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Estás leyendo parte de la revista de Septiembre de 1957
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A Navegar se Ha Dicho
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Para el marino aficionado no hay
nada más placentero que percibir el ruido que hace el viento al
hinchar las velas, respirar el aire salobre, y sentirse acariciado por
la lluvia que produce cuando la banda de sotavento se hunde en el agua.
No hay preocupación que no se desvanezca ante el juego siempre
nuevo y fascinante de domeñar al viento y a las olas. Es un
mundo de goce pleno.
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Fuente: Revista Mecánica
Popular - Volumen 21 - Septiembre 1957 - Número 3
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