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Estás leyendo parte de la revista de Febrero de 1967
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Potente, Deportivo, de Fácil Conducción |
Dan Gurney Prueba EL NUEVO
CAMARO DE LA CHEVROLET |
CUANDO BOB CROSSLEY, de Mecánica Popular, me llamó por teléfono
pidiéndome que probara el nuevo auto de "tipo personal"
de la Chevrolet, recuerdo haber quedado muy complacido con la solicitud
que me hacía. Casi lo único que manejo estos días son
autos de carrera, por lo que me pareció que sería divertido
hacer correr un auto de alto rendimiento por una pista cerrada, sin ningún
otro vehículo a la vista. Pero también recuerdo haber colgado
el teléfono para preguntarme por qué demonios había
aceptado la proposición de Crossley.
A la larga resultó ser una experiencia de lo más agradable
e interesante para mí. Terminé detrás del manubrio
de un atractivo y excelente vehículo que me dejó convencido
de que el Mustang ya tenía un fuerte competidor.
Pero cuando Crossley me llamó, no sabía nada acerca del coche-qué
apariencia tenía, qué motor llevaba, cómo eran su suspensión,
sus frenos, su dirección. Ni siquiera conocía su nombre. Por
lo general soy muy cauteloso cuando tengo que manejar un coche desconocido
por primera vez. Pero me sentí totalmente familiarizado con el vehículo
apenas me metí en él. Conozco bien a la Compañía
Chevrolet para saber que cualquier producto suyo sería de alta calidad.
Y cuando por primera vez vi y manejé el auto (que para entonces había
sido bautizado con el nombre de Camaro) en el Campo de Pruebas de la General
Motors en Milford, Michigan, pude confirmar lo que pensaba.
Había dos modelos para que los probara-un cupé deportivo azul
y un convertible SS de color crema. Encontré que los dos autos tenían
una apariencia muy atractiva. Sus líneas básicas, sin embargo,
me recordaban más al Falcon de este año que al Mustang-el
modelo con el cual habrá de compararse el Camaro inevitablemente.
De todos modos, me gustó la apariencia deportiva y ágil del
Camaro y recuerdo haber pensado que la Chevrolet tendría que esforzarse
para satisfacer todos los pedidos de este coche que sin duda recibiría
al aparecer ante el público.
Bob Clift, ingeniero de desarrollo de vehículos de la Chevrolet,
se hallaba presente para las pruebas y me dijo que el cupé tenía
un motor de 257 caballos de fuerza con un desplazamiento de 5,359 l, así
como una transmisión automática Powerglide. También
me dijo que el convertible SS tenía un motor de 295 caballos de fuerza;
y un desplazamiento de 5,735 l y una transmisión manual de cuatro
velocidades. El SS tenía frenos de discos en las ruedas delanteras,
mientras que el cupé llevaba frenos de tipo de tambor en todas las
ruedas. Había neumáticos ovalados anchos Firestone D60/14
y una suspensión especial en el convertible, pero en el cupé
se usaban neumáticos de norma de 7,35/14, aunque la misma suspensión
especial. Los dos modelos llevaban dirección motriz.
Decidí efectuar dos pruebas con cada coche-la primera dándole
la vuelta a la pista a velocidades normales de carretera, y la segunda desarrollando
su velocidad máxima.
Para estas pruebas la Chevrolet preparó una pista que incluía
una serie de curvas pronunciadas hacia la izquierda y la derecha, conocidas
como "Las Siete Hermanas", una curva larga y amplia hacia la derecha
y un tramo recto bastante grande. Bob Clift montó conmigo en el SS
durante las dos primeras vueltas y decidimos que había que aumentar
la presión de los neumáticos antes de someter el auto a cualquier
prueba difícil. Añadí 10 libras de presión todos
los neumáticos y verifiqué que esto mejoraba grandemente el
manejo del SS. |
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Enderezar el auto al salir de una curva cerrada fue cosa
fácil. Me impresionaron las características generales de SS.
Parece como si perdonara los errores cometidos por el conductor |
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Gradualmente fui aumentando de velocidad para tomar las curvas con la
mayor rapidez posible, y descubrí que el Camaro era un auto verdaderamente
dócil. No da la menor dificultad, aun al aproximarse uno a su límite-o
sea el límite de velocidad por las curvas. Claro que no es un auto
de carrera; sin embargo, reacciona instantáneamente a los controles
a cualquier velocidad. Y esto, en mi opinión, es lo que distingue
aun coche de buen manejo, a uno que tiende a "perdonar" los errores
del conductor, que no le opone ninguna dificultad y que todavía se
comporta con docilidad al desarrollar sus velocidades máximas.
Saliendo de las curvas para entrar en el tramo recto, pisé el acelerador
totalmente y sentí que la cabeza se me echaba para atrás.
Casi al fin de ese tramo recto, le eché un rápido vistazo
al velocímetro, el cual estaba marcando una velocidad de 193 kph.
Pude alcanzar esa velocidad sin ningún contratiempo. Apliqué
los frenos para volver a entrar en las curvas y el coche deceleró
con suavidad y en línea recta. Sólo después de dar
unas cuantas vueltas a alta velocidad fue que noté cierto debilitamiento
de los frenos.
Al correr por las curvas de nuevo, noté que el extremo trasero saltaba
un poco. Pero esperaba esto, ya que estaba sometiendo el vehículo
a un verdadero castigo.
Luego efectué unas cuantas pruebas de aceleración en el tramo
recto, obteniendo los siguientes resultados:
0- 96,5 kph 7,3 segundos
0-160,9 kph 17,9 segundos
Velocidad máxima 189,9 kph
Después conduje el cupé 327 y, en realidad, lo preferí
a la versión de 5,735 l. Verifiqué que sacrificaba pocas de
sus características deportivas para obtener un rendimiento máximo.
De comprar yo un 327, sin embargo, creo que especificaría la suspensión
especial y los neumáticos ovalados de medida ancha. Y sin lugar a
dudas preferiría la transmisión automática. En cuanto
a nuestra prueba, el coche reúne las características que me
imagino yo que desea el público en general. Es un coche que satisfaría
a los que quieren un vehículo deportivo y que, sin embargo, complacería
también a sus mujeres.
En el interior los dos vehículos son similares. Como sucede con todos
los Chevrolet, el Camaro parece contar con todos los toques necesarios.
La amplitud horizontal en el asiento delantero es adecuada (y eso que mido
1,90 metros de altura), pero no sucede lo mismo en el asiento trasero. La
amplitud vertical en el cupé es adecuada también.
En breve, el Camaro ofrece las mismas características que han contribuido
a que el Mustang sea todo un éxito-tamaño y peso adecuados,
más agilidad. y con esta agilidad, creo yo, dispone uno tanto de
mayor seguridad como de un rendimiento mejor. Finalmente, como sucede con
su competidor principal también, el Camaro le proporciona un poco
de diversión al manejo de un auto de pasajeros. |
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El cupé deportivo dio pruebas de ser un vehículo
ágil y adecuado para emplearse como un auto común y corriente.
Si yo comprara uno, sin embargo, seguramente pediría la suspensión
especial para él |
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Durante las pruebas de aceleración a que sometí
el SS, dio buenos resultados en todas las velocidades. Alcancé una
velocidad de 189,9 kph casi al finalizar el recorrido que hice por un tramo
recto |
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Fuente: Revista Mecánica Popular - Volumen 40 - Febrero
1967 - Número 2 |
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