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Salvando el avión de Lindbergh
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Su atractivo radiador de
latón pulido brilla en contraste con la lona verde olivo acabada
de acondicionar. La hélice de madera cubierta de laca parece
lista para prender el motor OX-5 y hacer brotar las primeras bocanadas
de humo por el escape. Después de 46 años de estarse
desbaratando en un establo de iowa, donde las ardillas convirtieron el
fuselaje en su guarida y donde las vacas lo sometieron a mordiscos por
años, el primer avión de Charles A. Lindbergh ha vuelto a
cobrar vida. |
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Fuente: Revista Mecánica
Popular - Volumen 33 - Julio 1980 - Número 7 |
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