Por Ignacio A.
Ortiz-Bello
Raramente se nos presenta una oportunidad como ésta de
iniciarnos en una temática tan amplia como podamos pensar, y
tan limitada como deseemos elaborarla. Ya todo lo que se iba emitir
recordando o dejando patente el regreso del cometa Halley se ha
emitido, así que tendremos que esperar otros 75
años antes de que vuelva Halley y nuevamente se emitan
sellos, marcas postales, canceladores y todo tipo de material
filatélico en honor de su aparición.
Tras lo anteriormente expuesto y sabiendo que hay oportunidad de
adquirir aún todo lo relacionado con el comenta Halley -a
buen precio y con facilidad-, se nos antoja proponer esta
temática a los muchos filatelistas que recién o
hace poco se han iniciado en el coleccionismo de sellos y que
gustarían de tener una colección
temática fácil de completar y de poder exhibir
pública o privadamente.
No son muchos los países que han emitido sellos recordando
este regreso del cometa Halley. De los países
latinoamericanos sólo tengo noticias concretas de la
emisión de un sello por Brasil. Al se pocos los
países que han emitido sellos del cometa Halley, no se hace
difícil no costoso el adquirirlos todos y, si sus recursos
económicos lo permiten, pueden ampliar su
colección con sobre matasellados en eventos
especiales de recordación.
Edmundo Halley, nacido en la capital de Inglaterra, desde joven
demostró gran entusiasmo por el estudio de la
astronomía y, para suerte suya, cuando contaba tan
sólo 20 años de edad puede ir a residir a la isla
de Santa Elena, bajo el maravilloso y limpio cielo del
Atlántico Sur, residencia que le sirviera para ampliar sus
estudios e investigaciones, plasmadas en su completisimo
catálogo de las estrellas visibles en el hemisferio austral.
Su estancia en la isla es recordad en una serie de tres sellos, emitida
en 1977 por Santa Elena, en la que aparece Halley en el sello de 8
peniques en plena faena científica, midiendo altura de los
astros con un enorme sexante de la época.
A su regreso a Londres es elegido miembro de la Royal Astronomical
Society, que en 1970 tuvo su sello conmemorativo en la Gran
Bretaña. En 1682 aparece el cometa que él
haría mundialmente famoso, y se sumerge en
cálculos durante 20 años , hasta que informa a la
comunidad científica internacional en su
“Astronomiae Cometicae Synopsis” que los cometas de
1628, 1607 y 1531 eran uno solo y acogida con escepticismo. Su muerte
en 1743 en el Observatorio de Greenwich, Inglaterra, no le
permitió ver comprobada su teoría.
Al llegar 1758 los nervios de los astrónomos estaban de
punta. ¿Estaría Halley en lo cierto? Un
astrónomo francés, Lalande, se volcó
en ardua tarea de calcular las perturbaciones que los dos enormes
planetas, Saturno y Júpiter, podían alterar y
retrasar la fecha exacta del retorno del cometa. El no sabía
que otros dos grandes planetas, Urano y Neptuno -todavía no
descubiertos- podían tener algo que ver en la trayectoria. Y
por fin, en la primavera de 1759, el cometa de Admundo Halley
apareció de nuevo, acallando la risa de los
clásicos escépticos de turno.
Poco ha sido lo que filatélicamente se honrara a Edmundo
Halley en 1910 y lo que ahora en 1986 se emitiera en su honor; pero
ello le facilita al coleccionista poder elaborar una
colección completa de un tema dentro de la
astronomía y lo espacial, dos temáticas muy
favorecidas por los filatelistas. |