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El silencio es oro
Por Tobey Grumet
He conocido músicos que pasan horas soplando cornos, rasgando cuerdas o golpeando tambores -y claro que no se concentran en los niveles de ruido que producen. Yo tampoco lo haría si tuviera el talento y la vocación para tocar un instrumento.

Por lo tanto, he aquí el dilema: ¿dónde practicar sin molestar a otros? De hecho, a menos de que tenga suficiente dinero para rentar un estudio o adaptar una habitación de su casa para que sea a prueba de ruido, encontrar este espacio puede resultar todo un reto. Aun así, es muy importante si desea conservar una buena relación con los vecinos, en particular si apenas comienza y todavía no domina el concepto de melodía.

Para aliviar un poco esta situación, Yamaha ha diseñado una línea de instrumentos "silenciosos" que pueden convertir la práctica en casa en una experiencia fresca y pacífica, gracias a audífonos.

Yamaha ya ofrece el Violín Silencioso y el Tambor Silencioso, y ahora desea lanzar una variedad mayor de sonidos. Si quiere emocionarse, revise el Chelo Eléctrico Silencioso o el Estudio Personal de Metales Silenciosos, compuesto por trompeta, trombón, corno francés, flautín, tuba tenor y tuba.

Música en la cabeza
Lo que vuelve únicos a estos instrumentos es la integración de audífonos. Ofrecen intimidad completa y le permiten tocar donde quiera. Éste podría ser un sueño vuelto realidad para usted y para sus vecinos.

Veamos primero el Chelo Silencioso, que apenas pesa 3.3 kg. El instrumento utiliza un recolector de alta calidad, conectado a un procesador de efectos internos que se encarga de percibir la vibración de las cuerdas. Todo esto reemplaza la tradicional cavidad de amplificación interna de un chelo real. Es impulsado por dos baterías AA o por energía eléctrica, lo que prefiera, y coloca al sonido emitido por el chelo en un espacio acústico similar al de una sala de conciertos o al de un estudio. Puede escucharlo a través de los audífonos. El chelo también incluye una entrada auxiliar, y puede conectarse a un reproductor de CD o a un reproductor de cintas para practicar con material pregrabado. Y si quiere que otros escuchen su música, puede conectarlo a un amplificador o sistema PA para interpretaciones en vivo. El violín Silencioso recurre a la misma tecnología.

Prefiera el metal
Los instrumentos antes mencionados que conforman el Estudio Personal de Metales Silencioso cuentan con una sordina que, a su vez, incluye un micrófono condensador integrado. También incorporan un centro de procesamiento electrónico y un juego de audífonos. Estas innovaciones reducen el volumen externo a una milésima del nivel normal. Para escuchar, sólo conecte los audífonos en alguna de las dos entradas que se encuentran en el módulo de control, el cual se localiza en la parte de los instrumentos.

Las sordinas empleadas en los instrumentos metálicos también ayudan mucho al intérprete porque éste nunca percibirá bloqueos en la salida de aire del instrumento. Esto se llama soplo libre y aumenta la calidad del sonido.

El pequeño módulo de control recibe conexiones de audio por medio de entradas de 0.31 cm (1/8") y le permiten efectuar cualquier combinación sonora con otros instrumentos de la línea y un estéreo, un creador de secuencias en formato MIDI, un reproductor portátil de CD o un reproductor de cintas.

Y el precio es...
Encontrará estos instrumentos silenciosos con su vendedor de productos Yamaha. El chelo se ofrece por U.S. $2,495, mientras que los instrumentos metálicos se venden a U.S. $299 por la trompeta, U.S. $329 por el trombón y el corno francés, U.S. $369 por la tuba tenor y U.S. $499 por la tuba.

La idea de instrumentos silenciosos electrónicos resulta muy buena para cualquiera que se encuentre en el negocio de la música. Pero, ¿y los niños cuyos padres los obligan a aprender a tocar algún instrumento? Recuerdo muchas tardes en que tocaba la flauta hasta cansarme. Cuando me detenía, escuchaba las voces de mis padres a través de la puerta, preguntándome por qué no estaba practicando. Su hubiese tenido este sistema, ¡no habría aprendido ni una nota!
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El silencio es oro - Mayo 1999

Fuente: Revista Mecánica Popular - Volumen 52 - Mayo 1999 - Número 5


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Idea original de Mi Mecánica Popular por: Ricardo Cabrera Oettinghaus