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El Dr. Wernher von Braun, que contribuyó a la creación del cohete alemán V-2 en la segunda guerra mundial, es ahora ciudadano de los EE. UU. Dirigió la producción del proyectil balístico Júpiter C, y lanzó el satélite Explorer I Dr. Wernher von Braun
El Momento Culminante Por el Dr. Wernher von Braun
EN LA NOCHE del histórico lanzamiento del EXPLORADOR I -el satélite para observaciones científicas del Ejército de los EE.UU.-me hallaba sentado en el Centro de Comunicaciones del Pentágono, pendiente de las teletipias que informaban sin cesar el desenvolvimiento de la cuenta descendente que se hacía en el Cabo Cañaveral, Florida.
En unas grandes pantallas, aparecían los mensajes de las teletipias que se afanaban en transmitir, sin rezagarse, los detalles de1a cuenta, Uno de ellos comunicaba lo siguiente:
HUNTSVILLE, ABM-19,X-27 Y CUENTA EN LA ESTACION 2221. LOS CAMAROGRAFOS TIENEN HASTA X-21 PARA TERMINAR SUS NOTAS Y ABANDONAR EL LUGAR. LOS OBSERVADORES DICEN QUE EL PROYECTIL PRESENTA UNA MAGNIFICA VISTA BAJO LA LUZ DE LOS REFLECTORES. LA INSTALACION DE SERVICIO RETROCEDE HACIA LA POSICION DE FUEGO.
Durante el lanzamiento del EXPLORADOR I, me hallaba en Washington, acompañado del Dr. William Pickering, del Laboratorio de Propulsión de Reacción, y del Dr. James A. Van Allen, de la Universidad del Estado de Iowa, con el objeto de hacer declaraciones a la prensa en el momento oportuno. Nos habían dicho que teníamos que esperar los resultados de la operación en el Centro de Comunicaciones del Pentágono. De este modo, si todo salía bien, nos sería fácil ir a la Academia Nacional de Ciencias, a fin de ponernos a la disposición de los reporteros, como también del personal encargado de los noticiarios para el cine y la televisión. Esto explica que estuviera vestido con un traje obscuro. Sin embargo, llevaba en el bolsillo gafas ahumadas, pues había decidido escurrirme fuera del edificio y buscar refugio en la obscuridad de un cine si la suerte no nos era propicia.
En el Laboratorio de Lanzamientos de Proyectiles, en el Cabo Cañaveral, el general John Bruce Medaris, que ordenó la ejecución del lanzamiento a pesar de los altos vientos durante dos días, seguía con ansiedad la cuenta en un modesto edificio de hormigón de bajos contornos.
La teletipia volvió a funcionar:
HUNTSVILLE, ABMA-20 AL "CLUSTER" (el aparato de gran velocidad, destinado a impartir al satélite un movimiento giratorio de bala) SE LE ESTA AUMENTANDO LA VELOCIAD DE GIRO. 370 RPM AHORA . . . 440 RPM . . . 470 RPM . . . TODO VA BIEN. EL EDIFICIO DE HORMIGON ESTA COMPLETAMENTE CERRADO,. LA CUENTA ES X-7 A LAS 2241 HORA DEL ESTE . . . X-6 A LAS 2242 . . . TODO FUNCIONA BIEN.
En el edificio de hormigón, Robert Moser se ciño más los auriculares, echó una ojeada a la relación de la cuenta, y ordenó que se encendieran las grabadoras en serie. Luego, revisó la consola de control.
X-2 MINUTOS . . .
Una voz chirriante sonó en los auriculares de Moser: "¡Hay una desviación en la aleta del chorro!"
Sólo faltaban 100 segundos cuando Moser habló, por el micrófono, al Dr. Kurt Debus, jefe del Laboratorio de Disparos de Proyectiles. "¿Qué debe hacerse?", preguntó.
Debus fijo la vista en la ventana. "No haga caso"; respondió. Moser continuó la cuenta descendente.
MINUTO X-1 ..SE ESTAN TOMANDO LOS PESOS FINALES. LA HELICE CONTINUA GIRANDO PERFECTAMENTE.
La teletipia aumentó de velocidad para no quedarse atrás.
