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Un combate científico -alimentos transgénicos
Por Jim Wilson
Aunque los medicamentos genéticamente preparados han sido noticia durante más de una década, sus primos silenciosos, las semillas genéticamente modificadas o transgénicas, ya han echado raíces. De acuerdo con algunos estimados, más de la mitad de los frijoles de soya y casi una tercera parte del maíz plantado en granjas estadounidenses se ha cultivado a partir de semillas transgénicas. Y aparecen en los productos comerciales más inesperados.

A Dennis Kucinich no le agrada este tipo de sorpresas. Antes de que comenzaran los festejos de diciembre, el congresista inició un combate contra este tipo de comida al solicitar que todos los alimentos transgénicos fueran identificados como tales en sus etiquetas. "Nadie ha sugerido que la comida transgénica sea peligrosa, ni se ha demostrado", afirma Kucinich. "Pero si somos lo que comemos, los consumidores tienen el derecho a saber qué es lo que están adquiriendo."

Por la reacción que tuvieron los productores de alimentos y la industria de la biotecnología, podría pensarse que Kucinich había insultado lo más sagrado. "Esta solicitud es innecesaria", dijo Michael J. Philios, un economista que trabaja en la Organización para la Industria de la Biotecnología (www.bio.org). "Las autoridades correspondientes han concluido que el empleo de biotecnología en la producción de alimentos no representa ningún peligro para la salud. Por tanto, nos se había requerido identificar estos productos", comenta. "Insistir en este tipo de señalamiento sólo confundiría a los consumidores al sugerirles que el proceso de la biotecnología podría tener, o que de hecho tiene, cierto impacto en la seguridad de los alimentos, Y ése no es el caso."

Los voceros de las cadenas comerciales de alimentos tienen una crítica similar. "Una política que provoque sospechas sobre alimentos que el gobierno considera seguros podría causar la confusión que, en teoría, debe evitarse con las etiquetas", dijo Lisa Katic, directora de políticas científicas para los Fabricantes de Abarrotes de Estados Unidos.

En la FDA, la agencia que en 1992 afirmó que no era necesario informar en las etiquetas sobre el empleo de alimentos transgénicos, ofrece la mejor defensa. "Nuestros científicos no consideran que existan razones para cuestionar la seguridad de los alimentos producidos a través de biotecnología", afirmó Jane Henney, comisionada de FDA. "Nuestro sistema recurre a los mayores adelantos científicos para proteger al público."

Sin embargo, los críticos no han cuestionado las credenciales de los científicos del FDA. Lo que afirman es que las preguntas que la FDA realiza son muy limitadas. A grandes rasgos, la regulación es que, si hay algo notablemente distinto en el alimento, debe aclararse en la etiqueta. Esto significa que los alimentos transgénicos que sean similares a las variedades tradicionales no requieren una etiqueta especial.

Una excepción es cuando un gen de otra especie puede provocar una reacción alérgica si es incorporado al ADN de la semila original. "Esa comida tendrá que se marcada para que todos los consumidores sepan que contiene una alergina, a menos de que pueda demostrarse científicamente que no se han transferido sus características". dice Laura Tarantino, directora de la Oficina de Aprobación Previa al Mercado de la FDA. Este tipo de problema se presentó hace varios años, cuando el ADN de una nuez brasileña se incorporó a los frijoles de soya con el riesgo de provocar una reacción alérgica en algunas personas.

Sin embargo, para el momento en que el Congreso de Estados Unidos alcance una resolución, quizá ya se haya tomado en otros países de América, en Japón y en Europa. Se ha comenzado a prestar atención a las críticas realizadas a los alimentos transgénicos. Si los consumidores le temen a este tipo de alimentos, no los comerán -independientemente de la etiqueta.

Hasta ahora, este mensaje ha sido captado por los fabricantes Gerber & Heinz de alimento para bebé, quienes prometieron dejar de usar alimentos alterados. En Japón, el principal fabricante de tofu (o queso de soya) habrá de jado de emplearlos para el verano.

A los granjeros en Estados Unidos les interesa mucho lo que piensen los magnates de la industria alimentaria a nivel mundial. La demanda de exportaciones de ese país ha crecido tanto, que se ha sugerido que se separe la producción obtenida a partir de semillas transgénicas de la obtenida de semillas ordinarias, para eliminar los temores de contaminación en otros países.
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Un combate científico -alimentos transgénicos - Marzo 2000

Fuente: Revista Mecánica Popular - Volumen 53 - Marzo 2000 - Número 3


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Idea original de Mi Mecánica Popular por: Ricardo Cabrera Oettinghaus