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Estás leyendo parte de la revista de Febrero de 1960
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SE VAN A LANZAR muchos cohetes a la Luna. Nuestro satélite -el
cuerpo celeste que se halla más cerca de la Tierra- continúa
dando vueltas entorno nuestro, esperando, inmutable, que el hombre descubra
sus secretos. ¿Qué clase de lanzamiento debe hacerse para
lograrlo?
Habrá casos en que la cápsula que porte los instrumentos de
observación pasará a demasiada distancia de la Luna, y, atraída
por la fuerza de gravitación del Sol, comenzará a dar vueltas
en torno del astro diurno, como ocurrió con el Lunik I (Metcha) y
el Pioneer IV. La cápsula que corre esta suerte, se convierte en
un minúsculo planeta, y continúa, indefinidamente, efectuando
revoluciones en una órbita determinada.
Es muy posible también que, en otros lanzamientos en que el cohete
pase lejos de la Luna, su velocidad no sea suficiente para alcanzar la zona
en que la atracción del Sol supera ala de la Tierra, y retorne, por
consiguiente, al campo de gravitación de ésta, lo cual haría
que se convierta en satélite nuestro. En la prolongada órbita
que describiría, tal vez invirtiese varias semanas en cada revolución.
Las probabilidades de que la cápsula dé vueltas en torno de
la Luna, dependen, por supuesto, de su velocidad y exactitud. Si la velocidad
de la cápsula es excesiva, llegará con anticipación
al punto calculado, y entonces efectuará una vuelta de retorno a
causa dé la atracción ejercida por la Tierra. En tal caso,
existe la posibilidad de que cuando retorne a la Luna (uno, dos o tres meses
después) se halle ahí otra vez la cápsula, e ingrese
en el campo de gravitación de nuestro planeta. Pero esto tendría
que ser simplemente una coincidencia.
Si la cápsula no alcanza la velocidad necesaria, o se dispara después
del momento preciso, pasará también de largo y, como en el
caso anterior, podría cruzarse con la Luna en una de las revoluciones
siguientes.
Si la cápsula da vuelta en torno de la Luna, tal vez su órbita
se asemeje a la figura de un óvalo, a una S normal o invertida, como
también aun 8. Todo depende del ángulo de acercamiento.
Otra posibilidad teórica es que al pasar la cápsula muy cerca
de la Luna, aun ángulo determinado, la fuerza de la gravedad de ésta
sirva de propulsión auxiliar que la substraiga a la atracción
de la Tierra, la lance al espacio, para, a la postre, devenir en un planeta.
Dicho impulso es uno de los sistemas que se piensa utilizar en la navegación
espacial, sirviéndose de la Luna y de los planetas como fuerzas auxiliares.
Se requiere para esto gran exactitud en la dirección y velocidad.
Debe mencionarse también la variante que consiste en que la cápsula
sólo de vueltas en torno de la Luna. Esto se logra haciendo que la
cápsula dispare un cohete de frenamiento que la haga perder velocidad,
y establecer, así, el equilibrio necesario de fuerzas, y quede convertida
en un satélite de la Luna.
También se puede conseguir que la cápsula describa una curva
en torno de la Luna, regrese al campo de la Tierra, y dispare un cohete
de frenamiento que la convierta en un modesto satélite de nuestro
planeta. Hay muchas otras operaciones que pueden efectuarse en este orden
de cosas, como, por ejemplo, los descensos lentos, a diferencia de los rápidos,
sobre la superficie de la Luna.
La dificultad de un lanzamiento hacia la Luna puede plantearse en la siguiente
forma: ¿Qué posibilidad hay de que la cápsula pase
cerca de la Luna, que se halla a unos 400.000 kilómetros de distancia,
y se mueve a la velocidad de más de 3200 k.p.h. ? La respuesta es
que puede ser muy difícil o fácil (hablando, por supuesto,
en términos muy relativos), pues todo depende si se trata de un lanzamiento
libre de tipo balístico, o uno dirigido. En el primero sólo
hay una posibilidad muy pequeña de éxito, ya que tan sólo
un error de cuatro grados en la dirección inicial resultará
en una desviación de 26.000 kilómetros. En el de tipo dirigido,
en cambio, cierto error en los factores de tiempo y velocidad no son irremediables,
por el hecho de que es posible hacer rectificaciones en el curso de su recorrido.
El gobierno se efectúa desde la Tierra, mediante señales de
radio, o con ayuda de un instrumento automático de dirección
hacia el blanco, instalado en la cápsula.
Los equipos de dirección son pesados, por lo cual se requiere una
gran fuerza de empuje en los lanzamientos. |
Fuente: Revista Mecánica Popular - Volumen 26 -
Febrero 1960 - Número 2
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