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Aditivo que Proporciona Olor Fragante al Escape de los Omnibus |
Refrigeración para los Conductores de Autos de Carreras |
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Cierta compañía de ómnibus
de Long Island va a iniciar algo verdaderamente singular. Declara dicha
compañía que añadirá un aditivo especial al
combustible Diesel de sus vehículos para que los gases que salen
por los tubos de escape tengan un olor "fragante y agradable",
lo cual al menos hará más llevadero el problema que supone
la contaminación del aire por dichos gases.
Un esfuerzo menos romántico para reducir a un mínimo el problema
de la contaminación del aire lo constituye una nueva válvula
que, según se dice, se instalará en todos los Ford de 1965.
Substituirá a la válvula de ventilación del cárter
que se emplea ahora en la mayoría de los autos norteamericanos. A
pesar de que el sistema de ventilación efectiva y su válvula
ayudan a reducir las emisiones del cárter, esta última se
obstruye con facilidad y hay que prestarle servicio con frecuencia. En algunas
flotillas de taxis se comprueba esta válvula una vez por semana.
La idea de la Ford es la siguiente: Utilizar una válvula con un flujo
más suave para que haya menos depósitos, provista de un pasador
móvil que la ayude a desatascarse. Indudablemente es una buena idea.
Mientras tanto, en California, donde la contaminación del aire constituye
un grave problema, la Junta de Control ha dado su aprobación a cuatro
unidades producidas especialmente para controlar las emanaciones de los
tubos de escape. Se exigirá el empleo de una de las unidades aprobadas
(luego se exigirán más) en todos los nuevos automóviles
que se vendan a partir de los modelos de 1966; cosa que no halaga mucho
a los fabricantes de Detroit.
Las nuevas unidades de tipo de montaje son producidas por cuatro pares de
compañías: La American Machine & Foundry en combinación
con la Chromalloy Corporation; la Arvin Industries con la Universal Oil
Products; la W. R. Grace & Co. con la Norris Thermador Corporation;
y la Walker Manufacturing Company con la American Cyanamid.
La unidad de la AMF-chromalloy es un retardador de combustión
( una bujía mantiene encendida una llama para consumir los productos
derivados del escape) .Las otras atacan las emanaciones haciéndolas
pasar por un agente catalizador: una substancia química que oxida
los hidrocarburos crudos y también el monóxido de carbono.
En la mayoría de las unidades, se absorbe aire adicional para facilitar
la oxidación y usualmente hay una derivación que entra en
acción cuando la contaminación no es muy grave. En la unidad
de la AMF-Chromalloy la derivación también se abre si el calor
de la combustión se eleva excesivamente.
Los productores de los sistemas catalizadores no quieren decir cuáles
son los agentes que emplean. Las otras diferencias generalmente se limitan
a la disposición del tubo del escape.
Las autoridades calculan ahora que el escape de los vehículos contiene
aproximadamente 1400 partes de hidrocarburos por cada millón de partes
de gases, y 38,000 partes por cada millón de partes (3.8%) de monóxido
de carbono. En California, hay un límite de 275 ppm de hidrocarburos
y de 1.5% de monóxido de carbono-o menos. Algunos expertos creen
que este límite se debe reducir a aproximadamente 190 ppm de hidrocarburos
y 1% de monóxido de carbono. Más aún, creen que debe
haber un reglamento en relación con los óxidos de nitrógeno,
los cuales generalmente son responsables de las reacciones que transforman
los hidrocarburos en substancias que irritan los ojos y atacan los cultivos.
¿Pero cumplen los cuatro sistemas aprobados con ]as normas establecidas?
¿ y cuál es su costo? Un informe presentado a la Junta mencionada
contiene los siguientes datos:
AMF-Chromally: 221 ppm de hidrocarburos y 1.17% de monóxido, de carbono.
Se calcula que costará aproximadamente 16 dólares por año,
más afinaciones (en su mayoría ajustes de la marcha en vacío).
Arvin- UOP: 262 ppm de hidrocarburos y 69% de monóxido de carbono
para un sistema más básico y 1.86 ppm de hidrocarburos y 0.62%
de monóxido de carbono para un modelo modificado. Su costo será
de aproximadamente 26 a 40 dólares al año. Puede durar dos
años, antes de tener que cambiar el agente catalizador.
Grace-Norris: 272 ppm de hidrocarburos y 1,19% de monóxido de carbono.
Su costo será de aproximadamente 34 dólares al año.
Walker-Cyanamid: 225 ppm de hidrocarburos y 0,73% de monóxido de
carbono. Su costo será de unos 28 dólares al año, más
afinaciones para evitar la necesidad de usar una derivación.
La Chyrsler también está haciendo algo para
aliviar el problema de la contaminación del aire. Ha sometido sus
motores a pequeñas modificaciones que sin duda alguna serán
aprobadas. La prueba exclusiva a que Mecánica Popular sometió
el CAP durante el mes de febrero de este año indicó que reducía
el contenido de hidrocarburos a 282 ppm y el de monóxido de carbono
a 1.2%.
Los fabricantes de automóviles de Detroit no se
muestran contentos con los nuevos requisitos establecidos por el estado
de California. Ya habían prometido, en una declaración de
la Asociación de Fabricantes de Automóviles, que los modelos
de 1967, los cuales aparecerán en e] otoño de 1966, llevarán
sistemas para combatir la contaminación del aire que cumplirán
con las normas establecidas en California. Ahora parece que muchos de ellos
se negarán a instalar las unidades recientemente aprobadas en sus
modelos de 1966, año en que. se comenzará a exigir el empleo
de la primera de ellas en todos los autos que se vendan en California. ¿Qué
vendrá después? Si los fabricantes de las unidades aprobadas
no pueden estar seguros de 'un mercado para sus productos, ¿se molestarán
entonces en establecer los recursos necesarios de manufactura y distribución
para los mismos?
Y hablando de otra cosa, es posible que los conductores
de autos de carreras ya no tengan que exponerse al peligro de morir abrasados
por las llamas, gracias a una nueva idea lanzada por el conductor Paul Goldsmith
y la United Aircraft Corporation. Se trata de un "traje frío",
o sea un traje de malla cruzado por tubos de plástico que llevan
agua fría u otro refrigerante. Goldsmith dice que permitirá
a los conductores usar trajes de asbesto con toda comodidad, sin siquiera
sudar, a pesar de que las temperaturas en las cabinas de los autos de carreras
a veces llegan a más de 49° C. |
Fuente: Revista Mecánica Popular - Volumen 35 -
Diciembre 1964 - Número 6
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