A X-30, Moser comenzó a enumerar los segundos finales: "X-30, 20, 10, 9, 8, 7, 6, 5,4, 3, 2, 1- ¡Comando de Fuego!"
Una rugiente llamarada emergió del cohete. Se informa que ascendió pesadamente y con sospechosa majestad, ganando velocidad a medida que se elevaba hacia el cielo. Eran las 10.48 p.m., hora del Este.
En la calurosa y atiborrada sala de telecomunicaciones, la teletipia continuaba informando que la primera sección se conducía perfectamente, y que el cohete describía un suave arco hacia el Atlántico. De acuerdo con los cálculos efectuados previamente, a los 155 segundos cesó la fuerza propulsora de la primera sección. segundos después, la sección de la proa se separaba del reforzador, tal como se había planeado. Transcurrieron lentamente otros 90 segundos, y la teletipia informó que el encendido de la segunda sección era correcto. Un profundo silenció reinó por un minuto.
Escribí rápidamante un mensaje a lápiz, el cual apareció en la pantalla:
WASHINGTON DA-5, MENSAJE OFICIAL DEL PROFESOR VON BRAUN PARA ABMA. ¿SE ENCENDIEEON LAS SECCIONES TERCERA Y CUARTA? (Si hubiesen fallado las secciones de alta velocidad, fracasaría el intento de establecer un satélite.) HUNTSVILLE, ABMA-21, REF. DA-5 NO SE SABE AUN. SE LO COMUNICAREMOS TAN PRONTO COMO SEA POSIBLE. EL GENERAL MEDARIS DICE QUE TOME USTED UNA TAZA DE CAFE, QUE FUME UN CIGARRILLO Y NOS ACOMPAÑE EN LA INCERTIDUMBRE.
Poco después recibimos de Antigua la noticia de que se habían captado claramente los dos transmisores del EXPLORADOR I a su paso por ese lugar. La isla de Antigua se halla a unas 1300 millas marítimas hacia el Sur del Cabo Cañaveral y, de acuerdo con el tiempo transcurrido entre el encendido de la segunda sección y el paso por Antigua, se podía deducir con bastante exactitud si la cuarta sección llevaba la velocidad final adecuada para el éxito de la operación.
De acuerdo con el tiempo registrado entre el momento de disparar la segunda sección y el paso por Antigua, el grupo encargado de evaluar las cifras en Cañaveral, determinó que el EXPLORADOR I había alcanzado la suficiente velocidad y, por lo tanto, debía suponerse que había iniciado una órbita de 106 minutos. Esto, sin embargo, no ofrecía la seguridad necesaria para cantar victoria. Para los que nos hallábamos en la sala de comunicaciones del Pentágono, esa información sólo indicaba el tiempo que deberíamos esperar hasta recibir las noticias de California de que la sección final había dado una vuelta alrededor del mundo.
Pues bien, después de pasar los 106 minutos calculados, no ocurrió nada, y puedo asegurar que los ocho minutos adicionales que transcurrieron hasta recibir el próximo mensaje, fueron los minutos más emocionantes de mi vida.
Mientras el tiempo avanzaba lentamente, sin recibir nuevas de California, nuestra angustia se iba tornando en desesperación. Como la sala estaba llena de oficiales de alta graduación, tratábamos de disimular nuestro pesimismo. Había que aparentar lo que no se sentía, y sonreír y convencer a los demás de que todo marchaba perfectamente.
Bill Pickering se hallaba en comunicación a larga distancia con las cuatro estaciones receptoras de California; pero ninguna había percibido nada. Continuaron las cosas así por un tiempo que nos pareció horas. Oí que Bill vociferaba por teléfono: "¿Por qué diablos no puedes oir nada?"
Súbitamente, y cuando menos lo esperábamos, las cuatro estaciones llamaron en el lapso de 30 segundos y comunicaron que hablan oído claramente la señal. ¡Los Estados Unidos acababan de ingresar en el campo de las operaciones espaciales!
Dr. Wernher von Braun

Fuente: Revista Mecánica Popular - Volumen 27 - Noviembre 1960 - Número 5



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Idea original de Mi Mecánica Popular por: Ricardo Cabrera Oettinghaus