Por Ignacio A. Ortiz-Bello
En una de esas veces que me da por creerme filósofo y
escribo pensamientos, los que luego coloco en las paredes de mi
pequeña oficina para disfrute de uno y martirologio de
otros, escribí un que reza así: “Si
hubiera menos gente tratando de arreglar el mundo, esto
estaría mejor”. Si hubiera menos gente diciendo
que está ayudando a los jóvenes y de verdad
ayudara, la juventud estaría mejor. Y es que hay muchos que
viven de la filatelia que de deberían, junto a sus
oraciones, al levantarse por la mañana, de hacer una de
agradecimientos a los sellos, pero que a la hora de contar para algo
con ellos no se les ve por ninguna parte.
En Quito, Ecuador, hace poco más de un año se
organizo un club filatélico juvenil que “apretando
por aquí y soltando por allá”
encontró su rumbo propio, decidieron caminar solos, logrando
en poco tiempo una identidad propia y algunos logros que les van
colocando junto a otros de más vida. Epistolarmente yo
conocía de la existencia de EL COLECCIONISTA JUVENIL. P.O.
Box 17-04-10367, Quito Ecuador; y por simpatía y
obligación desde un principio les brindé estas
páginas y nuestro apoyo.
Pero da la casualidad de que una vez más visitamos Quito, mi
esposa y yo, enamorados del esplendor barroco de sus iglesias,
fascinados con la majestuosidad de sus edificios coloniales y tocados
con la sencillez, amabilidad y calor humano de los quiteños.
Y desde ahora, tendremos que agregar a todo lo anterior los nuevos
jóvenes amigos filatelistas que componen el club El
Coleccionista Juvenil.
El encuentro con David Larenas Herdoiza primero y luego con Homero
Harai Freire, jóvenes de 17 años de edad,
compañeros de escuela desde sus primeros años,
significó para mí un desdoblamiento, un
reencuentro con el joven de pueblo, apasionado por la filatelia,
incomprendido, que a esa misma edad más o menos, fundara en
mi pueblo un club filatélico juvenil, que
“mareando y cansado” a muchos, puede obtener
algunos logros en mi vida “para beneficio de otros y el
propio”.
Pudiera hablar de David o de Homero indistintamente; son
jóvenes luchadores, idealistas y muy conscientes de lo que
quiere. Ellos van ascendiendo y con ellos su club y los muchos
jóvenes que a él se ha adherido. Tienen reuniones
con bastante asistencia, han publicado si excelente boletín
con puntualidad, han efectuado una exhibición con bastante
éxito, la prensa radial-escrita-televisada les ha dado
publicidad y crédito.
Yo espero que, a sugerencia mía y en calidad de socio
patrocinador, el club El Coleccionista Juvenil nos admita a los viejos,
a los que no nos hemos peleado con la juventud y en más de
una ocasión recordamos con alegría nuestros
años mozos, a los que no vemos en los jóvenes
competencia sino relevo, a los que tenemos el pellejo viejo pero el
alma joven.
Y como esta revista es muy difundida y leída en Quito, los
filatelistas pueden contactar a David en el teléfono 411-431
o a Homero en el 404-681. Los que quieran información desde
cualquier parte del mundo escriban a: El Coleccionista Juvenil,
Apartado No. 17-04-10367, Quito Ecuador.
No me considero psíquico ni tengo bola de cristal para
predecir el futuro, pero sí puedo decirles que en mi
próxima visita he de encontrar un numeroso grupo de
excelentes filatelistas agrupados en el Coleccionista Juvenil y, en lo
poco o lo mucho que nosotros podamos hacer para ver este
empeño hecho realidad, estén seguros que
podrán contar con ello para beneficio de nuestra filatelia y
nuestros jóvenes amigos. |