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Estás leyendo parte de la revista de Septiembre de 1953
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GALVANIZANDO CON CINC objetos de aluminio, mediante un electrólito
especial de ácido fluobórico, se obtiene una superficie ideal
para aplicar, con excelentes resultados, capas adicionales de otros metales.
Los electrólitos que se emplean comúnmente para bañar
metales no pueden usarse directamente con aluminio, pues tratándose
de un metal que tiene un alto grado de actividad química, el baño
resulta desigual y, en ciertas partes, no se adhiere debidamente. En cambio,
si se comienza por galvanizar dicho metal con cinc, empleando soluciones
de ácido fluobórico, es posible aplicar un baño galvanoplástico
uniforme y durable con cualquier otro de los electrólitos de uso
ordinario. Las soluciones de ácido fluobórico para galvanización
electrolítica, cuyo empleo se describe en el artículo
anterior de esta serie, dan excelentes resultados cuando se trata de dar
un baño de cinc a objetos de aluminio, pues su empleo elimina los
riesgos que existen en otros métodos de galvanización que
utilizan electrólitos cianurados. Sin embargo, debe tenerse en cuenta
que los fluoboratos, al igual que muchas otras substancias químicas,
son tóxicas, y deben manipularse y usarse con el debido cuidado.
Lo mismo puede afirmarse con respecto aciertas substancias químicas
usadas en las fases que se llevan acabo antes de la galvanización. |
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El Bruñido del Aluminio
Debido a la película de óxido que se forma en cuanto se expone
el aluminio a la acción del aire, es de capital importancia la operación
inicial que se efectúa con este metal antes de someterlo al proceso
de galvanización. Dicha particularidad del aluminio exige que se
hagan de antemano las preparaciones necesarias para llevar a efecto las
operaciones preliminares, y de este modo, evitar toda demora innecesaria
antes de la galvanización. Ya se trate de aluminio en piezas fundidas
o en láminas, es necesario pulirlo y bruñirlo hasta que alcance
el grado de lisura que se desea que tenga la capa galvanizada, puesto que
ésta no puede ser más uniforme que la superficie sobre la
cual habrá de aplicarse. El Desgrase del Aluminio
En cuanto se termina de bruñir el metal, debe procederse a desgrasarlo
y limpiarlo. El desgrase se puede efectuar sumergiendo el trabajo en un
disolvente tal como tetracloruro de carbono, Fig. 13. Este disolvente debe
usarse siempre en un lugar amplio y ventilado, por el hecho que despide
vapores tóxicos que constituyen un serio peligro cuando se usan en
un lugar cerrado, tal como un cuarto o un sótano. Hay que asegurarse
que en esta operación queda eliminado. todo vestigio de grasa, o
los residuos que haya dejado el compuesto de pulir que se utilizó.
Los objetos fundidos algo complicados, como en el caso del trébode
que aparece en la ilustración, requieren especial cuidado, puesto
que es muy posible que el compuesto se adhiera a las partes irregulares
de la superficie, y permanezca ahí, aun después de la inmersión.
Lo mejor es, pues, restregar dichos puntos con un cepillo de cerdas suaves.
Solución Alcalina
En cuanto se terminen las operaciones de desgrase, se procede a efectuar
una limpieza concienzuda con una so1ución alcalina que se prepara
echando tres onzas de fosfato trisódico y tres onzas de metasilicato
de sodio en un galón de agua. Esta solución debe calentarse
a 77 grados C., y mantenerla a esa temperatura mientras se efectúa
la limpieza, Fig. 14. Es conveniente que el trabajo permanezca de 3 a 5
minutos en la solución, y luego enjuagarlo en agua corriente. Con
esta solución se extraen los últimos vestigios de grasa, corno
también del compuesto pulidor., o cualquier suciedad que hubiese.
