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Noticias de Europa Enero 1958 por Art RailtonA LOS NORTEAMERICANOS tal vez no les guste, y puede que a los europeos tampoco, pero lo cierto es que los coches de estos últimos cada día que pasa se americanizan más. De tal cosa, quedé plenamente convencido al asistir recientemente a las dos grandes exposiciones internacionales de automóviles, una celebrada en Francfort, Alemania, y la otra en París, Francia.

El tiempo que esta moda dure puede que dependa de la prosperidad europea. El automóvil, al igual que sucedió con el traje masculino, se está univerzalizando. He aquí prueba de ello:

- El nuevo Vauxhall Cresta tiene el mismo techo acanalado y la ventanilla trasera de tres piezas que el Buick y el Oldsmobile de 1957.

- El Simca Vedette presenta aletas de cola, parabrisas envolvente y pronunciados guardafangos traseros.

- En sus defensas, el DKW 600 tiene diminutos salientes con insertos de caucho similares a los del Cadillac. y sus faros delanteros llevan cubiertas sesgadas.

- El Ford alemán ha aumentado de tamaño, es más potente y se encuentra dotado de transmisión automática.

-Goggomobil ofrece un nuevo modelo, de mayor tamaño, con parabrisas panorámico de estilo americano.

- Isetta ofrece ahora un asiento trasero, y un motor mayor y más potente.

- El cupé deportivo Auto Union 1000, con sus aletas de cola inclinadas, se asemeja bastante aun Thunderbird.

- Hasta el Prince, de fabricación japonesa, parece un cruce entre un Ford y un modelo de la General Motors.

Pero, como en todo, hay excepciones. El grupo de "rebeldes" incluye al Volkswagen (¡y el día que el VW adope las aletas de cola arderá Troya!), el Fiat y el Renault (aun cuando este último ofrece, a opción del comprador, un motor Gordini para los automovilistas amantes de la velocidad).

Los colores son más llamativos. Las grandes concurrencias en Francfort no se cansaban de contemplar un Borgward púrpura, con interior de cuero amarillo. El Tatra V8, fabricado en Checoeslovaquia, era también de color púrpura con interior verde chillón.

¿Farina con la GM?

Mientras tanto, los norteamericanos todavía siguen ciertos dictados de los europeos. En París, un modelo techoduro de dos puertas, diseñado por Pinin Farina y montado en el chasis de un Buick del '57, llamó poderosamente la atención. Al abrirse una puerta, el techo se levanta para facilitar la entrada o salida de los ocupantes. Una vez que la puerta se cierra, el techo desciende.

La carrocería de este Buick, de líneas sencillas y desprovista de guarniciones y adornos cromados, no se asemeja en nada a las que estamos acostumbrados a ver. Buick, y la GM, tal vez se estén italianizando. De suceder esto, las líneas repletas de adornos y guarniciones, que durante tanto tiempo han sido un distintivo del Buick, tendrán que desaparecer. Algo que Farina no acepta de ningún modo es eso; ésta fué una de las razones de su divorcio de la American Motors. Para este famoso diseñador, el estilo de uD coche es cosa seria. Si a una fábrica no le gusta lo que él diseña, peor para todos; o aquélla lo aprueba o lo rechaza, pero nada de experimentos ni componendas.

Hasta el momento de escribir estas líneas no se sabe oficialmente si Farina habrá de colaborar con la General Motors; pero pudiera ser. Buick le proporcionó el chasis, pero no le encargó el diseño de la carrocería. Sin embargo, Harlow H. Curtice, presidente de la GM, se retrató, muy sonriente por cierto, al volante del coche. Esto puede que haya sido una mera coincidencia, pero tales "acontecimientos imprevistos" la mayoría de las veces han sido planeados de antemano en este negocio de miles de millones de dólares.

Las Exposiciones Europeas

Las exposiciones europeas son gigantescas. En Francfort, los vehículos llenaban más de una docena de edificios con una extensión total de siete hectáreas. Algunas fábricas, como Mercedes-Benz, Volkswagen y Ford, ocupaban edificios completos. Estas compañías cambian por completo el decorado interior y exterior de los pabellones, ya veces hasta reedifican las fachadas.

En un solo día, en Francfort, más de 200,000 personas pagaron su entrada para ver el espectáculo. Eso sí, nada de bailarinas ni números de variedades; únicamente automóviles de 34 compañías diferentes.

La exposición de París se celebra en el Grand Palais: un descomunal centro de exhibición. La presentación de camiones y motocicletas se lleva a cabo en otra parte. La concurrencia de uno de los domingos fué de tal magnitud, que resultaba imposible acercarse lo suficiente para ver muchos de los coches expuestos. En sus once días de duración, más de un millón de personas asistieron a esta feria.

