|
Estás leyendo parte de la revista de Mayo de 1992
|
Recomienda este artículo a un amigo
|
|
|
Base Ball |
por Ignacio A. Ortiz Bello |
|
La fiebre beisbolera ha invadido el campo de la filatelia y, aunque nos
resulte muy fácil esta confesión, desde ahora y en el futuro
seremos víctimas de estos "filatelistas beisboleros" o
quizás "beisboleros filatelistas", que al descubrir un
sello o serie cualquiera en la que aparezca un jugador de béisbol,
un bate, un guante, una pelota o cualquier otro implemento utilizado en
el deporte beisbolero, acapararán y utilizarán esos sellos
en mil formas no muy filatélicas, pero que sí son del agrado
de los especuladores y comerciantes.
Aunque el coleccionismo de todo lo referente al béisbol no es nada
nuevo, y desde niños ya jugábamos con postalitas o cromitos
con el retrato de nuestros ídolos, nunca se pensó que el coleccionismo
de todo lo relacionado con el béisbol llegara a convertirse en un
negocio de tantos millones de dólares, tan ascendente, que los medios
masivos de comunicación son utilizados para llegar a los ávidos
compradores.
Estos últimos cinco o diez años han sido los del despegue
hacia la comercialización masiva de las postalitas o cromitos beisboleros
y, créanlo o no, muchos comerciantes filatélicos han dado
abrigo a una sección beisbolera en sus comercios, se han aprovechado
de las "vacas gordas" para no perder clientela, y con la esperanza
de que "el que tiene alma de coleccionista termina por coleccionarlo
todo".
Muchos sellos de Estados Unidos y países hispanoamericanos han estado
por largos años como dormidos, olvidados, sin dárseles valor.
Pero surgió la varita mágica del hada beisbolera y todo cambió:
el sello emitido por los Estados Unidos en 1939, No.855 del catálogo
Scott, con un diseño que nos muestra a unos jóvenes jugando
béisbol se podía adquirir hasta hace poco por 10 centavos
de dólar; hoy día su precio es de casi 2 dólares. Más
impactante aún ha sido el alza experimentada por los sellos emitidos
por los Estados Unidos en 1984 para recordar al puertorriqueño Roberto
Clemente, con un facial de 20 centavos de dólar, el cual no creo
le sea fácil adquirir hoy día por menos de un dólar.
Y como el muñeco hay que adornarlo, se han destapado mil ideas y
coleccionismos filatélico-beisboleros que dan espanto. El día
que comienza un jugador en las grandes ligas, se prepara un sobre alusivo
franqueado, y si es con un sello o sellos de la temática beisbolera,
mucho mejor y más caro. Cuando sale un sello a la venta, hay primer
día oficial, primer día en el pueblo donde nació el
jugador, sobre firmado por miembros de la familia, por los compañeros
de juego, por los amigos y, si el gato supiera firmar, también firmaría.
Yo, que soy optimista (Ortizmista) y, mirándolo con el cristal de
color positivo, creo que al final esto beneficia a la filatelia, valoriza
sellos y series que poco caso se les daba, crea piezas filatélicas,
algunas de las cuales tendrán que ser interesantes, y. por qué
no, "al que se le mete en el alma el gusanillo del coleccionismo, termina
por coleccionarlo todo" y puede que hasta llegue a coleccionar algo
con seriedad. |
Fuente: Revista Mecánica Popular - Volumen 45 -
Mayo 1992 - Número 5
|
|
|