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Más Modelos de 1959 en  
   
EL AÑO DECISIVO
PARA DETROIT
 
   
   
Su reacción ante estos nuevos coches puede
determinar el rumbo de la industria
automovilística en los próximos 10 años
 
Por Arthur R. Railton
 
QUIEN ESTA EN LO CIERTO? ¿La gente de la General Motors, que cree que la resistencia que mostró el público a comprar los modelos de 1958 se debió a la depresión económica, a una falta de confianza en el porvenir, a la ausencia de diseños más tentadores y audaces?

       ¿O las pequeñas empresas como la American Motors, que opinan que el público no compró los automóviles de 1958 porque eran demasiado grandes, demasiado caros y demasiado lujosos?

       ¿Quién estará en lo cierto?

       Esta pregunta inquieta a economistas, diseñadores, ingenieros, etc. y el único que puede sacarlos de la duda es usted. Lo que el público haga en los próximos cuatro o cinco meses proporcionará la irrevocable respuesta.

       Este estado de general expectativa hará que 1959 sea un año decisivo para la industria automovilística, y lo que en él se decida determinará su curso en los años por venir.

       Si el público se siente atraído por los modelos de 1959 y compra estos automóviles de mayor tamaño, con techos planos, parabrisas envolventes, enormes ventanillas traseras, asientos más bajos, aletas más largas y mayores, baúles más alargados e interiores más suntuosos, se habrá declarado en contra de quienes criticaron ensañadamente a Detroit durante todo el año.

       En cambio, si el posible desagrado del público ante esa tendencia se hace evidente con un gran aumento en las ventas del Rambler, los coches extranjeros y el pequeño Studebaker próximo a aparecer, el pleito habrá sido fallado en sentido contrario, y los colosos de esta industria se verán obligados a cambiar de opinión y hacer rumbo hacia otras metas.
 
 
 
 

      Sin embargo, la General Motors cree firmemente que sus críticos estaban equivocados, y ha hecho todo lo que está a su alcance para que el público la ayude a probarlo: sus nuevos coches, desde el Chevrolet hacia arriba, se ganan la voluntad; son briosos, de mayor tamaño y más suntuosos y atractivos que nunca. Estas características plantean la cuestión en términos muy claros: el público tendrá que decidir si desea únicamente un medio de transporte cómodo y digno de confianza, o, si además de esto, quiere que su automóvil fascine al prójimo, le dé prestigio y halague su vanidad.

       La Rambler está del lado de los críticos (aunque ha mostrado cierta indecisión con sus modelos Ambassador, que a pesar de tener mayor distancia entre ejes y carrocerías más largas, no tienen más amplitud interior ni más espacio para equipaje). También la American Motors parece estar convencida de que el público quiere líneas sencillas y sensatas, subordinadas a la función específica del coche, que es un medio de transporte destinado a facilitar las comunicaciones, y no un artículo de ostentación, por lo cual dicha compañía ofrece automóviles que no difieren mucho de los de 1958.

       La Chrysler y la Ford representan una posición intermedia entre las de la A.M y GM. Después del reconocido fiasco que tuvieron con el estilo "avanzado" del Mercury, los estilistas de la Ford han admitido, aparentemente, que los cambios radicales introducidos por ellos eran prematuros, y como resultado de esto, todas las líneas de 1959, desde la del Ford hacia arriba, conservan casi la misma fisonomía del año anterior (política que la GM siguió hasta 1959, y que le produjo muy buenos resultados). Los nuevos automóviles Ford, Edsel, Mercury y Lincoln son, para citar las palabras de los estilistas de esta empresa, más "automóviles" que los "buques espaciales" de la GM. Más bien que cambiado, han evolucionado.

       El Chrysler también ha variado, pero casi nada, en comparación con los coches de la Ford y la GM. En este caso el espíritu conservador se debió, sin duda, más al estado de los recursos de la empresa que a una filosofía explícita; pero el motivo no tiene importancia. El hecho es que el Chrysler de este año es un digno representante de la escuela conservadora, que aboga por una franca parsimonia en los cambios. Si usted es de los que opinan que la industria automovilística no debe desvalorizar artificialmente su coche mediante el cambio anual de los modelos; este es el momento de expresar su forma de pensar comprando un Chrysler (aunque es bueno que sepa que esta compañía proyecta grandes cambios para 1960).

       Esos son los hechos. Haga su elección y vote. Las fábricas de Detroit esperan ansiosamente que usted les haga llegar su parecer en la forma más efectiva: comprando un coche. Si usted se decide por uno de los automóviles de la GM, actuará en la balanza del lado de los que desean la continuación de los grandes cambios de estilos que han tenido lugar después de la guerra, y que han valido a esta industria tantas críticas y alabanzas a la vez.

