|
Estás leyendo parte de la revista de Enero de 1955
|
Recomienda este artículo a un amigo
|
|
|
Aunque Copeman ha ganado más de un millón de
dólares con un invento, todavía le gusta trabajar en su taller |
CINCUENTA AÑOS DE INVENTOR |
Tal vez su nombre no sea tan famoso como el de Edison, pero millones
de amas de casa y sus esposos le agradecen a Lloyd Copeman sus inventos
inagotables |
Por Anita K. Cléber |
COPEMAN se puso a oprimir distraídamente el talón de una
de sus botas de caucho con la punta de la otra, y se percató que
la costra de hielo que lo cubría se quebraba y desprendía
en el sitio que se ejercía presión.
Y lo sorprendente es que un incidente tan baladí suscitó en
el cerebro de Lloyd Groff Copeman la creación de una idea que le
ha aportado un millón de dólares, pues lo que inventó
en forma tan inopinada fué la gaveta de caucho para cubos de hielo
del refrigerador. Ese día, estando él en el bosque recogiendo
savia por entretenerse, sus botas se cubrieron de lodo que poco a poco se
congeló, formándose una capa de hielo. De regreso del paseo
se sentó a descansar y dió la casualidad que sus ojos se posaron
en sus botas, lo cual, aunque parezca quimera, dió origen al invento
de las gavetas de caucho para cubos de hielo. Pero lo notable es que éste
no es más que uno de los numerosos inventos de Copeman que facilitan
la ejecución de faenas cotidianas, especialmente en el campo de las
tareas domésticas.
Esta es la historia de los notables descubrimientos de un hombre que, según
él mismo lo declara, constituye un caso indiscutible de chifladura
para muchos de sus vecinos. Una de las virtudes más extraordinarias
de este señor de aspecto distinguido y cabello blanco, oriundo de
Metamora, Michigan, es su prodigiosa memoria a los 71 años de edad.
En cuanto se le ocurrió la idea de las bandejas, se apresuró
a notificarle a su abogado que tuviera listas las solicitudes de patentes
de inventos para tres tipos de gavetas de caucho: una para gaveta totalmente
de caucho, otra para gaveta con divisiones de caucho Únicamente,
y la tercera para pequeños recipientes individuales y separados.
Esa misma noche Copeman fué a Nueva York por otros asuntos y pidió
permiso para usar el refrigerador del hotel, en el cual puso pequeños
casquetes de caucho llenos de agua. A la mañana siguiente, después
de desprender con deleite los cubos de hielo, telegrafió lleno de
gozo a su abogado para que tramitara la solicitud de la gaveta totalmente
de caucho. |
Los consumidores de cubos de hielo en los EE. UU. acogieron con gran entusiasmo
la idea de Copeman, con el resultado que recibió más de un
millón de dólares por concepto de derechos de patente.
Los inventos de Copeman incluyen desde artículos tan indispensables
a la moderna ama de casa como lo es la cocina eléctrica, hasta un
sistema usado en todo el mundo para engrasar los cojinetes de automóviles.
La cocina eléctrica tuvo como punto de partida un termostato inventado
por Copeman que indicaba de modo automático cuándo las estaciones
de los transformadores para alambres de alta tensión estaban al quemarse.
En esos lejanos días del año 1906, algunas mujeres llevaban
a cabo sus artes culinarias en un artefacto que se conocía por el
nombre de "cocinilla sin fuego." Se trataba de una estrambótica
caja de madera que contenía esteatita calentada, sobre la cual se
ponían los cacharros de cocina. Lo que Copeman hizo fue aplicar la
idea de su termostato para transformadores a una cocinilla sin fuego y sustituir
la esteatita por una unidad eléctrica.
Pocos años después, Copeman y el finado J. D. Dort, uno de
los fundadores de la industria automotriz, establecieron en Flint, Michigan,
la Copeman Electric Stove Company. Se inició en 1912 con 22 accionistas
y un capital de 500,000 dólares.
Los residentes de Flint, centro productor de carruajes, posiblemente se
entusiasmaron con la cocina de Copeman, pero no pasó lo mismo en
el resto del país. La cocina eléctrica, a diferencia de la
gaveta de caucho, no gozó de la inmediata acogida de las amas de
casa.
