|
Estás leyendo parte de la revista de Junio de 1985
|
Recomienda este artículo a un amigo
|
|
|
Para que coincida con la celebración del 300 aniversario del nacimiento
del genio musical, Johann Sebastian Bach, se ha designado este año
como el Año Internacional de la Música. En el mismo, serán
muchos los países y diversos los medios que se utilicen para recordar
a Bach, dar reconocimiento a músicos del pasado y del presente, mostrarnos
global e individualmente la producción e historia musical del mundo,
de cada país, de un compositor o de un intérprete en especial.
La filatelia, que es un compendio
de la historia, ciencia y cultura del mundo, reflejada, sintetizada en esos
papelitos multicolores dentados que usamos para franquear las cartas; y
a los que comúnmente llamamos sellos, es fiel depositaria de la producción
musical del mundo y de nuestros países, nos muestra danzas precolombinas,
instrumentos musicales usados por nuestros aborígenes, bailes folklóricos,
retratos de grandes compositores locales, ejecutantes de fama internacional
y patriotas que, como el ecuatoriano Antonio Neumane, el guatemalteco Rafael
Alvarez Ovalle, el cubano Pedro Figueredo, fueron autores de los himnos
nacionales de sus respectivos países.
Johann Sebastian Bach, que aparece en los sellos de muchos países
y será tema de varias emisiones postales, nació en Eisenach,
Alemania, en el año de 1685. A los 10 años se quedó
huérfano, y a los 18 ya estaba al servicio del Duque Johann Ernest,
como músico de capilla. Fue violinista en la corte de Weimar y organista
de San Bonifacio, en Arnstadt, donde escribió su primera cantata.
En 1707 se casó con María Bárbara Bach, su prima. Al
año siguiente pasó a ser organista y violinista, y luego maestro
de concierto, en la capilla del Duque Wilhelm Ernest. Tras la muerte de
su esposa y prima, en 1720, al año siguiente se casó con la
soprano Anna Magdalena. Bach muere en Leipzig en el año 1750, tras
haber desempeñado durante su vida diferentes cargos en las cortes
de Alemania. Su obra es una de las más vastas del mundo musical y
comprende corales, cantatas, sonatas, obras para órgano, conciertos
para diversos instrumentos y obras didácticas, como "El Arte
de la Fuga". Quizás,
y así lo deseamos, este Año Internacional de la Música
sirva para que desde el ámbito filatélico se vean más
emisiones dedicadas a proclamar nuestro patrimonio musical. Queremos ver
y saber más de nuestra música autóctona precolombina.
Deseamos ver enriquecido el colorido de nuestros sellos con la reproducción
de nuestros bailes y danzas nacionales. Esperamos que se emitan más
sellos que honren a nuestros compositores e intérpretes.
Por ser países jóvenes
-todavía no se cumplen 500 años del descubrimiento- y por
haber estado envueltos en la tarea de construcción y más tarde
de liberación, nuestros países no presentan un gran caudal
de música o composiciones de las clasificadas como "clásicas"
y "serias"; pero, no obstante a ello, desde la inclusión
de las "habaneras" por Maurice Ravel, Charles Canille Saint-Saens
y otros, a finales del siglo XX en sus repertorios, se comenzó a
considerar la importancia de la producción musical postcolombina
en el Nuevo Mundo. |
|
Fuente: Revista Mecánica Popular - Volumen 38 - Junio
1985 - Número 6 |
|
|