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Estás leyendo parte de la revista de Noviembre de 1959
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UNA VEZ, hace mucho tiempo, el hombre concibió la idea del "átomo".
"El átomo es una diminuta partícula rodeada de un inmenso
vacío", decían los pensadores griegos. "Aquí
hay un átomo, allí otro. Se encuentran en la nada, en un vacío.
A veces se agrupan y forman cosas grandes, como gatos y árboles.
Pero, en general, el átomo permanece en un vacío." Evidentemente,
en lo que al átomo se refiere, los griegos lo concebían estrechamente
vinculado a un espacio vacío.
Más adelante, otros hombres de ciencia dijeron que el átomo,
en realidad, no existía, pero que convenía conservar la idea
por su utilidad, ya que ayudaba a entender la naturaleza.
Luego, cierto día, un eminente hombre de ciencia se dirigió
en la forma siguiente al mundo científico: "¿Recuerdan
ustedes aquellos átomos imaginarios? Bien, acabo de romper uno."
El hombre se enfrentaba al fin con átomos reales en el espacio vacío.
Desde luego, el vacío seguía allí, y el hecho de si
era realmente un vacío permanecía aún sin aclarar.
"En el vacío--decían los hombres de ciencia hace sólo
unos pocos años-no hay absolutamente nada. Si se extrae el aire que
pueda haber en su interior, no queda nada en él."
¿Pero es esto realmente así? ¿Está vacío
ese vacío? Recientemente, los hombres de ciencia han descubierto
algunas cosas acerca de él, que son casi tan sorprendentes como las
que habían descubierto antes acerca del átomo, cosas que pueden
tener una importancia incalculable cuando el hombre se aventure a explorar
el espacio.
Así, por ejemplo, se ha hallado que el vacío contiene magnetismo.
Parte de este magnetismo es invariable, como el de un imán permanente;
y parte varía, como el magnetismo producido por una corriente variable.
Además de magnetismo, el vacío contiene campos eléctricos,
algunos constantes y otros variables. Los campos eléctricos y magnéticos
se mueven juntos a través del espacio, cada uno de ellos originando
al otro, en un ciclo interminable de nacimientos y extinciones.
¿De dónde provienen los campos electromagnéticos? En
general, de las estrellas; en dos de los planetas-la Tierra y Júpiter-de
los relámpagos; y del gran tumulto de las galaxias en colisión.
Se sabe, por ejemplo, que la energía electromagnética emitida
en un segundo por un par de galaxias en colisión podría proporcionar
toda la energía para las necesidades de la tierra en un trillón
de años, si toda esa energía pudiera atraparse.
El vasto espacio vacío contiene asimismo rayos X- provenientes del
Sol y otras estrellas, luz de sol, luz de estrellas y rayos cósmicos,
que son diminutas partículas eléctricas y explosiones de energía
o rayos gamma.
Por otra parte, Einstein mostró que la materia misma puede convertirse
en energía, en ondas de electricidad, magnetismo, luz, rayos X y
rayos gamma. De modo que la materia puede convertirse en ondas, atravesar
así el espacio vacío, y extraerse de éste para usarla
nuevamente como materia en alguna otra parte.
Aunque el hombre puede sacar con bombas la materia tosca del interior de
un espacio cerrado ( un aparato de laboratorio, por ejemplo), este espacio
contendrá aún materia, materia en forma de ondas. Aunque ésta
es impalpable y en nada la afecta la bomba del instrumento, está
allí, y puede extraerse.
Por lo tanto, el hombre ha comenzado a entender que el espacio "vacío"
está en realidad lleno de energía. y es posible que aprenda
muy pronto a extraer grandes cantidades de esa energía, con objeto
de usarla en viajes espaciales, como así también a sacar energía
de la "nada" que lo envuelva en esos viajes. Asimismo, podrá
aprender a enviar grandes cantidades de energía a través de
los espacios vacíos a mecanismos de su fabricación que naveguen
por los cielos.
Conforme a los conocimientos actuales, "la materia" es energía
concentrada o "congelada". Valiéndose de la fusión
o la escisión, o aniquilándola por completo, el hombre puede
transformar en energía ondulatoria la materia que compone las rocas,
los gases, los líquidos, la Luna, un asteroide o un planeta. |
Fuente: Revista Mecánica Popular - Volumen 25 -
Noviembre 1959 - Número 5
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