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Los Metales del Mañana - Julio 1957
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Después de haber traspasado
la barrera sónica, se encuentra el hombre frente a otro
obstáculo mucho más formidable. Se trata de la barrera
térmica, enemiga inexorable de la velocidad. El calor
acompaña a la velocidad como una sombre que se agiganta sin
cesar. Cuando se marcha por una carretera a razón de 95 k.p.h.,
la temperatura de la superficie del auto aumenta en 0.6 grados. Un
proyectil que avanza a 4,800 k.p.h. genera 870 grados C., una
temperatura que se halla sobre el punto de fusión de la
mayoría de los metales. Este fenómeno constituye un
problema para los diseñadores de proyectiles, y es posible que
no tenga solución.
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Fuente: Revista Mecánica
Popular - Volumen 21 - Julio 1957 - Número 1 |
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