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Estás leyendo parte de la revista de Diciembre de 1960
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Para 1961 habrá veintiocho nuevos autos en el mercado. |
La elección será todo un problema para los compradores. |
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A medida que se continúa anunciando
la salida de nuevos automóviles, se hace evidente que la industria
automotriz atraviesa por una etapa aún más variable -si eso
es posible- que en el curso del año correspondiente a los modelos
de 1960, que acaba de terminar.
Todos están produciendo coches compactos. El incierto negocio del
"auto económico" ha dado buenos resultados para los que
observaron las altas ventas del Rambler, durante el año
de 1958, en que hubo un descenso en la economía, y se dijeron: "Sigamos
ese camino". El primer imitador fué
Studebaker, con el Lark, cuyas ventas, por sí solas,
hicieron que la compañía volviera a obtener ganancias.
Vinieron, luego, las tres compañías grandes, con el Falcon,
el Corvair y el Valiant. Al presente, el resto se alista para 1961. En la
actualidad, tenemos 11 compactos diferentes, ya sea en el mercado o por
salir. Incluyen desde el pequeño y bizarro American
de la Rambler, hasta el sobrio y poderoso Buick
Special.
Lo que sorprende más aún es cuando se examina la lista y se
ve que hay 17 autos de los llamados "de tamaño standard",
que van desde el Ford, el Chevrolet y el Plymouth, hasta el Cadillac, el
Imperial y el Lincoln Continental, el nuevo y lujoso auto "compacto".
En otras palabras, son compactos del 35 al 40 por ciento de los autos hechos
en EE.UU. Dado un total de 28 autos (sin contar
el Corvette de dos pasajeros) los compradores se verán en apuros
para escoger. Algo más, hay tantos compactos dentro de una estrecha
categoría de precios, que el comprador descubrirá que tiene,
por lo menos, media docena cuya diferencia no pasa de 100 dólares.
El Lark, el Rambler, el Falcon,
el Valiant, el Lancer, el Corvair,
el Pontiac Tempest y el Comet estarán agrupados,
según se dice, en la categoría de 2000 a 2100 dólares.
Para el individuo que siempre adquiere un coche de
la General Motors, de la Ford o de la
Chrysler, la nueva situación crea un problema de
elección. Por ejemplo, ¿Se decidirá el partidario de
la Chrysler por un Valiant o un Lancer?
y el que ha comprado toda su vida Ford, ¿preferirá
un Comet o un Falcon? Lo mismo ocurrirá
al cliente de la GM pues tendrá que escoger entre
el Corvair y el Pontiac Tempest, con el
agravante de que existen también el compacto de la Buick
y el de la Oldsmobile, cuyos precios sólo son de
unos cuantos centenares más de dólares. Existen
también problemas similares para el comprador de automóviles
de tamaño grande, pues hay combinaciones análogas en lo que
se refiere al tamaño, al precio ya la ingeniería de vehículos,
como por ejemplo el Ford y el Mercury,
en dos de cuyas tres series las características coinciden. Lo mismo
ocurre con el Dodge Dart y el Plymouth,
que son idénticos en tamaños y en su ingeniería básica.
El mercado de automóviles de precio medio también presenta
dificultades. El Chrysler Newport, un nuevo vehículo
de precio medio, espera competir con los modelos por largo tiempo establecidos
del Pontiac y del Oldsmobile.
Debemos compadecer al concesionario que ya no puede saber
quién es su competidor o qué rumbo va a tomar el interés
del público. Y en las noches que pasa en vela, se hace preguntas
como éstas: "¿Repetirá el Lancer,
en el campo de los compactos, lo que el Dodge Dart realizó,
el año pasado, en la categoría de precio bajo'?" "¿Volverá
a gozar el Mercury de gran demanda en su condición
de 'auto de bajo precio', tal cómo ocurrió con el Dart?".
Existen planes bien meditados detrás de toda
esta aparente confusión. Lo que se propone Detroit es conquistar
ala nueva generación de compradores de autos (como también
a los viejos clientes que han cambiado sus gustos y preferencias) y atraerlos
mediante ofertas de compactos y autos de tamaño standard a precios
más halagadores que nunca.
Valiéndose de la táctica de reducir los autos grandes y agrandar
los pequeños, los un tanto atribulados productores de automóviles
tratan de conseguir la solidificación del mercado, en espera de que
estos grupos de compradores, con diversos gustos, deseos y necesidades,
se clasifiquen por sí solos y constituyan nuevamente un mercado definido.
Todo esto se basa, en gran parte, en conjeturas y
tanteos. El que cometa varios errores está en peligro de fracasar
definitivamente.
Así pues, todo depende de la actitud y decisiones de los clientes
cuando efectúen sus compras en lo futuro. |
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Fuente: Revista Mecánica Popular - Volumen 27 -
Diciembre 1960 - Número 6
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