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Estás leyendo parte de la revista de Enero de 1961
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LA PESADILLA. de cualquiera de los primeros. hombres que sean lanzados
en órbita al espacio es que no pueda salirse de órbita. Después
de todo fue esto lo que le sucedió al Sputnik ruso que transportaba
a un astronauta artificial. Se transmitió desde tierra una señal
de radio para que el SPutnik disparara cohetes de retroacción, con
el escape apuntado en la dirección de recorrido, a fin de que el
satélite perdiera velocidad, apuntara hacia abajo y descendiera luego
a tierra. Sin embargo, el Sputnik se había virado y estaba apuntando
en dirección contraria, por lo que los llamados cohetes frenadores
le proporcionaron en realidad mayor velocidad. describiendo el satélite
una órbita aún mayor, para jamás regresar a tierra.
En el satélite de los rusos que portaba los perros Belka y Strelka
sin embargo, los cohetes frenadores funcionaron correctamente. En otras
palabras, la nave espacial se hallaba apuntando en dirección correcta
cuando se transmitió la señal de radio desde tierra para encender
el combustible que habría de activar los cohetes frenadores.
Algo que infunde optimismo. por supuesto, es que un ser humano que se halla
en órbita podrá disparar los cohetes de retroacción
en el momento preciso. O sea que el astronauta mismo que se encuentra volando
en órbita decidirá cuándo oprimir el botón para
salirse de órbita .Sin embargo, también existe la posibilidad
de que aquél no se encuentre en plena facultad de sus capacidades
mentales para salirse de órbita en el momento preciso. Por supuesto,
el sistema transmisor-receptor de radio entre la Tierra y la nave espacial
permitirá saber si el astronauta se halla en posesión de Sus
facultades y si puede actuar por sí solo. De no ser así, se
usará la radio para disparar los cohetes de retroacción desde
tierra y de fallar esto, un dispositivo ajustado de antemano, instalado
en la nave espacial misma, efectuará el disparo. Así, pues,
se pueden disponer de tres controles para sacar a la nave espacial de órbita.
No hay razón alguna, por lo tanto, de sufrir pesadillas.
Sin embargo, es posible sufrir pesadillas por otras causas menores. "Supongamos
que tenga éxito para salir de órbita", podrá preguntarse
el astronauta, "¿no confrorttaré después problema
alguno?"
Antes de contestar la pregunta anterior es necesario diferenciar entre el
Proyecto Mercury y cualquier otra operación mas avanzada.
En el Proyecto Mercury, después de salir de órbita. el piloto
de la aeronave desciende dentro de una cápsula que, al entrar en
la atmósfera, baja "suavemente" mediante un paracaídas.
Con probabilidad, la cápsula caerá sin peligro en el agua,
flotará en ella, será descubierta allí y será
rescatada por buques o aviones. A pesar de que se ha tenido éxito
rescatando satélites en pleno aire, el Mercury caerá en el
agua, intencionalmente.
Es natural que esta operación sea motivo de insomnio para un astronauta,
a pesar de que se han ensayado bien todas las fases relacionadas con el
proyecto. después de la salida de órbita .Hay varios paracaídas,
incluyendo aquellos que se abren en casos de emergencia; la cápsula
ha sido diseñada para que flote. y sin duda flotará (siempre
y cuando no se rompa); además, transmite señales de radio
y emite destellos de luz para dar a conocer su posición en el agua.
¿Qué otra cosa puede causar insomnio y pesadillas a un
astronauta y sus familiares? Bueno, nos hemos olvidado de una cosa: ¿qué
tal si estalla la aeronave mientras asciende? Ya se ha encontrado una solución
a ese problema. La cápsula tiene un cohete de emergencia que, en
caso de producirse una explosión o una falla de los cohetes reforzadores.
saldrá disparada para apartar la cápsula con el astronauta
de los fragmentos lanzados por la explosión y luego elevarla a una
altura en que un paracaídas se abrirá automáticamente,
mientras se desprende el cohete disparado.
Si se trata de un sistema más avanzado, entonces lo siguiente es
motivo de preocupación: Un cohete reforzador eleva la nave espacial
para colocarla en orbita; ¿salió todo bien? En orbita. el
astronauta dispone su nave en posición o se hace esto desde tierra;
se disparan los cohetes de retroacción (¿correctamente?);
la nave espacial en sí, y no una cápsula, desciende, entra
en la atmósfera, utiliza combustible para fines de enfrenamiento
y se prepara para aterrizar.
De aquí en adelante hay que llegar a una decisión: ¿Debe
aterrizar toda la nave espacial? ¿Lo puede hacer sin riesgo alguno
o debe la cápsula ser lanzada por la nave espacial, a fin de que
descienda por paracaídas? Los rusos hicieron esto con los dos perros;
pero la nave espacial en sí aterrizó perfectamente bien, según
dicen ellos. El lanzamiento fue sólo una medida de precaución.
Pronto habrán de desaparecer todas las pesadillas: Se elevarán
naves espaciales fácilmente, sin correr peligro alguno y a impulso
de combustible de tipo no explosivo; entraran en órbita y luego bajarán
intactas a tierra con sus navegantes ya sean Iván o Joe. |
Fuente: Revista Mecánica Popular - Volumen 28 -
Enero 1961 - Número 1
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