: Revista Mecánica Popular - Volumen 1 - Mayo de 1947 - Número 1


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Idea original de Mi Mecánica Popular por: Ricardo Cabrera Oettinghaus