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Estás leyendo parte de la revista de Enero de 1976
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A la Caza de Tesoros
Por Jean Lovetang
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Los artículos de metal, a flor de tierra o enterrados, sean valiosos
o menos desperdicios, hacen que los detectores electrónicos, como
este modelo "Garret Master Hunter", produzcan ruidos |
LOS BUSCADORES de tesoros de hoy no se asemejan en nada
a esos desaliñados personajes de antes que vemos en las películas.
La mayoría de ellos es gente común y corriente que para fines
de diversión principalmente, llevan consigo aparatos localizadores
electrónicos cuando salen de excursión al campo. |
La búsqueda de tesoros con detectores electrónicos
de metales no sólo es una gran diversión sino que puede ser
muy lucrativa. En los "rastros" o mercados de artículos
viejos puede uno encontrar una profusión de artículos localizados
con estos aparatos electrónicos: armas de fuego, botones, llaves,
hierros para marcar ganado, cartuchos de municiones, cañones, medallas,
monedas de oro y de plata, viejos clavos de cabeza cuadrada, etc. Pero lo
que más busca la gente son las monedas antiguas. Hasta las monedas
modernas más comunes valen por lo menos lo que indica su denominación,
mientras que las monedas antiguas pueden valer muchísimo más.
Tampoco hay que viajar muy lejos 'para dedicarse a la búsqueda de
tesoros. Hasta, en el propio jardín de su casa puede usted encontrar
tesoros ocultos.
Y se trata de una afición en la cual pueden participar todos los
miembros de la familia: Los detectores de metales son tan sencillos que
cualquier niño capaz de alzar uno de ellos puede utilizarlo sin problema
alguno.
Su casa, especialmente si es antigua, puede ser un buen sitio donde localizar
tesoros ocultos. Tras las paredes, bajo los cimientos y hasta en el interior
de las barandillas de las escaleras puede haber escondites de artículos
valiosos. En los garajes, las escaleras, las áreas bajo los árboles
y cualquier otro sitio donde se hayan sentado o hayan trabajado personas
puede haber tesoros ocultos que varían desde viejas monedas hasta
un destornillador que se perdió hace 10 años.
Los parques y las playas también son lugares propicios para localizar
monedas antiguas. Pero, a no ser que silencie usted los sonidos del detector
con audífonos, todos en su derredor podrán saber con exactitud
dónde ha encontrado algo. Además. estos ruidos pueden molestar
a otras personas. Es por esto que en muchos parques y playas se prohíbe
el uso de detectores de tesoros. Otra razón por la cual se prohíbe
su empleo es que muchos dejan huecos en el suelo al cavar la tierra.
Los hallazgos más grandes son los de aquéllos que dedican
un poco de tiempo a investigar antes de dedicarse a la búsqueda..
Tal como lo dijo un veterano en estos menesteres, "todos los veranos
salgo en busca de monedas de oro. Y siempre localizo algunas de ellas. Sé
dónde se encuentran, ya que me paso el invierno haciendo investigaciones
mediante la revisión de documentos, etc. En 2 1/2 meses del verano
pasado localicé monedas con un valor de 17.000 dólares. "¿Y
qué es lo que se investiga ? Sitios donde se libraron batallas en
tiempos pasados y antiguos campamentos militares, mercados, poblaciones
abandonadas, escondites de bandidos -cualquier lugar donde ha habido gente,
ha trabajado gente o donde la gente haya gastado o escondido dinero.
Y los escondites pueden ocultar grandes tesoros. Mucho antes de que los
agricultores pudieran viajar a la población principal con facilidad
y antes de que los bancos gozaran de seguros, aquéllos ocultaban
sus ahorros en huecos abiertos en postes. La muerte sorprendía a
muchas de estas personas antes de poder informar a sus herederos dónde
se encontraban los escondites. También muchos ocultaban tesoros bajo
árboles y plantas, cuya apariencia cambiaba con las estaciones del
año, no pudiéndose identificar fácilmente después.
