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Estás leyendo parte de la revista de Mayo de 1961
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QUIEN SABE, pero tal vez los canales y las lunas del
planeta Marte sean una creación del hombre.
Para aclarar el misterio de los canales,
es posible colocar telescopios en un satélite suspendido en un punto
por arriba de la atmósfera de la Tierra. Tendrían los telescopios
que disponer de gran potencia; y los satélites tendrían también
que tener un alto grado de estabilidad. También se necesitaría
un sistema sensible de alineación y una instalación para transmisiones
radiales.
Sin embargo, para solucionar el problema
de las lunas de Marte, tendría que dispararse un dispositivo espacial
hacia un punto cercano a dicho planeta. Tendría este dispositivo
que contener una cámara adaptada a un telescopio, así como
un complicado transmisor de televisión. Está demás
decir que la transmisión por televisión de vistas de la región
de Marte, la cual se halla a una distancia de 65 ó 80 millones de
kilómetros, no es una labor sencilla; sin embargo, puede hacerse.
El principal instrumento en el dispositivo espacial sería una antena
transmisora paraboloidal (parecida al faro de automóvil) que constantemente
estuviera apuntando hacia la Tierra. Una antena semejante, hecha de plástico
aluminiado, podría lanzarse plegada para que se inflara en el espacio
a un diámetro de aproximadamente 12 metros. Podría formar
y transmitir vistas detalladas de Marte y de sus lunas.
Pero aun más espectacular sería
lanzar hacia Marte una nave espacial en que viajaran seres humanos de la
Tierra. Los adelantos alcanzados en el campo de la ciencia y de la ingeniería
permiten la construcción de una nave espacial semejante, para. 8
pasajeros. En realidad, esa nave ya ha sido diseñada por Phillip
Bono, un ingeniero de la Boeing que ha demostrado que todo depende del desarrollo
de cierto tipo de motor especial, con un empuje de 1 1/2 millón de
libras y que utilice hidrógeno y oxígeno como impelente. Se
necesitaría un total de siete de estos motores para las tres etapas
de escape de la Tierra. La nave espacial tendría una altura de 76
metros, un ancho de 25 metros y un peso de 3.765.000 kilos. Portaría
una enorme carga útil de 36.300 kilos, que incluiría unas
4 toneladas de equipo exploratorio y un vehículo terrestre de 2 toneladas
para viajar por Marte.
La nave espacial podría elevarse
hacia Marte, sin tener que detenerse. No habría necesidad de armarla
en una estación espacial. En vista de que se están desarrollando
motores y combustibles con una potencia cada vez mayor, se está descartando
la idea de emplear estaciones espaciales.
Al acercarse la gigantesca nave a Marte,
comenzaría a funcionar un grupo de cuatro motores de retroacción,
con un peso de 9100 kilos cada uno, para reducir su velocidad. También
se necesitarían estos motores para el viaje de regreso a la Tierra.
El viaje, que sería casi un recorrido
por inercia, demoraría 259 días. Es durante los primeros días
del mes de mayo de 1971 cuando debería lanzarse una nave espacial
hacia el planeta Marte. De hacerse esto, las posiciones relativas de la
Tierra y de Marte permitirían realizar un lanzamiento y un recorrido
en tal forma que 59 días después estaría la nave espacial
moviéndose al costado de Marte, y a la misma velocidad de éste,
con sólo efectuar unas cuantas maniobras. Más aun, en el momento
del aterrizaje, en enero de 1972, el planeta se hallaría cerca del
Sol, por lo que su temperatura sería bastante agradable.
Los exploradores tendrán que
permanecer en Marte durante 479 días, hasta que se encuentre de nuevo
en una posición correcta en relación con la Tierra, para el
viaje de regreso. Este viaje de regreso a la Tierra demoraría también
259 días. La nave espacial llevaría su propia plataforma de
lanzamiento para partir de Marte; sería algo así como un deslizador
de aterrizaje.
Para llevar estos planes a cabo, se
requieren millones de dólares, años enteros de trabajo, e
innumerables riesgos y dificultades. Pero cuán emocionante será
ese momento en que invada el hombre el territorio vedado de Marte para observar
sus canales, mirar hacia arriba y descubrir la incógnita de la naturaleza
de sus lunas. ¿Las colocó alguien allí? ¿Qué
clase de ser habita o ha habitado ese extraño y fascinante mundo
de Marte? |
Fuente: Revista Mecánica Popular - Volumen 28 -
Mayo 1961 - Número 5
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