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Monitor electrónico - Agosto 1985
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Por Stephen A. Booth |
Teléfonos
en que no hay que marcar y máquinas de escribir que son capaces
de deletrear
La Feria de Artículos Electrónicos para Consumidores
celebrada hace poco en la ciudad de Las Vegas incluyó mucho
más que los productos de entretenimiento mencionados en nuestra
columna del mes pasado. Se presentaron también artículos
utilitarios, pero de alta tecnología también, como
computadoras y máquinas de escribir. La feria permitió
asimismo al público enterarse de nuevas tecnologías tales
como sistemas de reconocimiento de voces instalados en un robot y en
unos nuevos teléfonos.
Al compararse con el sencillo método de activación por
voces, en que el sonido activa a un dispositivo para ponerlo a
funcionar, los productos de reconocimiento de voces se programan para
reaccionar al lenguaje humano. Esto les permite diferenciar entre
órdenes y ejecutar las órdenes que imparte uno.
Para lograrlo, el dispositivo de reconocimiento de voces analiza la
impresión de la voz de uno y registra esta impresión en
una memoria durante la etapa de programación. Cualquier orden
subsiguiente se compara con esta impresión y, cuando el
dispositivo halla una voz que corresponde con la impresión, se
ejecuta la orden.
Este es el principio que se aplica al robot Hearoid y a un
teléfono en que no hay necesidad de marcar números,
presentado por la TTC, una compañía de California. El
Hearoid reconoce órdenes sencillas impartidas por 12 diferentes
voces. Para labores más complicadas, se programa un cassette y
éste se inserta en el chasis de cinta del robot.
El Hearoid activado por pilas cuesta US$400 en los Estados Unidos,
aproximadamente igual que el teléfono sin cuadrante de la TTC,
el cual reconoce cuatro voces y se aprende de memoria hasta ocho
números telefónicas. Basta pronunciar el nombre de la
persona con quien se desea hablar y luego decir "marcar" para que el
teléfono efectúe la comunicación.
Aunque estas aplicaciones actuales para el sistema de reconocimiento de
voces son sencillas, surgirán productos más complejos al
bajar el precio de las memorias de las computadoras. De hecho, fueron
los precios y las memorias de los dos aspectos que más
resaltaron con respecto a las computadoras personales presentadas en
Las Vegas.
Las computadoras 130ST (US$400) y 520ST (US$600), nuevos productos de
la Atari, emplean la misma potente ficha Motorola 68000 de 16/32 bitios
que proporciona esos avanzados gráficos y capacidades de
procesamiento para la computadora Macintosh de Apple. La 130ST tiene
131,000 bytes de memoria de acceso directo (RAM), mientras que la 520ST
tiene alrededor de 524,000. El precio de venta al público de un
sistema Atari 130ST con mando de disco y monitor de color debe ser de
alrededor de US$800, aproximadamente la mitad de lo que cuesta un
conjunto Macintosh similar. Mientras tanto la Commodore presentó
su modelo Commodore 128 de US$250 de precio, una sucesora más
práctica y potente del popular modelo Commodore 64. Con 128,000
bytes de memoria de acceso directo (RAM), el nuevo modelo se encuentra
en la misma clase que las computadoras PCjr de la IBM y IIc de la Apple
y se puede ampliar para dar cabida a 512,000 bytes. También
puede poner a funcionar la enorme base de programas que han sido
desarrollados para el modelo 64.
En cuanto a las nuevas máquinas de escribir electrónicas,
aunque no son computadoras de verdad, sí se están
volviendo más "inteligentes". Los más recientes modelos
de la Smith-Corona tienen un diccionario integrante que lo alerta a uno
de manera instantánea cuando deletrea mal cualquiera de 30,000
palabras de uso frecuente. El primer modelo portátil de la
Panasonic, el RK-P400 (US$350 en los Estados Unidos), tiene programas
integrantes que producen gráficos en cuatro colores.
También almacena dos páginas de texto y se puede usar
como impresora de computadora. Lo mismo se puede decir del modelo
Casiowriter 30, el cual almacena 12 páginas y cuesta US$400.
Un notable desarrollo tecnológico es el diminuto altoparlante no
magnético de tipo piezocristal de Sawafuji, que puede usarse en
lugar de altoparlantes activados por imanes que causarían
interferencias.
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Fuente: Revista Mecánica Popular -
Volumen 38 - Agosto 1985 - Número 8
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