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Huracanes a la Orden - Noviembre 1953
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Cuando el próximo
huracán azote las ciudades de la Florida, echando abajo algunos
techos, los daños más grandes, estimados en efectivo, no
serán ocasionados por el viento, sino por el agua. Los chorros
de agua de la tormenta entrarán por las ventanas, por las
rendijas de las puertas, y traspasarán las paredes, arruinando
los muebles y todos los otros enseres, y ocasionando pérdidas de
millones de dólares. Anteriormente, no había manera de
saber si una ventana había sido construida en forma tal que
dejara o no pasar el agua de un rugiente huracán con una
velocidad de 160 kilómetros por hora, a no ser que se esperara a
que éste viniera. Hoy, los investigadores han creado un
huracán "diminuto," con todo el furor y la devastación de
los verdaderos, excepto que este huracán experimental, con
vientos a 193 kilómetros por hora, permitirá establecer
rápidamente el grado de resistencia de una ventana, así
como la cantidad de agua que ésta dejaría pasar. Un
anemómetro mide las infiltraciones del aire, y unos indicadores
especiales registran las presiones ejercidas sobre el vidrio y el
marco. En verdad, puede usted saber mucho más acerca de las
cualidades de una ventana en uno de estos huracanes simulados, que lo
que podría averiguar al hacerle frente a uno de verdad.
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Fuente: Revista Mecánica
Popular - Volumen 13 - Noviembre 1953 - Número 5 |
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