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Protegiendo los latidos vitales
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Por John Toon |
El aumento de los robos a las
tiendas departamentales ha generalizado el empleo de los sistemas de
Vigilancia Electrónica de Artículos (EAS por sus
siglas en inglés) que generan campos de energía
electromagnética cuando se encuentran en
operación. Se ha sugerido la posibilidad de que esos campos
electromagnéticos interfieran con la operación de
dispositivos médicos sensibles, lo que ha preocupado a
algunos clientes que emplean marcapasos o defibriladores.
Por ello, investigadores en el Instituto de Tecnología de
Georgia estudian ambas clases de equipo para comprender -y prevenir-
aquellas interacciones que, en potencia, pueden dañar a las
personas. "Mientras mejor se conozcan los grupos de fabricantes,
existirán menos interacciones en potencia", afirma Jimmy A.
Woody, gerente del centro de pruebas. "Lo mejor es que cooperen para
beneficiar a sus clientes mutuos."
Uno de los patrocinadores del centro es la Asociación
Internacional de fabricantes de Equipo de Vigilancia
Electrónica para Artículos, la cual estima que se
emplean alrededor de 400,000 sistemas a nivel mundial. Suelen colocarse
cerca de los accesos y salidas de las tiendas. y utilizan
energía electromagnética para detectar etiquetas
especiales que se integrȧn a la mercancía que las tiendas
desean proteger.
En el centro de pruebas, Woody y Ralph M. Herkert, ingeniero de
investigación, sujetan marcapasos y defibriladores a los
campos de energía generados por ocho sistemas EAS diferentes
y dos equipos para desactivar equipos. Las pruebas inician cuando se
sumerge el equipo médico dentro de una solución
salina que simula la conducta electromagnética del torso
humano. Empleando un posicionador controlado por computadora, el tanque
es entonces transportado a través de cada EAS, simulando la
forma en que los clientes atravesarían tales sistemas en los
centros comerciales. La prueba también incluye una
simulación de los clientes esperando frente a la caja
registradora, donde se encuentran los sistemas que desactivan las
etiquetas de control. Debido a un acuerdo de privacía, Woody
y Herkert proveen la información que obtienen
sólo a los fabricantes interesados. Los investigadores
tampoco tienen entrenamiento médico, así que no
emiten juicios sobre los datos medidos.
Woody afirma que los dispositivos médicos han sido
diseñados para soportar la interferencia, así que
cuando se mide una respuesta a cualquier campo
electromagnético, ésta suele ser muy sutil -como
cambios temporales en las pulsaciones con recuperación
rápida. "Todas las respuestas que hemos detectado son de
naturaleza temporal", afirmó. "Apenas los dispositivos salen
del campo de interferencia, o se desactiva dicho campo, regresan a la
modalidad de operación en la que se encontraban antes de la
prueba."
Irónicamente, las características que permiten
que un marcapasos responda a las necesidades de un corazón
enfermo los vuelve vulnerables a la interferencia
electromagnética externa. Los marcapasos modernos y los
defibriladores perciben los latidos del cuerpo. Cuando detectan un
ritmo anormal, producen pulsaciones eléctricas para
restaurar el latir normal. Pero el equipo electrónico genera
señales similares a las del corazón. "En un
ambiente electromagnético, el campo o su
modulación podrían asemejarse a un latido",
explicó Woody. "El marcapasos podría detectar esa
señal como un latido y confundirse. Por ello, los
fabricantes de equipo médico prueban sus productos en muchos
ambientes electromagnéticos antes de someterlos a la
aprobación del gobierno: Para contrarrestar la interferencia
potencial, los fabricantes incluyen filtros que eliminan la
mayoría de las señales externas.
Además, los marcapasos modernos también incluyen
una modalidad de "ruido" que temporalmente cambia los dispositivos a un
ritmo ordinario cuando reciben información. Ésto
mantiene un corazón latiendo hasta que la interferencia se
elimina.
Los investigadores han estudiado las interacciones en potencia durante
más de 30 aǹos. Woody afirma que el equipo médico
ha mejorado de forma dramática durante ese tiempo. "Hace 30
aǹos, no era extraño que un marcapasos expuesto a un campo
magnético dejara de latir", afirma. "Hoy en día,
los resultados son mucho menos dramáticos: Los sistemas de
vigilancia electrónica no son las únicas fuentes
de interferencia. También se prueban los efectos de hornos
de microondas, sistemas de
radar militar, teléfonos celulares, equipo
eléctrico y transmisiones de radio. Se han probado
más de 1,600 tipos de equipos médicos, y ahora
que se fabrican estimuladores de nervios y bombas de insulina, Woody
prevee que su trabajo continuará necesitándose. |
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Fuente: Revista Mecánica
Popular - Volumen 52 - Enero 1999 - Número 1 |
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