       Si, en cambio, compra un Ford, estará votando por los cambios de estilo que dejan sin alterar la fisonomía general del coche y se limitan a variaciones graduales de la carrocería, cambios que pueden hacer desear la compra de un nuevo coche, pero que no hacen lucir anticuado al modelo anterior.

       Si compra un Chrysler, puede considerarse como votando en contra de los cambios anuales de estilo.

       Si compra un Rambler, estará casi declarándose a favor de los críticos que dicen que el automóvil ya no es lo que solía ser, y que todo lo que el comprador de hoy desea es un medio de transporte práctico y seguro que no ocupe mucho lugar en la calle ni en el garage.

       Finalmente, si usted quiere demostrar su más absoluta indiferencia por el problema que preocupa a la industria automovilística, puede optar por no comprar coche alguno, y esto seguramente confundirá aún más las ya confusas ideas de los investigadores de la opinión pública sobre el mercado del automóvil.

       Después de todo esto, es muy fácil que usted se pregunte: ¿Pero es que el estilo es la única razón valedera para comprar un coche? ¿No hay ninguna otra?

       Desde luego que las hay, y estos mismos modelos de 1959 ofrecen algunos (aunque no muchos) nuevos adelantos de ingeniería que los hacen más atractivos para el comprador.

       Las condiciones de marcha se han mejorado notablemente en todos los coches. Se ha prestado más atención que en los años anteriores a la comodidad del pasajero. Los modelos de casi todas las marcas absorben mejor las irregularidades del camino. La mayoría de ellos son más silenciosos, tanto en lo que se refiere a los ruidos del motor como a los producidos por la carretera. Las direcciones son más precisas y de más fácil manejo. Los centros de gravedad han descendido aún más, con lo que ha aumentado la seguridad de los coches y la sensación de confianza de los pasajeros durante los virajes.

       A pesar de que muchos de los nuevos modelos son más pesados, se cree que el rendimiento de la gasolina será aproximadamente el mismo, y acaso algo mejor, debido a los cambios en las reducciones del eje trasero. Aunque esto trae como consecuencia una disminución de aceleración, que no es tan buena como en 1958, el asunto no tiene en realidad importancia práctica, ya que la gran mayoría de los conductores nunca usa toda la potencia del coche.

       Las pinturas son mejores, y casi todas las compañías ofrecen un acabado de larga duración que, según ellas, requiere muy poco encerado, o ninguno, aunque esto está por verse, desde luego. Se espera que los silenciadores y tubos de cola duren más, en general, pues la mayoría de las compañías los protegen ahora con revestimientos anticorrosivos.

       Se ofrecen también asientos delanteros divididos que proporcionan mayor comodidad; ya que el conductor puede sentarse cerca del volante, mientras que el pasajero que va a su lado puede correr su asiento hacia atrás para disponer de mayor amplitud. Los modelos de la AM vienen con asientos reclinables provistos de apoyos graduables para la cabeza. y todos los coches de la Chrysler Corporation traen asientos giratorios optativos que facilitan el subir y bajar del coche.

       Los pasajeros del asiento posterior disfrutarán de mayor bienestar en invierno, ahora que la GM ha hallado una forma práctica de hacer llegar el aire caliente a la parte trasera del coche. A lo largo de la protuberancia central de la transmisión ya ambos lados de ella, se han dispuesto sendos conductos angostos y achatados, debajo de la alfombra, que cumplen con esta función.

       La distancia transversal entre las ruedas ha aumentado como consecuencia del constante empeño de los ingenieros en mejorar la estabilidad del vehículo. Esta anchura adicional aumenta también la circulación de aire alrededor de los tambores de los frenos y es causa de que disminuya la temperatura bajo el capó, ya que permite el pasaje de un mayor volumen de aire a través del compartimiento del motor (se dice que en el Pontiac, por ejemplo, que es el más ancho de todos, la temperatura debajo del capó ha descendido en 22 grados).

       Los frenos también han sido mejorados, pues además de haberse aumentado la superficie de los forros, se ha perfeccionado, como ya se dijo, la circulación de aire a través de los tambores. Las fábricas han mostrado en esto muy buen tino, ya que siendo los coches más bajos y pesados, requieren mejores frenos.

       En general, sin embargo, éste ha sido el año del estilista, y en la elección de un nuevo coche influirá mucho, probablemente, la belleza de sus líneas. Esta es la razón por la cual el año 1959 promete ser tan interesante para el automovilista.

       Sea su decisión la que fuere, tómela con calma, porque la industria automovilística, que ha soportado recientemente la más severa crítica de toda su historia, está más dispuesta que nunca a dejarse guiar por las reales opiniones de sus clientes.

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Fuente: Revista Mecánica Popular - Volumen 24 - Enero 1959 - Número 1



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Idea original de Mi Mecánica Popular por: Ricardo Cabrera Oettinghaus