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Estás leyendo parte de la revista de Julio de 1993
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Los campesinos de muchos de nuestros países suelen
decir que "yerba mala nunca muere" y ahora este viejo adagio parece
cobrar importancia dentro de la filatelia, para referimos a tantos trucos
y falsedades que están apareciendo, unos modernos y recién
impresos, otros que han estado engavetados o escondidos por mucho tiempo.
¿Habrá resucitado el
belga mexicano Raoul de Thuin?
En la magnífica revista Crónica
Filatélica, publicación española, han aparecido varios
artículos alertando a los filatelistas de los errores y variedades
que están siendo vendidos por comerciantes poco escrupulosos. En
su artículo el Dr. Sanz García, químico, nos muestra
varios sellos con ausencia de un color, cambios de color, fallos de impresión,
fallos de dentado y otros errores intencionales o que pueden cometerse con
cierta facilidad.
A la edad de 83 años, y con
una salud bastante quebrantada, Raoul De Thuin asoló al mundo de
la compra y venta de sellos con sus exquisitas falsificaciones, que fueron
compradas y vendidas por coleccionistas y comerciantes engañados
hasta un total de ocho millones de dólares. A su habilidad como falsificador
unió la de reproducir siempre sellos y nunca matasellos de correos,
además de falsificar exclusivamente sellos o piezas históricas
que ya no tenían validez para ser utilizadas en el correo ordinario.
Los comerciantes y coleccionistas de sellos recuerdan que en su momento
de máxima actividad, residiendo en México desde donde operó
por 20 años, Raoul de Thuin solía viajar con un laboratorio
ambulante distribuido en tres maletas de enormes dimensiones.
Uno de sus fracasos más sonados
ocurrió en el año 1962, cuando envió una valiosa colección
de sellos mexicanos a una subasta que se iba a celebrar en Londres. La venta
estaba organizada y ya se había mandado imprimir el catálogo
correspondiente, cuando los organizadores de la subasta descubrieron que
casi todos los sellos llevaban matasellos falsificados, o bien eran piezas
fuera de serie. Ante esos hechos, tuvieron que suspender la subasta de una
manera brusca y poco comercial.
En 1966 Raoul De Thuin comunicó
a muchos comerciantes filatélicos su retirada del mundo de las falsificaciones
filatélicas, y la Sociedad Filatélica Americana le pagó
más de 300,000 dólares por sus dibujos, sus planchas y demás
equipo, además de un compromiso por escrito en el que De Thuin juraba
retirarse de la falsificación de sellos definitivamente.
Las primeras muestras de las falsificaciones
que produjo tras su retomo ala actividad, créese que desde un pequeño
pueblito en el Ecuador, resultaron verdaderas obras maestras, teniendo en
cuenta que se trataba de un hombre que tenía 83 años de edad.
Siempre que se habla o escribe sobre
los grandes falsificadores, se suele mencionar el nombre de Jean de Sperati
como la máxima figura en este arte malévolo, pero la lista
que Sperati encabeza no es tan corta. Casi todos los países han tenido
alguno que otro falsificador, y ahora parece que están surgiendo
algunas de estas piezas que fácilmente engañan a los que,
creyendo hacer la compra del año, ha resultado ser los grandes tontos
del año. |
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Fuente: Revista Mecánica Popular - Volumen 46 - Julio
1993 - Número 7 |
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