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Detective de Huesos - Abril 1950
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-¡UN EGIPCIO!- El agente de la
Oficina Federal de Investigaciones en los EE.UU. (FBI) dio un paso
atrás, asombrado. -Pero, Doctor Stewart, -protestó el
oficial de Gobierno, -¡Esta mano apareció en Oklahoma!- y
al decir esto, esperaba que el delgado hombre de ciencia del Instituto
Smithsoniano alterara su diagnóstico. El Dr. Stewart simplemente
lo miró y le contestó tranquilamente.- ¡Lo
sé. Sin embargo, perteneció a un egipcio! El agente
federal observó atentamente la mano arrugada, envuelta
parcialmente en un pedazo de tela enmohecida y murmuró:
-¿Tiene usted inconveniente alguno en que repitamos la
declaración que acaba de hacer? El sabio inclinó su
cabeza en señal de asentamiento.
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Fuente: Revista Mecánica
Popular - Volumen 6 - Abril 1950 - Número 4
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