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Estás leyendo parte de la revista de Mayo de 1951
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Inventores, algunos se hacen ricos, otros no
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Un inventor se dedica seis mesas o
un año a perfeccionar un abrelatas que no sólo funciona,
sino que parece tener muchas más ventajas que los demás
artefactos similares que existen en el mercado. Lo prueba; su esposa y
sus amigos también participan. Todo el mundo está
entusiasmadísimo con el invento, y ya empieza a soñar
nuestro inventor con las cantidades fabulosas de dinero que va a ganar.
Más tarde invierte unos cuantos cientos de dólares
adicionales perfeccionando aún más su invento, con objeto
de que todo salga a pedir de boca. De pronto -¡todo se gozo se va
al pozo! Descubre que otra persona patentó exactamente el mismo
artefacto 39 años y cinco mesas antes que el suyo.
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Fuente: Revista Mecánica
Popular - Volumen 8 - Mayo 1951 - Número 5 |
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