Estos "bancos" particulares no constituyen ninguna rareza. Bill
Masso, gran aficionado a la
búsqueda de tesoros en Minnesota, manifiesta la siguiente: "Sé
personalmente que durante los últimos cinco años se han encontrado
217.000 dólares en Minnesota. Puede uno estar seguro de que hay un
promedio de 1,6 escondites por cada 640 acres (259 ha) de terreno".
Aún hoy se oculta dinero -especialmente dinero robado o ingresos
no declarados a las autoridades- en escondites clandestinos. Cierta autoridad
federal dice que, si tuviera todo el dinero envuelto y oculto con lámina
de aluminio, podría comprarse para sí mismo el estado de Illinois.
Aunque los billetes no son de metal, puede uno localizarlos junto con monedas
y hasta lingotes de oro. Con gran frecuencia se entierra papel moneda en
latas de metal para su protección. No todos los hallazgos son de
dinero, claro está, ni tampoco son de antigüedades valiosas;
A menudo la búsqueda de tesoros se limita a una sana diversión.
Bob Barnes, de Oklahoma City, por ejemplo, utilizó detectores para
"encontrar" a su familia de nuevo: "Solía jugar al
golf tres o cuatro veces por semana, cosa que desagradaba a mi mujer ya
mis hijos. Ahora, todos salimos a buscar botellas juntos".
"Trabajo
durante el día, por lo que mi mujer Marie efectúa investigaciones
en su tiempo libre durante el día. Pero se trata de una afición
que comparte toda la familia. Cada uno de nosotros, incluyendo nuestros
tres hijos, tiene su detector de metales. Sin saberlo, todos nos interesamos
en la localización de botellas viejas".
Las botellas, al igual que el papel moneda, deben localizarse indirectamente,
usualmente mediante desperdicios de metal mezclados con ellas.
Hasta las botellas tienen un valor para los coleccionistas. Los frascos
de frutas de color ámbar, por ejemplo, tienen un precio que varía
de 25 a 100 dólares, dependiendo de su condición. Un frasco
de color azul, del tipo empleado hace muchos años, hace poco se vendió
por una suma de 1000 dólares.
También se usan los detectores de metal para fines más prácticos.
A diario se emplean para localizar tubos enterrados (los instaladores de
tubos de plástico frecuentemente dejan piezas de metal en cada junta,
en caso de que sea necesario localizar los tubos después), llaves
de automóviles perdidas en medio de la maleza y hasta pequeñas
partículas de metal introducidas en las fibras de las alfombras.
Los detectores de metal varían en precio, desde alrededor de 40 hasta
600 dólares. Esta diferencia de precio también guarda relación
con la notable variación de características y de rendimiento,
aunque no se garantiza ningún rendimiento específico de ninguno
de los aparatos. No se trata de ningún truco de los fabricantes,
sin embargo. Como las condiciones del suelo varían tanto, ningún
fabricante puede garantizar el tamaño de un objeto localizado a una
profundidad dada. Por lo general, mientras más grande es el objeto,
mayor es la profundidad a la cual se puede localizar; y los objetos que
se han enterrado durante mucho tiempo a menudo son más fáciles
de localizar, debido a que su metal se ha corroído y regado en la
tierra que los rodea, presentando un blanco de mayor extensión.
El tamaño de la bobina de localización también tiene
mucho que ver con la eficiencia del aparato. Las bobinas de tamaño
grande penetran a una profundidad mayor, pero las bobinas pequeñas
pueden localizar objetos superficiales de dimensiones reducidas, tales como
monedas, que pasan por alto las bobinas grandes. Muchos detectores tienen
bobinas intercambiables de diversos tamaños, que vienen con el aparato
o que se ofrecen como accesorios optativos, para adaptar fácilmente
los detectores a la localización de cualquier tipo de tesoros que
busca uno. Hasta existen bobinas a prueba de agua para búsquedas
subacuáticas.
