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Estás leyendo parte de la revista de Marzo de 1988
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Existen sellos raros de encontrar que se cotizan a un precio no muy alto
y, por el contrario, existen sellos muy caros que de raro no tienen nada.
Esto de lo raro y lo caro en un sello tiene muchas facetas, pero de todas
formas y lo más sencillamente que pueda trataré de dar una
explicación de cómo sucede. Es verdad que, al igual que otros
objetos, los sellos alcanzan su valor basados en la sencilla y universalmente
conocida fórmula de la oferta y la demanda; pero, no siempre es así.
En los Estados Unidos hay varias series de sellos que gozan de mucha popularidad
y son muy buscadas por los coleccionistas, también y quizás
mucho más por los comerciantes. Estas series, como la de los zepelines
y la de Colón, tienen en el mercado filatélico un valor bastante
alto debido a la gran demanda por parte de comerciantes y coleccionistas;
mas, si examinamos los libros de subastas y las listas de venta, encontraremos
que por doquier se encuentran ambas series que de raras no tienen nada y
que sólo las hace cara el capricho de los coleccionistas, el interés
de los comerciantes y especuladores inversionistas, así como por
ser sellos de alto valor facial que casi desde su aparición nunca
estuvieron al alcance de los filatelistas con bajo poder adquisitivo. Esto
sería un buen ejemplo de cómo unos sellos son caros por el
solo hecho de que los coleccionistas y los que especulan comercialmente
con ellos son personas de alto poder adquisitivo y no por ser sellos raros,
con un error, diferentes a los demás o difíciles de encontrar.
Como mi especialidad casi desde que
nací son los sellos de Cuba, voy a tomar como ejemplo un sello emitido
por España para ser usado en Cuba en el año 1855, el cual
tiene el No.6 en el catálogo Scott y se le estipula un valor filatélico
de US$875.00 en condición nueva. A este sello, con el fin de ser
usado únicamente para el correo interior de la ciudad de la Habana,
se le imprimió en Cuba una letra "Y" y la cifra o valor
de "1/4", que era la taza local. Pues bien, en más de 35
años, sólo he visto dos ejemplares completamente nuevos y
que me sirvieran para sacar la conclusión de que: he aquí
un sello raro, que no se encuentra en cada esquina, que es una de las sobrecargas
o habilitaciones primeras del mundo y que casi no vale o no se cotiza tan
alto por los catálogos e inversionistas especuladores que saben que
el número de coleccionistas de sellos de Cuba no es tan grande como
puede ser el de los Estados Unidos u otra nación de gran población
filatélica.
Los sellos que ilustran este trabajo
sí son fieles representativos del título con que se encabeza
esta crónica "RAROS y CAROS", ya que algunos como el de
la Guyana Británica es un ejemplar rarísimo, único,
con un valor filatélico de un millón de dólares; el
de los Estados Unidos con el avión invertido y del cual existen 100
copias se han vendido recientemente en US$125,000; la sobrecarga de Honduras,
del cual sólo se cree que existen cuatro copias, está valorado
en US$60,000; el sello español de dos reales se cotiza en US$135,000;
el sello de las Islas Vírgenes, en el cual por un error no se imprimió
la imagen de Santa Ursula, se estima en US$45,000; y así por estas
alturas andan los sellos que aquí mostramos raros, muy raros y caros,
pero caros de verdad. |
Fuente: Revista Mecánica Popular - Volumen 41 - Marzo
1988 - Número 3 |
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