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Estás leyendo parte de la revista de Mayo de 1985
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Esto de lanzar consignas no me gusta nada, ya que soy de
los que creen que cada cual debe cumplir con su deber, sin necesidad de
que se lo estén recordando todo el tiempo; pero, bueno, me siento
movido a escribir en apoyo y ayuda de nuestra juventud filatélica,
y he creído que algo hay que iniciar, que algo hay que hacer, por
los que hoy comienzan y en un futuro dignamente habrán de sustituirnos.
Todos habremos de perecer, y solamente se inmortaliza aquél que siembra
en los demás.
Recientemente me visitó un jovencito
mexicano, hablador, simpático, inteligente y ávido por superarse
dentro del coleccionismo de sellos. Conversar con un joven filatelista nos
ayudó a saber cuáles son las necesidades básicas para
la iniciación y el desarrollo de la filatelia en cualquiera de nuestros
países, necesidades que en nuestra juventud experimentamos, necesidades
que hemos visto en todos los pafses visitados.
Nuestra primera necesidad es la de
encontrar filatelistas mayores que de una manera desinteresada, por amor
a la filatelia, dediquen algo de su tiempo a servir de guías a los
jóvenes. que respondan a sus mil interrogantes, compartan con ellos
años de experiencia y, si no es mucho pedir, también les regalen
algunos de esos sellos repetidos que en algún lugar tenemos todos
guardados.
Las sociedades filatélicas tienen
que iniciar y mantener grupos de coleccionistas jóvenes, invitar
a los jóvenes para que expongan junto a los mayores en exhibiciones
filatélicas locales, dejar que los filatelistas jóvenes asistan
esporádicamente a las reuniones de los mayores, no segregar ni mantener
a los jóvenes filatelistas por sí solos, en grupos apartes
que se crean para quedar bien con quienes alegamos que no se está
haciendo lo suficiente por la juventud.
Salvo raras excepciones, los comerciantes
son quienes peor tratan a los jóvenes, pues éstos preguntan
mucho, toman mucho tiempo para decidirse a comprar y al final tienen poco
poder adquisitivo. Hemos oído confidencias de jóvenes en las
cuales nos relatan cómo han sido maltratados de palabra y casi echados
a la calle por comerciantes filatélicos de poco escrúpulo.
Y, si además del maltrato consideramos lo mucho que sobrecargan los
precios del catálogo, álbumes, clasificadores y material filatélico
en general, podemos estar orgullosos de estos jóvenes que ante tantos
obstáculos continúan arduamente coleccionando sellos.
Largo y detallado debería ser
un estudio de por qué los correos, oficinas filatélicas gubernamentales
u organismos afines no hacen nada y, si hacen, es bien poco y mal organizado
para incrementar y mantener la afición filatélica entre los
jóvenes. Y es que hasta como negocio, como buena fuente de lucro,
deberían los correos de nuestros países incrementar y proteger
la filatelia en el ámbito local y, más aún, a nivel
internacional. Estados Unidos y varios países de Europa pudieran
ser tomados como ejemplos a seguir, ya que cuanto más estos países
se han preocupado por incrementar la filatelia entre la juventud, invirtiendo
grandes sumas de dinero, mayor ha sido la ganancia para sus administradores
postales.
Ayude aun joven, recuerde sus años
de iniciación filatélica compartiendo sus conocimientos con
uno o un grupo de jóvenes, baje al nivel de los que ahora se inician,
siéntase uno más entre ellos.
Tenemos que crear nuevos filatelistas,
savia nueva, o nuestro pasatiempo favorito desaparecerá. |
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Fuente: Revista Mecánica Popular - Volumen 38 - Mayo
1985 - Número 5 |
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