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Ford Probe GT 93 -Febrero 1993
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por Giorgio L. Cerboncini |
Los fanáticos del
Ford-Mustang pegaron el grito en el cielo cuando se enteraron
de los planes que Ford tenia para reemplazar su modelo
favorito de la fábrica de Dearborn, estado de
Michigan en los Estados Unidos, por uno con tracción
delantera e ingeniería compartida con los
japoneses. Esos gritos llegaron fuertemente a los
oídos de los gerentes, al punto que decidieron en
contra de descontinuar el Mustang, utilizando el
supuesto reemplazo en vez para atraer a un
segmento diferente
del mercado mundial que quizás nunca antes
habían podido atraer: aquél de tas personas que
buscaban un deportivo elegante con potencia, pero
que quizás percibían al Mustang como un
auto demasiado macho y difícil de conducir en
comparación con los autos con tracción
delantera (este punto, por falta de espacio, no lo ponemos a
discusión en esta ocasión. Basta decir
que tos puristas automovilísticos repudian la
tracción delantera).
En esta ocasión, la suerte estuvo del lado de la
Ford, ya que el modelo que pretendía reemplazar al Mustang,
el Ford Probe, resulto ser muy popular y en
ningún momento perjudicó las ventas del
caballo salvaje, el cual continúa vendiéndose
de manera excelente sin habérsele efectuado
ningún cambio de mayor envergadura, ni en sus
componentes mecánicos ni en el estilo de su
carrocería.
Los que conocen la trayectoria del Probe, están
conscientes de que el auto se trata de una
cooperación entre la Mazda Motors de
Japón y la Ford. Tanto el motor como la
transmisión y el chasis son idénticos
al modelo MX-6 de la Mazda. La diferencia reside entonces en
el estilo de la carrocería y en el
diseño interior, utilizando ambas
fábricas la estrategia de mercadeo más
efectiva según sus objetivos de audiencia. Para
1993 , el Probe cambia el estilo de su carrocería
y diseño interior, con mejoras en ambos aspectos.
Si bien el Probe estaba supuesto ser el heredero de los
comprado
res del Mustang, hoy día es tan diferente
como el día lo es de la noche. Como mencionamos
anteriormente, los dos autos transmiten la potencia del motor en
ejes opuestos. Ambos son potentes, pero mientras que el
Mustang lo consigue a fuerza bruta (debajo del
capó se encuentra un motorazo de 8 cilindros y 5
litros que produce 225 caballos de fuerza), el Probe llega a
su objetivo con sutileza y tecnología, gracias al
motor de 6 cilindros en ''V'' de 2,5 litros con 164 caballos
de fuerza, el cual reemplaza a aquel de cuatro cilindros de
inducción forzada que le daba propulsión
al modelo del año 1 992. Aunque el Mustang toma
menos tiempo para alcanzar los 96,5 km/h (60 mph), 1,3
segundos menos, para ser exactos, no significa que el Probe
sea una tortuga. Es simplemente una
cuestión de gustos y preferencias, donde el
dueño de un Probe está dispuesto de
cederle el paso al Mustang a cambio de la mayor facilidad y
comodidad de su auto.
La gran diferencia, aparte del diseño exterior, se
encuentra en el diseño interior. Los materiales utilizados
para la construcción del Probe son definitivamente
superiores, mientras que el estilo es más
contemporáneo y elegante.
Ford fue extremadamente afortunado con el Probe, ya que
gastó inmensas cantidades de dólares para
fabricar un auto que supuestamente reemplazaría a
la leyenda del Mustang. En ningún momento esto
hubiese sido posible, porque las leyendas no se reemplazan con
novedades, sino más bien con evoluciones de
diseños establecidos, como es el del Mustang. Observando al
Probe desde este punto de vista, lo podemos considerar como
una novedad establecida en el mercado. |
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Fuente: Revista Mecánica
Popular - Volumen 46 - Febrero 1993 - Número 2 |
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