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La ciencia en el mundo -Abril 1981
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Por Gurney Williams III |
Arrecifes
usados como colectores solares
EI creador de la primera exhibición mundial de un
arrecife de coral viviente sugirió hace poco que,
estableciendo granjas flotantes de algas diseminadas a
través de los mares tropicales, podría obtenerse
una gran cantidad de energía.
El Dr. Walter H. Adey, del Museo Nacional de Historia Natural de la
Institución Smithsonian, dice que las algas que crecieron
sobre plataforma en el mar podrían cosecharse, llevarse a
tierra y transformarse económicamente en alcohol o metano.
Adey le dijo a MP que ya se están llevando a cabo las
labores preliminares para poner en práctica esta idea en St.
Croix y Maine, donde los investigadores están
extrayendo algas de las rocas y los corales con raspadores de
pintura. Dice él que podría establecerse una red
de paneles de plástico o de fibra de vidrio de 30
pies2 (2.78 m2) expuestos continuamente al oleaje, para el
cultivo de las algas. Estas podrían cosecharse
periódicamente con un dispositivo especial,
consistente en una balsa que subiría los paneles a bordo
para rasparlos automáticamente.
La idea, de Adey surgió de investigaciones suyas de los
sistemas de arrecifes, que son colectores naturales de la
energía solar. Recientemente estas investigaciones dieron
lugar a la inauguración de la primera
exhibición mundial de un arrecife de coral
viviente en la Institución Smithsonian en Washington, D. C.
EI arrecife y los organismos submarinos en su derredor se mantienen
vivos dentro de un tanque de 3,000 galones (11,356 lit). Un generador
de olas mantiene el agua en movimiento sobre "campo" de algas. En los
arrecifes verdaderos, las algas recogen los desperdicios de
animales y la energía radiante del sol para convertirlos en
nuevas células y en oxigeno. Según
Adey, las algas desempeñan un papel importante en la
productividad del arrecife, el cual ha sido comparado a un
oasis en el desierto biológico del mar.
Efecto de exceso de
glóbulos rojos
Un medico que se dedica al alpinismo y que ha estudiado a las
personas que viven a grandes alturas, dice que algunos de sus
pacientes se muestran agotados y tienen reacciones lentas,
posiblemente debido a que tienen un exceso de
glóbulos rojos en su sangre.
El Dr. frank H. Sarnquist, de la Escuela de Medicina de la
Universidad de Stanford, dice que descubrió grandes
concentraciones de glóbulos rojos entre las personas que
viven en las alturas de los Andes del Perú. Aparentemente
han desarrollado estos glóbulos adicionales para compensar
la falta de oxigeno. Los glóbulos rojos
llevan el oxígeno a los tejidos del cuerpo,
permitiendo que el cerebro y los músculos funcionen de
manera normal.
Sarnquist no ha comprobado aun su teoría, pero dice que
pacientes suyos se sintieron mejor después de que los
investigadores extrajeron muestras de su sangre, les quitaron
a estos glóbulos rojos y volvieron a
inyectarles las muestras.
Análisis
químicos subterráneos
En su afán por aprovechar el calor que encierran
las profundidades del globo terráqueo, algunos
científicos están estudiando las
condiciones que imperan a profundidades subterráneas de una
milla (1 .60 km).
Pero confrontan un problema: las temperaturas de 300° C y las
presiones de más de dos toneladas por pulgada
cuadrada dificultan la realizaci6n de análisis
químicos. En condiciones como estas las sondas de
platino usadas normalmente para descubrir substancias
corrosivas, por ejemplo, simplemente se disuelven. Por lo tanto,
los ingenieros experimentan dificultades descubriendo cuales
son los elementos químicos que existen en las profundidades
del globo terráqueo. La falta de
información significa que deben conjeturar al
determinar el tipo de tubos que deben usarse en permutadores
térmicos que hacen fluir el agua caliente o
también el vapor de fuentes
subterráneas.
Ahora unos investigadores de la Universidad de Pennsylvania,
están estudiando un nuevo tipo de fichas
electrónicas de sílice de gran resistencia. Estas
fichas pueden resistir el calor y la presión a grandes
profundidades y transmitir señales digitales por una
distancia de miles de pies hasta la superficie. Estos
estudios, dirigidos por el Dr. Jay Zemel, tienen como objeto
aprovechar estas fichas (utilizadas sólo en el procesamiento
de información) para la adquisición) de
información que pueda ser analizada por computadoras.
A la espera del
monopolo
Unos científicos de Stanford están
tratando de encontrar el monopolo, la partícula
hipotética del magnetismo que, en la
teoría, permite que los motores
eléctricos funcionen y que las agujas de las
brújulas se puedan mover.
Empleando un pequeño dispositivo de
plástico y metal que cuesta menos que muchos motores
eléctricos (US$200.00), los investigadores del Centro del
Acelerador Lineal Stanford (SLAC) están dedicados
a una tarea con la cual están muy familiarizados
los físicos modernos -permanecer a la espera. Su
dispositivo ha sido concebido para recoger desperdicios de
las colisiones de partículas dentro del aro del
Proyecto Piostron-Electron (PEP) de 7,000 pies
(2,133 m) de circunferencia.
Pero al igual que los cazadores de
“quarks” (unidades hipotéticas en que
se basan todas las materias), David Fyberger y
otros investigadores del SLAC rara vez obtienen información
que pueda considerarse como sensacional. Hasta la fecha sus sencillos
detectores de plástico sólo han
mostrado indicios de picaduras, posiblemente causadas por una lluvia de
neutrones dentro del aro. Bajo un microscopio, un monopolo
tendría la apariencia de un cráter, le dijo
Fryberger a MP.
Los investigadores están convencidos de la
existencia de los monopolos: si la electricidad es producida por el
flujo de partículas -electrones- no hay raz6n
alguna por la cual no deba haber partículas que
produzcan el magnetismo. |
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Fuente: Revista Mecánica
Popular - Volumen 34 - Abril 1981 - Número 4 |
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