CUANDO ATERRICEMOS EN MARTE, acudiremos presurosos y anhelantes a la región
de los canales; sin que esto signifique que no tengamos apremiantes problemas.
La atmósfera de Marte es muy tenue, como la nuestra a unos 15.000
metros de altitud, y lo probable es que no podamos respirar sin la ayuda
de uno de esos, aparatos portátiles para respirar. Por añadidura,
tal vez hallemos que la atmósfera marciana solo contiene el uno
por ciento de oxígeno respecto a la de la Tierra, y dicho oxígeno
no está lo suficientemente concentrado para que nuestro aparato
respiratorio lo absorba con eficacia.
Existe la posibilidad de que tengamos que obtener el oxígeno extrayéndolo.
Mediante el procedimiento de calentar ciertas porciones del suelo podremos
liberar el oxígeno contenido químicamente en la corteza.
Como es lógico, antes de partir en tan largo viaje, tendremos que
estar razonablemente seguros de que el suelo de Marte contiene oxígeno.
Por esa razón, se están estudiando diversos suelos que,
según se cree, se asemejan a los de Marte. Entre ellos, figura
uno de piedra arenisca que hay En el sur de Texas, el cual contiene un
alto porcentaje de óxido de hierro. Otro es cierto tipo de lava,
como el del desierto Pintado, en Arizona. Ambos liberan oxígeno,
al calentarse, pero no en la cantidad suficiente. Es, pues, necesario,
mejorar los métodos a fin de que rindan mayor cantidad.
Entre los estudios que tratan de la forma de que el hombre superviva
en Marte, figuran los experimentos de cultivos de bacterias en una atmósfera
considerada como análoga a la de la Tierra. Con el propósito
de probar los efectos de respirar y vivir en una atmósfera enrarecida,
se mantienen colonias de ratones en tanques, de los cuales se extrae gradualmente
el aire.
Un grupo de ratones no han dado señales de incomodidad a una presión
atmosférica equivalente a la que existe a 4.700 metros de altitud.
Los indios peruanos que viven en los Andes se desenvuelven perfectamente
en lugares que se hallan a dicha altura, ya alguno de ellos no les agrada
descender a los valles debido a que absorben demasiado aire al respirar.
Sea como sea, continúa en pie la interrogante sobre los efectos
que tendrá en el hombre el vivir en una atmósfera muy tenue.
Se ha observado que muchos animales autóctonos de las altas montañas
prefieren bajar a menores alturas para dormir. Sin embargo, es posible
que lo hagan en procura de mayor retiro y abrigo, como también
para descansar en parajes más tibios que los que existen en las
alturas durante la noche.
Pero volviendo al asunto de las bacterias y la vegetación, debe
anotarse que se están conduciendo investigaciones encaminadas a
descubrir los tipos que podrían subsistir en Marte. Como es natural,
en estos estudios se trata de duplicar las condiciones existentes en dicho
planeta.
Veamos, por ejemplo, lo referente a la temperatura. Por término
medio, la temperatura de un día de verano, en Marte, varía
de unos 25 grados centígrados, en el día, a unos 7 grados
centígrados bajo cero. por la noche. La atmósfera de Marte
se compone e II su mayor parte de nitrógeno, el cual posiblemente
constituya el 98,5 por ciento. El resto se halla formado por pequeñas
partes de argón, anhídrido carbónico y oxígeno.
En los experimentos que se están llevando acabo en la Fundación
Armour para Investigaciones, en el Instituto Tecnológico de Illinois,
se reproduce en tubos de ensayo la atmósfera de Marte. Luego, se
introducen en ellos ciertas especies de bacterias terrestres y diversos
tipos de vegetación. Lo que se trata de probar es, por supuesto,
si las bacterias pueden subsistir en la atmósfera marciana y, de
ser así, si conservan su vigor original.
La vegetación que se utiliza en una serie de estudios consiste
en varias clases de musgos y líquenes, y resultará fascinante
descubrir cuáles son las formas vivientes más rudimentarias
que podrían subsistir en la atmósfera marciana, junto con
la vegetación que suponemos que existe en Marte. |