A diferencia de la práctica establecida en las exhibiciones norteamericanas, en Europa ninguna compañía emplea modelos femeninos para aumentar el atractivo de sus coches. Sólo en Francfort vimos dos bellas jóvenes que una compañía de neumáticos había empleado para que repartieran el material publicitario.

El Automóvil en Europa

Al parecer, el automóvil todavía es motivo de gran entretenimiento para el europeo. Tomemos el Citroen, por ejemplo. El 2CV apareció en 1946, y es la cosa más fea que el ser humano haya puesto sobre ruedas. Sin embargo, en la exposición de París, atrajo a millares de personas que lo observaron atentamente, se subieron a él, y examinaron con todo detenimiento su motor. No es posible atravesar una calle de París sin correr el riesgo de que nos acaricie un 2CV, tal es la cantidad de ellos que existe; pues bien, a pesar de su abundancia, causó verdadero furor en la exposición. Si se presentase en la exposición de Chicago de este año un Chevrolet del '46, ¿cuántas personas se fijarían en él ?

El europeo se muestra más interesado en el funcionamiento de un automóvil que el norteamericano común y corriente. Tal vez esto se deba a que sus coches son sencillos y más fáciles de entender. Tanto hombres como mujeres, estudian cuidadosamente los mecanismos seccionados de motores y transmisiones.

La estrella de Francfort fué el diminuto DKW 600. Todavía no está en producción y se exhibió para aquilatar la reacción del público. Y a la verdad que ésta no pudo ser más favorable. Cientos y cientos de personas se detenían maravilladas ante la plataforma mecánica donde giraba el pequeño modelo de líneas similares a las del coche americano.

En París, el nuevo Vespa 400 tuvo un éxito parecido. Nada de trucos de estilo ni adornos superfluos; sólo un pequeño y elemental automóvil. La concurrencia alcanzó tales proporciones el domingo, que resultaba imposible acercarse a 15 metros de él. Ningún automóvil, a menos que sea uno equipado con motor atómico, sería capaz de llamar tanto la atención en una exhibición norteamericana.

Europa se halla en una etapa de transición. Aquéllos que hasta ahora poseían motonetas han dado el salto al coche pequeño. En Francfort, un edificio completo estaba abarrotado de diminutos autos cuyo desplazamiento máximo era de 600 centímetros cúbicos (esta cifra representa aproximadamente una décima parte del tamaño del motor Ford V8 de 1958). Dicho local estaba lleno de gente a todas horas.

Los Coches Americanos

En la mayoría de los casos, el público contemplaba los coches americanos con bastante indiferencia. y talmente parecía que lo hacía más por pasar el rato que por verdadero interés. En los locales de exhibición de las fábricas americanas sólo aparecían los automóviles, sin ningún otro medio de propaganda y, para eso, dichos coches estaban cerrados con llave. En cambio, la mayoría de los modelos europeos se encontraban abiertos y el público podía subirse a ellos y mover a su antojo el manubrio de la dirección. Los coches americanos, además, tenían letreros donde se leía "favor de no tocar." También son "intocables" fuera de la exposición: muy pocos europeos están en posición de comprarlos, y aquéllos que pueden, no tardan mucho tiempo en convencerse de que, por su tamaño, el auto americano resulta muy inconveniente en la mayoría de las calles de sus ciudades.

De los coches americanos fabricados en serie, ninguno llamó tanto la atención como el Edsel; tal vez porque era el más nuevo de todos. (Un viejo coche futurista Oldsmobile Rocket fué, entre los modelos de EE. UU., la principal atracción en Paris; pero como todos sabemos, éste no es un auto fabricado en serie). Durante la exposición de París se vendieron cinco Edsels; dos en dólares, y tres en marcos D.

A pesar de todas estas críticas, no cabe duda alguna que el auto europeo se está americanizando. Las transmisiones automáticas se usan cada vez más y, como resultado de ello, los motores tienen que ser mayores. Estos aumentos deben siempre estar de acuerdo con la economía europea, pero no por eso podemos dejar de mencionar lo que nos dijo un fabricante alemán: "Los próximos cinco años pertenecen a los diseñadores americanos. Hasta los conservadores, como Mercedes-Benz y BMW, tendrán que aceptarlo. El estilo americano es del agrado del público."

Tal vez lo anterior resulte cierto, pero ahora se nos ocurre preguntar: ¿y qué significación pudiera tener esto en el mercado de coches extranjeros, en los Estados Unidos, donde la mayoría de las ventas constituye una reprobación del diseño americano?
 
CHRYSLER 1958
 
CHRYSLER 1958

Fuente: Revista Mecánica Popular - Volumen 22 - Enero 1958 - Número 1



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Idea original de Mi Mecánica Popular por: Ricardo Cabrera Oettinghaus