|
Estás leyendo parte de la revista de Febrero de 1950
|
Recomienda este artículo a un amigo
|
|
|
INFINIDAD de llamadas telefónicas importantes quedan
sin respuesta diariamente en las oficinas. Esto no sucede cuando se dispone
de una secretaria electrónica en el escritorio que se encarga de
recibir las llamadas. En pocas palabras, si usted llamara a una oficina
equipada con uno de los aparatos electrónicos Zimmerman que se ilustran
en estas páginas, una voz en el otro extremo de la comunicación
le contestaría algo parecido a esto: -Sí, esta es la Compañía
de Productos Nacionales. Usted escucha un mensaje impreso. El Sr. González
no se encuentra aquí en este momento, pero si desea usted dejar algún
recado tiene exactamente 30 segundos para hacerlo.- Acto seguido usted dice
su nombre, deja el mensaje, número de su teléfono o pedido,
y cuelga el receptor. Cuando el Sr. González regresa a su oficina,
todo lo que tiene que hacer es accionar un interruptor, y el dispositivo
electrónico repite el mensaje que ha sido recibido durante su ausencia.
El inventor, Joseph Zimmerman, aparece con uno de sus primeros modelos en
la foto A. Las fotografías B y C muestran las vistas externas e internas
del aparato de reducido tamaño que actualmente se fabrica. El dispositivo
opera enteramente sin ninguna conexión de alambre al aparato telefónico.
Consiste de un registrador de alambre de tipo común y tocadiscos,
una pequeña caja escritorio sobre la cual se coloca el teléfono,
una "caja levantadora" contrapesada para colocar el gancho del
receptor en lugar del receptor, y una serie de interruptores automáticos
y relevos sensibles. Para operar el aparato todo lo que hay que hacer es
descolgar el receptor del gancho y reemplazarlo con la caja levantadora.
Esta sostiene los botones del receptor hacia abajo y, al sonar el teléfono,
las vibraciones son recogidas y ampliadas en bulbos electrónicos
hasta el punto en que hace accionar un relevo sensible. Este relevo a su
vez opera otros, la caja levantadora entra en acción, pone en marcha
el plato giratorio automático y transmite al llamador el mensaje
que ha sido grabado de antemano. Cuando el mensaje se termina, el registrador
de alambre se encarga de recoger la respuesta. Al finalizar los 30 segundos,
el mensaje se deja oír nuevamente para advertir: -El límite
de tiempo se ha cumplido. Si tiene usted algo más que decir, tenga
la bondad de llamar de nuevo a este número. Muchas gracias. |
|
|
|
Fuente: Revista Mecánica Popular - Volumen 6 -
Febrero 1950 - Número 2
|
|
|