Debe tomarse en cuenta que también las soluciones alcalinas corroen
ligeramente la superficie del metal. La mejor forma de comprobar si se ha
efectuado una limpieza completa es examinar la superficie después
de haber enjuagado el objeto en el agua. Si el metal no está completamente
limpio, la película de agua se fragmenta, y aparecen ciertas partes
secas, lo cual indica la presencia de grasa, de residuos del compuesto o
de cualquier otra substancia extraña. Si el metal se halla químicamente
puro, el agua debe formar una película continua, sin lagunas. Si
la película se fragmenta, es necesario volver a limpiar el trabajo,
comenzando por frotarlo con un cepillo dentro de una solución caliente,
en la cual se emplea un detergente con preferencia a un disolvente, y luego
repetir la limpieza con la solución alcalina. Solución
Acida
Después de la limpieza con la solución alcalina, viene la
inmersión en una solución ácida, Fig. 15, la cual se
prepara mezclando dos pintas de ácido nítrico y una de agua.
Si es un objeto de aluminio fundido, sería mejor emplear una solución
hecha de tres partes de ácido nítrico y una de ácido
fluorhídrico. Como este ácido ataca el vidrio, la solución
debe hacerse en un recipiente revestido de cera, o en uno de plástico.
Cualquiera que sea la solución que se emplee, la inmersión
debe efectuarse de 2 a 15 segundos. En cuanto se saca el objeto de la solución
hay que enjuagarlo en agua corriente. |
Solución
para Baño de Cinc
Después de sumergir el trabajo en la solución ácida,
con lo cual se consigue eliminar la película de óxido que
normalmente se forma en la superficie de aluminio, se procede a galvanizarlo
con cinc, con lo cual se evita que continúe la oxidación,
y sirve de base para. el encobrado u otro baño que se aplique después.
El electrólito para galvanizar con cinc se prepara como en las Figs.
16 y 17. La solución consiste en 48 onzas de ácido fluobórico,
20 onzas de carbonato de cinc, 2 onzas de cloruro de amonio y el agua requerida
para que haya un galón. Se disuelve el carbonato de cinc en el ácido
fluorhídrico, añadiendo el agua suficiente para disminuir
la formación de espuma resultante de la reacción que se produce.
Luego, se añade el cloruro de amonio, Fig. 17, y se echa la cantidad
de agua necesaria para completar un galón. Debe filtrarse esta solución.
En la Fig. 12 se muestra una disposición típica para galvanizar
objetos pequeños. Si no se cuenta con un recipiente adecuado para
utilizarse como cuba electrolítica, puede emplearse la caja de un
acumulador inservible, teniendo cuidado de limpiarla bien por dentro, antes
de usarla. El electrólito para galvanizar con cinc debe calentarse
en baño dé María a unos 60 grados C., como se muestra
en la Fig. 18. Se cuelgan hojas de cinc de las barras de soporte que constituyen
el ánodo, o sea el electrodo positivo, y se cuelga el trabajo con
un alambre de la barra de soporte central, conectada al borne negativo de
la batería. No se necesita un interruptor en el circuito, pues debe
haber corriente al poner el trabajo en el electrólito. Después
de dos minutos de galvanización con el reóstato regulado a
una tensión de 1/2 voltio, se saca el trabajo, se enjuaga bien en
agua corriente y se pasa de inmediato a la siguiente operación de
galvanización. Debe tenerse en cuenta que el trabajo no debe tocarse
ni secarse. Aunque pueden usarse electrólitos cianurados al aplicarse
cinc a objetos de aluminio, las soluciones de ácido fluobórico.
de las cuales se trata en la primera parte de esta serie, son excelentes
para encobrar y niquelar sobre zinc. Para obtener un acabado de níquel,
se podría proceder en la forma siguiente: después de un ligero
encobrado durante 5 minutos a 1 1/2 voltios, se encobra 30 minutos a 4 v
., y se niquela 45 minutos a 2 v ., usando un electr6lito de ácido
fluobórico. Enjuague el trabajo cuidadosamente después de
cada galvanización, con el determinado fin de impedir la contaminación
de las soluciones. Para darle un brillo intenso, la superficie de níquel
debe bruñirse con compuesto a base de cal, ya continuación
cromarse o laquearse. |
Fuente: Revista Mecánica Popular - Volumen 19 -
Septiembre 1956 - Número 3
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