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Estás leyendo parte de la revista de Marzo de 1993
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Cómo Restaurar un Auto Viejo Quinta parte: el alambrado
y las terminaciones finales. |
Por Rich Taylor |
¡Esta es la parte divertida! Después
de seis meses de lo que a veces fue un trabajo sucio y exasperador, estamos
en la etapa final del ensamblaje de nuestro Camaro convertible de 1967 que
estamos restaurando. Ha tomado una tremenda cantidad de tiempo y esfuerzo
llegar a este punto, pero ha sido una enorme recompensa el poder traer literalmente
de la muerte aun estupendo auto viejo. En realidad no hay satisfacción
comparada con ésta.
Para celebrar este acontecimiento en nuestro proyecto a largo plazo, limpiamos
completamente el taller y pintamos las paredes y pisos mientras el Camaro
estaba afuera en el taller de pintura local donde le aplicaron el Rojo Matador.
Psicológicamente, es refrescante trabajar en un taller flamante.
En la práctica, es más fácil mantener el Camaro limpio
si el taller también está libre de polvo. También limpiamos
todas nuestras herramientas y organizamos nuestra existencia de las piezas
del Camaro, así que estábamos listos para regresar al trabajo,
en el mismo minuto que el auto regresara del taller de pintura.
Después que el viejo No.4524 fue devuelto luego de haber sido pintado,
nuestro primer paso consistió en limpiar el inevitable rocío
excesivo que cayó en las ruedas, las bisagras del capó y otros
puntos visibles, Usamos un poco de suavizador de laca y lo aplicamos con
una toalla suave de taller para una limpieza delicada. Hemos sido muy cuidadosos
para no tocar la pintura fresca del auto (las lacas modernas con facilidad
permanecen suaves y susceptible a los arañazos durante semanas después
de pintadas). También acojinamos nuestros postes de alzar con hojas
de plástico con burbujas de aire, para prevenir que accidentalmente
las puertas del auto recibieran peladuras al ser abiertas. |
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grande y claro |
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Fuente: Revista Mecánica Popular - Volumen 46 - Marzo
1993 - Número 3 |
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