Casi todos los detectores, excepto los de precio más barato, tienen
tres métodos para indicar cuándo han hecho un hallazgo: Un
altavoz, un clavijero de audífono (el cual desconecta al altavoz)
y un medidor (que proporciona una mejor indicación del tamaño
y la profundidad del hallazgo).
Es posible que los altavoces sean más cómodos que los audífonos,
pero es preferible utilizar estos últimos cuando hay personas cerca:
No sólo contribuyen a guardar en secreto su hallazgo (los expertos
en la materia hablan a sus anchas sobre sus hallazgos, pero nunca dicen
donde han dado con ellos), sino que también eliminan los ruidos que
impiden escuchar señales débiles. w que escucha uno depende
del tipo de instrumento que se tiene: Oscilador de Frecuencia Heterodina
(OFH) o Transmisor-Receptor (TR), también conocido como Aparato de
Equilibrio de Inducción (Ii). |
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Los osciladores de metales de tipo OFH tienen dos osciladores
que se golpean entre sí. Lo que escucha uno son dos frecuencias:
Un lento sonido ronco o un tono bajo cuando no hay ningún material
metálico. Pero cuando se aproxima el detector a una pieza de metal,
se desequilibra uno de los dos osciladores, cambiando su frecuencia y produciendo
un tono más agudo o más bajo.
Con un detector de TR no escucha uno nada sino hasta localizar algo -entonces
se escucha un tono que se vuelve más fuerte con la intensidad de
la señal. El tono proviene de un diminuto transmisor de baja frecuencia
y se escucha en un receptor integrante. Pero el receptor está equilibrado
para no captar ninguna señal hasta que el metal localizado desequilibra
la señal. Cuando ocurre esto, escucha uno el tono.
Los detectores TR cuestan más que los de tipo OFH, pero muchos principiantes
alegan que su uso resulta más fácil: La diferencia entre el
silencio y la señal es más pronunciada que la diferencia entre
un tono bajo y un tono ligeramente más fuerte. Los tipos TR también
son más sensibles, más fáciles de sintonizar y su sintonización
es más estable {aunque requieren una sintonización mayor al
cambiar las condiciones del suelo) y reaccionan con mayor rapidez, siendo
menos posible que deje uno de escuchar una señal. y un tamaño
dado de bobina reacciona a una variedad mayor de tamaños de objetos.
Pero los tipos OFH, una vez que aprende uno a utilizarlos, también
ofrecen sus ventajas. Los cambios pequeños en los tonos de la señal
son más fáciles de escuchar de parte de la mayoría
de las personas que los cambios igualmente pequeños en el volumen
de la señal. La sonda de un detector OFH es sensible a todo su ancho,
mientras que la sonda TR generalmente tiene un área sensible más
pequeña; significa ésto que un detector OFH puede cubrir un
área dada con menos pasadas. Algunas personas creen que es más
fácil determinar lo que obtiene uno con un aparato OFH. Algunos nuevos
aparatos OFH hasta diferencian objetos valiosos como monedas de articulos
menos valiosos como tapas de botellas y latas vacías. Pero estos
aparatos OFH de tipo discriminatorio tienen tres desventajas: No son tan
sensibles como los aparatos OFH o TR de alta calidad, cuestan más
que éstos y dejan de localizar alrededor de un 5 por ciento de artículos
valiosos que podría encontrar un detector de tipo no discriminatorio.
Sin embargo, el tiempo que se ahorra dejando de desenterrar artículos
metálicos sin ningún valor compensa de sobra la pérdida
ocasional de un anillo enchapado o un brazalete de malla de alambre. |
El tamaño de la bobina es importante: Cuando son pequeñas
localizan con facilidad artículos pequeños entre A y B. Las
grandes pueden localizar objetos de tamaño mayor a una profundidad
superior (C), pero no localizan los artículos pequeños. Los
sistemas con bobinas dobles, permiten comparar las señales de una
bobina grande y otra pequeña para determinar tamaño y profundidad
de un objeto cualquiera |
Fuente: Revista Mecánica Popular - Volumen 29 -
Enero 1976 - Número 1
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