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Estás leyendo parte de la revista de Septiembre de 1988
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Esta es la solución de Burt Rutan para el transporte
del futuro. Como vemos, éste no es exactamente un biplano |
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Como saben todos los aficionados a la aviación, el
diseñador Burt Rutan goza de merecido prestigio en su profesión.
Por lo tanto, cuando se le pide a este diseñador de aviones que resuelva
un problema, ya se sabe que su solución será algo muy diferente
de lo que se podría esperar de cualquier otra persona. Invariablemente,
los conceptos de Rutan se apartan de lo general, y para comprobarlo basta
que consideremos sus diseños para el avión Voyager (que le
dio la vuelta al mundo) así como el nuevo modelo Beech Starship,
pues ambos cuentan con ideas muy singulares.
Claro está que todos los aviones
diseñados por Rutan tienen alas, pero las alas que él crea
son diferentes a las convencionales y también suele colocarlas en
lugares distintos.
El último y revolucionario diseño
para un Transporte Táctico Tecnológico Avanzado (AT3) es una
típica prueba del ingenio de Rutan.
El problema que se le planteó
en esta ocasión fue el siguiente: diseñar y construir un avión
de transporte para la Agencia de Proyectos de Investigaciones Avanzadas
de Defensa de los Estados Unidos. Este transporte debía ser más
grande y más rápido que un helicóptero, pero más
pequeño que un avión de transporte C-130. Además, añada
a las especificaciones un alcance de casi 4,830 km (3,000 millas), una velocidad
de crucero de 604 km/h (326 nudos) y una carga útil de 14 soldados
y 2,268 kg (5,000 libras) de material bélico. Antes de terminar,
el aparato debía ser capaz de maniobrar con agilidad y aterrizar
y despegar en lugares agrestes en una extensión de 305 m (1,000 pies)
o menos.
Comenzando de la nada, como hace siempre,
Burt Rutan creó el avión que vemos aquí, el Beech AT3. |
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Buena combinación de alas arientadas hacia arriba
y hacia abajo del AT3 |
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En su mayor parte, el
aparato es un modelo experimental en el cual se están comprobando
varias innovaciones. Esta nave despegó por primera vez el mes de
enero pasado.
La innovación más evidente
de Rutan en el AT3 son los dos juegos de alas. Cada par está integrado
por unas alas largas y estrechas. Como es natural, estas alas largas y delgadas
reducen la resistencia al avance y también mejoran mucho el rendimiento
del aparato al desarrollar velocidades de crucero. Sin embargo, presentan
un problema: mientras más largas sean las alas, más problemáticas
se vuelven, lo que no resulta deseable cuando se tiene que zigzaguear entre
los árboles para aterrizar en medio de un bosque. Las dos alas de
Rutan proporcionan la mejor combinación de estructuras largas y delgadas
con áreas lo suficientemente amplias para proporcionarle al avión
un levante adecuado.
A primera vista se comprende que la
ubicación de las alas, las unas detrás de las otras, también
deja bastante espacio detrás de los motores para las largas nacelas
que se emplean para transportar la enorme cantidad de combustible que se
necesita a fin de que el AT3 tenga un gran alcance de vuelo. Normalmente,
en otros diseños tradicionales se transporta esa gran cantidad de
combustible en las propias alas. Además, como las porciones más
pesadas del fuselaje y de los tanques de combustible se encuentran localizadas
entre los dos pares de alas, resulta mucho más sencillo equilibrar
la carga en el transporte AT3.
Pero fundamentalmente la razón
más importante para la ubicación de las alas las unas detrás
de las otras es lograr una gran suspensión. Como la superficie que
proporcionan las alas es larga y delgada, éstas no tienen la rigidez
necesaria para resistir cargas torsionales. En otras palabras, se tuercen
con relativa facilidad. No obstante, la disposición de las alas transforma
las cargas, que normalmente tratarían de torcer las mismas, en cargas
de flexión, y esta fuerza de flexión se puede amortiguar sin
ningún problema. Las soluciones de Rutan usualmente resuelven varios
problemas.
Para impedir que el flujo del aire
del juego delantero de alas interfiera con el juego trasero, las alas delanteras
están inclinadas hacia arriba desde el centro, mientras que las traseras
están inclinadas hacia abajo. Además de colocar las alas en
la forma indicada, Rutan también instaló las aletas del AT3
de manera aún más extraña. Las aletas se emplean para
aumentar el levante del aparato, y las mismas permiten que un avión
despegue a una velocidad más lenta que la que tendría que
desarrollar si tuviera las aletas extendidas. Pero las aletas extendidas
también dan lugar a una resistencia al avance, que es un factor que
reduce la aceleración y hace más largo el recorrido para el
despegue.
Para que el avión pudiera desarrollar
una velocidad de despegue lo más rápida posible, sin que esa
velocidad fuera muy grande, Rutan desarrolló lo que él llama
aletas de salto: cuando el AT3 alcanza una velocidad de 92.5 km/h (50 nudos)
durante el recorrido de despegue, el piloto activa una palanca especial
que hace salir estas aletas casi de manera instantánea.
En una demostración de vuelo
ante un grupo de periodistas y militares en el mes de febrero, el piloto
de prueba de la Beech Aircraft hizo que el AT3 despegara después
de un recorrido de apenas 155 m (500 pies) sobre la pista, para luego descender
a tierra y detenerse en una distancia inferior a esos 155 m (500 pies).
Lo bueno de las ideas de Burt Rutan
es que, además de ser diferentes, suelen dar muy buenos resultados. |
Fuente: Revista Mecánica Popular - Volumen 41 - Septiembre
1988 - Número 9 |
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