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Estás leyendo parte de la revista de Noviembre de 1981
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Por Ignacio A. Ortiz Bello |
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Felizmente la filatelia en nuestra América se está situando
-y más importante aún, está siendo situada- en un plano
privilegiado, en una posición cimera; después de haber permanecido
durante muchos años enclaustrada en el localismo, egoísmo
y personalismo de sus figuras representativas, las cuales y por motivos
que desconocemos y no entendemos, han trabajado dentro de la filatelia de
una manera muy personal.
Claro que todavía varios países no han despertado al nuevo
y radiante amanecer filatélico de hispanoamérica, que aún
algunos gobiernos o sus ejecutivos postales no han sido lo suficientemente
inteligentes como para darse cuenta de la importancia económica,
cultural, propagandística que un Departamento Filatélico bien
organizado puede aportar al patrimonio de la nación; pero otros sí,
y tanto en el gran mercado que representan los Estados Unidos y Canadá
como en Europa, han comenzado a hacer promoción ya mercadear sus
sellos.
Cuba, al igual que todos los países regidos por el comunismo internacional,
explota inescrupulosamente el bolsillo de los filatelistas; pero no es menos
cierto que su Departamento filatélico ha estado presente en todas
las grandes exposiciones filatélicas internacionales del Canadá
y Europa, obteniendo un éxito extraordinario con la venta de sus
sellos, los cuales se emiten con un conocimiento pleno del favoritismo en
el mercado internacional.
Y es que la filatelia busca nuevos horizontes, nuevos senderos por los cuales
transitar, esos tesoros exóticos y ocultos que todos ansiamos algún
día encontrar y que sabemos no se encuentran en las trilladas calles
del continente europeo, ni en las populosas de la nación norteamericana.
México, Venezuela, Argentina, República Dominicana, Costa
Rica, Colombia, Chile están atrayendo la atención de los filatelistas,
comerciantes y especuladores, movimiento o atracción que pueden ser
fácilmente comprobados si se estudian y analizan los resultados de
las subastas realizadas por casas filatélicas en los Estados Unidos
y Europa.
En más de una ocasión, hemos recomendado a nuestros lectores
que coleccionen sellos de hispanoamérica; quizás a ello nos
ha movido nuestro amor e identificación con los nuestros, recomendación
que ahora se agranda y cobra mayor validez al estar respaldada por el interés
económico, haciendo de los sellos hispanoamericanos motivo de una
buena inversión. |
Fuente: Revista Mecánica Popular - Volumen 34 -
Noviembre 1981 - Número 11
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