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Estás leyendo parte de la revista de Noviembre de 1998
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Un asunto de Jeeps
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Por Jim Gorant |
Con la señal, nuestra
línea de 28 Jeeps se interna en el bosque, dando inicio a la
Primera Reunión Anual de Jeeps en las Montañas
Apalaches. Hay mucha adrenalina en el ambiente, y en segundos estamos
viajando al doble de la velocidad normal de una exploración
a campo traviesa. Esto es, vamos a 16 km/h.
A esta velocidad no nos toma mucho tiempo alcanzar nuestro primer
obstáculo. Hemos avanzado alrededor de 500 metros entre los
árboles cuando la caravana se detiene sobre el
húmedo camino. Rayos de luz brillan entre las ramas de los
árboles. Apago el aire acondicionado y bajo el vidrio.
Sí, es hermoso regresar a la naturaleza, pienso mientras
descubro que el obstáculo es una pendiente formada por un
derrumbe. Es necesario que los Jeeps pasen uno por uno mientras los
demás aguardan.
Cada año, la firma Jeep/Chrysler invita a todos los
propietarios de este tipo de vehículo para que descubran
todo lo que sus vehículos pueden hacer cuando salen del
asfalto. Durante lo que va de 1998, más de 7,000 Jeeps se
han presentado en eventos similares a lo largo de todo el
país.
La primera competencia en las Apalaches ha atraído a 135
Jeeps. 250 adultos, 19 niños y cuatro perros.
Ésto apoya la afirmación de Chrysler que indica
que de un 12% a un 15% de los conductores sacan sus propios Jeeps del
camino, mientras que sólo un 7% de los propietarios de otros
vehículos parecidos se atreven a hacerlo. Aún
así, estos números confirman mis propias
sospechas: los vehículos deportivos utilitarios
están de moda no por la necesidad, sino por la cantidad de
gente que lo que necesita es una minivan de carga pero que al mismo
tiempo, creen que son muy “audaces” para conducir
una. Acéptenlo: un VDU es una minivan
“audaz”.
Entre las diferentes placas -y actitudes- que observo durante la
Reunión una me llama mucho la atención. Dice:
“No comprenderán: es un asunto de
Jeeps”. Daría la impresión que este
vehículo todo-terreno ha creado una nueva élite.
Pero en sí, los fanáticos del Jeep no son
fáciles de definir debido a sus diversos intereses.
Están los amantes de las antigüedades, que
cuidadosamente restauran Jeep Willys de la década de los
cincuenta. Están los machos que creen que sus Cjs oxidados y
llenos de lodo equivalen a medallas de honor. Siguen los entusiastas,
que no pueden entablar una conversación sin citar 17
páginas del catálogo Mopar. Los yuppies buscan la
forma de parecer aventureros sin arriesgar sus vidas. Y
están las familias que desean llevar a las niños
a otro sitio que no sea el centro comercial.
Sin embargo, los diferentes grupos comparten una conducta en
común. Apenas se interrumpe el camino, todos salen de sus
vehículos y comienzan a caminar. Algunos estudian el camino
para ver si pueden exigirle más a sus Jeeps. Otros
sólo observan los Jeeps de los demás y los
comparan con los suyos. Pero la mayoría se baja a conversar.
Tal vez no exista una verdadera unión, pero sí
hay camaradería, y en muchos casos, eso es lo que cuenta.
Después de todo, es un asunto de Jeeps. |
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Fuente: Revista Mecánica
Popular - Volumen 51 - Noviembre 1998 - Número 11 |
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