Un día se hallaba Copeman sentado solo y cabizbajo en su puesto de
exhibición de una exposición industrial en Philadelphia, en
la que varios fabricantes mostraban las excelencias de sus productos a distribuidores
potenciales. En todo el día no se le había aproximado una
sola persona. Y ahora, pese a su incredulidad, avanzaba un señor
entrado en años y de buena presencia que se detuvo y mostró
interés en la estufa de Copeman.
|
|
Ideó la bandeja de caucho al notar la facilidad con
que se desprendia el hielo de una bota de goma |
Un invento reciente es un capuchón para latas de pintura
que conserva limpios los canales de cierre |
|
"¿Y cómo le va con su artículo,
joven?" inquirió el desconocido.
"Bien y mal. Tenemos un buen producto; pero una condenada organización
de ventas, que es precisamente lo que está a mi cargo," contestó
Copeman con desparpajo. |
"Pues nosotros tenemos una buena organización
de ventas, pero ningún artículo adecuado para cocinar,"
replicó el caballero, que era nada menos el presidente de la Westinghouse
Electric Corporation.
Después de unos cuantos días arribaron a un entendimiento,
por medio del cual la compañía de cocinas de Copeman fué
absorbida por la Westinghouse. La cosa sucedió el año 1918. |
|
Mecanismo para remolque que hace girar las ruedas traseras
a fin de lograr la estabilidad de la carga |
Uno de los primeros inventos que le aportó ganancias hizo su aparición
el año 1900. Era un instrumento cauterizador para cirugía.
Otro invento que desde el punto de vista financiero no dió gran resultado,
pero que sin lugar a dudas encierra gran valor práctico, es su cordón
flexible de caucho para tendedero interior. El cordel es de aproximadamente
30 centímetros de largo y consta de tres cabos de caucho hueco trenzado.
Puede estirarse hasta a 2.45 metros y las prendas lavadas se sujetan entre
los cabos hasta que se secan.
Parte de sus invenciones se debieron al hecho de haber pasado Copeman la
mayor parte de su vida en uno de los centros de producción de automóviles
más grande del mundo. Algunas de sus ideas murieron al nacer. Una
de las que tuvo éxito y que hoy se usa en todo el mundo es un sistema
de alta presión para engrasar los cojinetes de automóviles.
La idea fué vendida, antes de perfeccionarse, por la suma de 178,800
dólares.
Otro ingenioso descubrimiento, ahorrador de trabajo y de molestias, fué
el fruto de una sugerencia que le hiciera en forma casual su esposa. Un
buen día se hallaban los dos de compras, cuando ella observó
una tostadora.
"¿Por qué no inventas una tostadora que voltee el pan
automáticamente? ," preguntó ella como quien no dice
nada.
Yeso es precisamente lo que hizo él. Empleó un sistema de
perilla y soporte que volteaba el pan sin necesidad de tocarlo. Fué
ésta el primer modelo de tostadora automática.
Una de las contribuciones de Copeman, la cual es de suma utilidad y tiene
innumerables usos, es su aplicación del látex en la forma
líquida natural en que se le extrae del árbol de caucho. El
distinguido inventor descubrió que este producto, al aplicarse al
papel, forma un adhesivo frío y fuerte que se pega a sí mismo
pero no a cosa alguna.
Copeman está al momento en espera del resultado de las pruebas sobre
la utilización del látex como un posible medio de hacer sobres
inviolables para uso del gobierno. No puede abrirse el sobre sin rasgar
el mensaje. Otro uso del látex es una cubierta protectora de papel
para despachar piezas de automóvil.
Entre sus otros inventos patentados está un procedimiento de refrigeración
para camiones de distribución de carne. El sistema consiste en derretir
hielo seco en un baño de líquido incongelable; los gases resultantes
empujan el líquido helado a través de los tubos que hay en
el camión. También ideó un capuchón para latas
de pintura a fin de conservar limpia la parte superior del envase y poder
cerrar bien la tapa cuando sólo se usa parte de la pintura. Todavía
no está en producción.
No cabe duda que Copeman continuará contribuyendo con nuevas invenciones.
Después de todo, no puede desilusionar a sus vecinos. |
Fuente: Revista Mecánica Popular - Volumen 16 -
Enero 1955 - Número 1
|
|
|