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Estás leyendo parte de la revista de Mayo de 1998
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por Ignacio A. Ortiz Bello |
Contestando 1 |
Con
lo fáciles que se han vuelto las comunicaciones telefónicas
y hasta mucho más baratas que en el pasado, junto a la gran cantidad
de cartas que recibo se ha incrementado el número de llamadas. Unos
quieren saber si un sello o moneda que poseen es de valor, otros me preguntan
dónde conseguir sellos o materiales de filatelia, los más
quieren saber dónde y cómo vender su colección o algo
que han heredado, hay quienes me piden direcciones de comercios en su país
para ir a visitarlos y no faltan los que ante cualquier queja me la pasan
para ver que se puede hacer.
Yo, que no me pesa ser repetitivo -la gente que desea lograr algo debe ser
constante, repetitiva, perseverante, persistente, incansable-. una vez más
les digo que traten de resolver sus problemas localmente. buscando en la
Guía Telefónica. releyendo revistas anteriores, buscando en
la biblioteca, hablando con otros colegas y, sólo cuando han agotado
los recursos locales, pongan en manos de extranjeros la solución
a sus problemas. Hay que confiar un poco más en la gente que nos
rodea y a la cual vemos un día tras otro.
Los
sellos, las monedas, los billetes y casi todo lo que se colecciona no tiene
siempre más valor por el hecho de ser muy viejo; muchas cosas de
las que se coleccionan pueden tener pocos años y tener un gran valor.
Hay sellos antiguos muy comunes que adquieren valor, importancia, por su
estado de conservación y no por sus años. Existen sellos antiguos
muy comunes que, si se han conservado en la carta a que fueron pegados,
cancelados con cuños visibles, en poblaciones y fechas poco conocidas,
llegan a obtener valores que no pudiéramos imaginar al compararlos
con lo poco que valen esos sellos sueltos, despegados de la carta. Hay sellos
que cancelados se encuentran fácilmente y, al contrario, con su goma
original, limpios, sin haber sido cancelados, constituyen piezas raras.
Algunas cartas a simple vista no valen nada y, cuando se lee el nombre del
remitente, cuando se encuentra dentro de la misma un escrito interesante,
la convierte en un coleccionable valioso, no por el sello, sino por su valor
histórico. Con las monedas y los billetes sucede lo mismo, por eso
hay que averiguar y documentarse antes de vender su colección o herencia.
Miren ustedes si la edad muchas veces no significa valor que se pueden comprar
monedas romanas muy baratas, pero muy baratas. con casi 2.000 años
de antigüedad.
Es
verdad que en algunos países el material para los coleccionistas
es más barato que en otros: álbumes, catálogos, montaduras,
pinzas, lupas, clasificadores y todo lo necesario para el filatelista. Pero
también es verdad que producir o traer estos productos no tan vendidos
o populares en nuestros países resulta caro, y es el coleccionista
quien tiene que afrontar estos gastos si quiere mantener bien sus sellos
y no perder lo que tanto le ha costado.
Muchas veces si consideramos los gastos de envío o la molestia que
causamos a los que nos hacen el favor de conseguirnos algo en el extranjero,
vemos que hubiera sido mejor comprar localmente, claro está, a comerciantes
conscientes que no abusen de sus clientes. En algunos de nuestros países
se producen artículos para filatelia y numismática. Lo que
pasa es que hay comerciantes que no se anuncian. que no cooperan con las
revistas locales, que están sentados esperando que les caiga el maná
del cielo, mientras los filatelistas locales compran en el exterior. Señores,
hay que empujar de ambas partes. Los filatelistas traten de comprar y ayudar
a los comerciantes locales, para que den buenos precios y cooperen con las
sociedades y revistas de filatelia y numismática. Lo que no se anuncia.
no se vende. |
Fuente: Revista Mecánica Popular - Volumen 51 -
Mayo 1998 - Número 5
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