|
Estás leyendo parte de la revista de Julio de 1985
|
Recomienda este artículo a un amigo
|
|
|
Siempre
el coleccionismo de sellos de las colonias británicas ha gozado de
gran demanda en los países ligados al mundo anglosajón, y
también en los nuestros. Esta popularidad ha decaído bastante
al irse independizando las otras colonias y comenzar, algunas, una indiscriminada
producción de sellos para consumo casi exclusivo de los que aún
continúan coleccionando ex colonias y de los que acogen en su colección
cualquier sello sin importarles cuál pueda ser su valor filatélico
en un futuro. Yo no me encuentro
entre los que han coleccionado colonias británicas. Pero, como recibí
mi primera educación entre misioneros canadienses, y de ellos recibí
también la iniciación en el mundo de la filatelia, he coleccionado
siempre los sellos de Canadá y, por motivo de una gran amistad epistolar
con una joven maltesa, he coleccionado los sellos de esa maravillosa isla
de Malta. La República
de Malta está formada por un archipiélago que comprende cinco
diminutas islas: Malta, Gozo, Comino, Cominotto y Filfla. Su situación
en el mar Mediterráneo es a unos noventa y tres kilómetros
de la isla de Sicilia. La
isla de Malta, la mayor y donde se concentra un 90% de la población
total del archipiélago, que se estima en 400,000, tiene como capital
la ciudad de La Valetta, ciudad que sólo cuenta con un estimado de
18,000 habitantes. Tradicionalmente,
se relata su historia en la era cristiana con el arribo a sus costas, tras
naufragar, del apostol San Pablo, con quien se inicia la acentuada religiosidad
católica de sus habitantes, considerándose en un 95% de católicos.
La República de Malta,
proclamada como tal en 1974, ha sido gobernada por varios pueblos y razas,
ha sido asediada en diferentes siglos, pero desde 1530, en que fue cedida
por el rey Carlos V a los Caballeros de San Juan, ha jugado un papel importante
en la historia contemporánea que la ha protegido.
A fines del siglo XI, un fraile benedictino, de nombre Gerardo, director
del hospital San Juan Bautista, dedicado a socorrer a los peregrinos que
viajaban a Jerusalén, funda la Orden de Hospitalarios de San Juan,
institución que en 1130 y bajo la dirección de Godofredo de
Bouillon, el papa Inocencio II transforma en una orden religioso-militar
para defender a los cristianos contra los infieles. De Jerusalén
los Hospitalarios se trasladan a la ciudad de Acre, en 1191; luego, en 1291,
a Chipre; y tras conquistar a Rodas, en 1310, comienzan a llamarse Caballeros
de Rodas, estando en esta isla hasta 1530, en que fueron derrotados por
Soliman II, trasladándose Carlos V a la isla de Malta.
Desde 1530 la Soberana Orden Militar de Malta, también conocida como
Caballeros de San Juan y Caballeros Hospitalarios, ha crecido en número
de miembros y esparcido su labor por muchos países. La Orden de Malta
ha peleado arduamente por defender la religión católica, cuenta
con barcos auxiliares de la Cruz Roja, mantiene hospitales en varios países
y desarrolla una labor cívico-militar-caritativa muy encomiástica.
Es un alto honor ser llamado a pertenecer a la Orden de Malta.
Muchas naciones han honrado la labor
que los Caballeros de Malta han desarrollado por sus nacionales en momentos
de necesidad, emitiendo sellos que perpetúan este agradecimiento,
sellos que pueden ser unidos a una colección de la República
de Malta. Yo lo hago para sentirme unido a los que deben agradecer tan meritoria,
humana y cristiana labor. |
|
Fuente: Revista Mecánica Popular - Volumen 38 - Julio
1985 - Número 7 |
|
|