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¿Qué hacer? |
por Ignacio A. Ortiz Bello |
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Con esta crónica, cumplo 10 años de estar escribiendo para
ustedes todos los meses, de publicar 120 artículos ininterrumpidamente.
Durante todo este tiempo, hemos encontrado mil obstáculos para brindarles
a ustedes orientación, noticias y todo material que sea de interés
general a los más de 20 países donde se lee esta revista;
obstáculos que aún confrontamos pese a nuestro deseo de favorecer
a todos los países hispanoamericanos por igual.
Estos 10 años han servido para ampliar nuestra visión y conocimiento
de la filatelia en los países hispanoamericanos que hemos visitado,
nos han servido para conocer en terreno propio lo que sucede en nuestros
países y, cuando no, hemos recibido una copiosa correspondencia,
50 ó 60 mil cartas llegadas a la redacción y a nuestro apartado
postal. Los problemas siguen siendo los mismos, y nos parece que por mucho
que unos pocos años hemos trabajado, hoy día es mucho más
lo que hay que hacer por los filatelistas que cuando comenzamos nuestra
tarea.
Las cartas que ahora recibimos no son muy diferentes de las recibidas 10
años atrás y, salvo rara excepción, todas parecen tener
la misma incógnita: ¿Qué hacer? Porque aunque parezca
incongruente, tal parece como si los filatelistas profesionales, los comerciantes,
las sociedades filatélicas se mantuvieran a una altura o en un aparte
donde a muy pocos es dado llegar.
Se hace muy difícil para un filatelista principiante o medio el encontrar
exhibiciones donde exponer sus sellos; y son muchos los que nos preguntan
qué hacer para lograr ser admitidos en una exhibición filatélica.
¿Podría alguien convocar una exposición sólo
para los que empiezan a coleccionar? Una exhibición donde no se vieran
los nombres de filatelistas ganando siempre durante muchos años,
de país en país, los mismos premios, con las mismas colecciones.
Somos recipientes de muchas quejas por la poca información que suministran
las autoridades postales en casi todos nuestros países, autoridades
que están obligadas a desempeñar sus funciones en beneficio
propio y del país que representan. Y, ¿qué hacer? ,
si hemos visto personalmente, y en otras ocasiones recibido por correo o
de manos de un amigo, bellísimas, interesantísimas publicaciones
filatélicas que se pudren en almacenes, que son destruidas al perder
interés de noticia por culpa de malos manejos que no las situaron
a tiempo para ser distribuidas. No es que no existan, no es que no se pueda
probar que no se hace nada para promover las emisiones postales y por ende
la filatelia, lo que sucede es que no se distribuyen, que río llegan
a los que pueden hacer un uso propio de las mismas.
Muchos son los que me piden fuentes para adquirir sellos y les recomiendo
ir a los consulados y grandes empresas; otros, al necesitar conocer el valor
filatélico actual de un sello, O de saber la situación geográfica
del país a donde pertenece, los remito a una biblioteca púb1ica,
pero pocas son las que cuentan con catálogos filatélicos.
Las sociedades filatélicas languidecen en su mayoría, y no
son pocas las que constantemente se quejan de necesitar el apoyo de los
coleccionistas buscando nuevos miembros. y yo recibo cartas de filatelistas
residentes en pequeñas poblaciones que escriben a estas sociedades
y nunca se les contesta sus cartas.
Pudiera estar escribiendo durante horas y horas de éstos y otros
muchos problemas que se presentan a los filatelistas principiantes ya los
intermedios. y también pudiera escribir durante muchas horas sobre
la inmensa y constructiva labor que un grupo reducido de filatelistas profesionales
desarrollan en bien de los que comienzan. Pero tengo que terminar esta crónica
No.120 y prepararme para iniciar una década que me reta a ser: hoy
mejor que ayer y mañana mejor que hoy. |
Fuente: Revista Mecánica Popular - Volumen 39 -
Julio 1986 - Número 7
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