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Donde el Esfuerzo de un Pescador Se Convierte en una Obra Maestra - Marzo 1957
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Al ingresar en un edificio de estuco
rosado que se halla en Ft. Lauderdale, Florida, se encuentra uno en un
mundo de fantasía que recuerda las escenas submarinas que nos
legara Julio Verne. De los muros pintados de color aguamarina irradia
luz. Se ven multitud de peces matizados de todos los colores del arco
iris. Suspendido en el aire se destaca en posición ondulante la
obscura figura de un resbaladizo pez martillo de dos metros y medio.
Una barracuda se abalanza con la boca abierta, mostrando sus dientes
agudos y brillantes. El cuerpo de un gran pargo colorado centellea
contra un fondo color verde mar, sobre el cual resaltan también
una escorpina de cuerpo espinado y abigarrados jaspes, un deslumbrante
pez ballesta y un monstruoso pez erizo. Los tentáculos de un
joven pulpo parecen húmedos, y aun se diría que se
mueven. Por todas partes se ven peces vela en actitud de saltar,
mientras los peces voladores se deslizan, rozando las paredes, con sus
grandes aletas extendidas. Son obra de un artífice de
excepcional habilidad que ha perpetuado a cada uno de estos pobladores
del mar en una postura de lo más natural y característica.
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Fuente: Revista Mecánica
Popular - Volumen 20 - Marzo 1957 - Número 3 |
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