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Estás leyendo parte de la revista de Marzo de 1984
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Muchas
de las facilidades de las cuales hoy disfrutamos han estado ahí a
nuestro servicio desde el primer instante en que abrimos los ojos, por lo
que nos parece muy natural su existencia, no reparamos en su importancia
y quizás nunca nos hayamos detenido a pensar qué tan grande
fue la tarea realizada para convertir muchos sueños en algo material,
en realidad.
El Canal de Panamá es una de esas grandes empresas; un sueño
convertido en realidad gracias al esfuerzo del hombre. Y no pocas fueron
las vicisitudes pasadas durante años por el ingeniero Ferdinand de
Lesseps, famoso constructor del Canal de Suez, al tratar de construir el
Canal de Panamá. Esas vicisitudes le llevaron a la ruina, a la quiebra
de su Compañía Interoceánica del Canal ya la clausura
de todas las obras. Pero para
uno de sus colaboradores, el joven ingeniero Phillippe Bunau-Varilla, la
construcción del Canal de Panamá más que un trabajo
era una obsesión y recurre al gobierno de los Estados Unidos; aunque
ya sabía que los norteamericanos proyectaban la construcción
de un canal en Nicaragua. Al comprender que eran muchos los que se oponían
a la compra por parte de los Estados Unidos del proyectado Canal de Panamá,
Bunau-Varilla viaja a los Estados Unidos a platicar con el presidente MacKinley
y ganar adeptos en la Cámara y el Congreso.
El 9 de enero de 1902, la Cámara de Representantes votó casi
por unanimidad a favor de la construcción del canal a través
de Nicaragua. Pocos días más tarde, el diario "New York
Herald" declaró que el sentimiento nacional de los Estados Unidos
estaba unánimemente a favor de Nicaragua. El 6 de junio se efectuaría
la votación en el Senado, pero el 6 de mayo ocurrió una catástrofe
natural, que el astuto francés supo utilizar a su favor. Ese día,
el Monte Pelado hizo erupción en la isla Martinica y destruyó
la ciudad de San Pedro, noticia que inmediatamente apareció en los
periódicos norteamericanos. Nicaragua forma parte de la plataforma
volcánica de las Antillas Menores, y Bunau-Varilla utilizó
este argumento en contra de la construcción del canal por Nicaragua.
La alarma suscitada por esta noticia
no duró mucho. El presidente de Nicaragua telegrafió a Washington
diciendo: "Noticias sobre recientes erupciones de volcanes en Nicaragua
enteramente falsas". Y el senador John T. Morgan afirmó categóricamente
a sus colegas: "No existe ningún volcán activo en Nicaragua".
Una vez más parecían
perdidas las esperanzas para Bunau-Varilla, pero tuvo una última
y desesperada idea. Recordó que había visto en una carta un
sello de Nicaragua en el que se veía un volcán: un hermoso
volcán vomitando fuego en una magnífica erupción.
Poco antes de que el Senado discutiera
la cuestión del canal, Bunau-Varilla envió a cada senador
una hojita de papel con un ejemplar de aquel sello. Encima del sello estaba
escrito lo siguiente: "Sello de Correo de la República de Nicaragua".
Y debajo se leía el siguiente mensaje: "Una confesión
oficial de que en Nicaragua existe actividad volcánica".
Por estrecho margen el Senado
aprobó la construcción del Canal de Panamá, y una semana
más tarde la Cámara echó abajo su acuerdo previo y
aprobó el proyecto del Canal de Panamá.
En los 20 años que siguieron, Estados Unidos gastó más
de quinientos millones de dólares para terminar el Canal de Panamá.
Y todo lo había logrado el joven ingeniero Bunau-Varilla con un sello
de un centavo, que muestra el volcán Momotombo vomitando fuego en
una magnífica erupción. |
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En la actualidad, el Canal de Panamá es una ruta obligada para
la economía mundial; pero esta importante vía de comunicación
entre los dos grandes océanos pudo haberse construido en Nicaragua |
Fuente: Revista Mecánica Popular - Volumen 37 - Marzo
1984 - Número 3 |
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