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Autos fracasados |
Por Michael Lamm |
El más reciente productor de autos norteamericanos,
en cantidades masivas, que alcanzara el éxito fue Walter P. Chrysler,
quien en el año 19241anzó un automóvil que todavía
lleva su nombre. ¿Sabía Chrysler que él sería
el último empresario norteamericano en triunfar? ¿Sospechaba
él que en los 59 años siguientes cientos de hombres igualmente
arriesgados tratarían de crear automóviles propios, sólo
para fracasar?
John De Lorean, Malcolm Bricklin, Henry J. Kaiser y Preston Tucker tuvieron
tanta visión y coraje como Walter Chrysler; pero tejieron sueños
que terminaron en fracasos.
Es difícil encontrar paralelos entre ellos. En algunos casos, las
personalidades de estos hombres llevaron sus planes al fracaso: la ambición
desmedida de John De Lorean es el ejemplo más notable de todos; pero
Bricklin, Tucker y hasta el millonario Kaiser, simplemente, no contaban
con los recursos suficientes para resistir la adversidad hasta que llegaran
los buenos tiempos.
En otros casos, los autos no lograron satisfacer las expectativas del público.
O no aparecieron en el momento propicio.
El juicio de De Lorean, acusado de traficar con drogas, ha sido objeto de
tanta publicidad recientemente que su auto parece ocupar un plano casi secundario.
Pero persiste esta interrogante: ¿Qué le hubiera sucedido
a este automóvil en una economía más fuerte? ¿Seguiría
John De Lorean fabricando autos en la actualidad?
En mi opinión, hoy seguiría produciendo su auto. Es cierto
que este modelo nunca logró satisfacer todas las expectativas que
surgieron en torno a él (vea nuestra edición del mes de septiembre
de 1981); pero, aun así, tenía ciertas buenas características,
y no creo que lo mediocre de su manejo y su aceleración, su carrocería
difícil de reparar y de limpiar, sus extrañas puertas con
forma de alas de gaviota o su visibilidad trasera relativamente deficiente,
condenaron necesariamente este cupe al fracaso (vea nuestra edición
de agosto de 1982) .
Si la producción anual se hubiera aproximado más a los 40,000
automóviles que John De Lorean planificó, hubiera podido mantener
el precio casi a su cotización original, de US$10,500, en lugar de
tener que cobrar US$25,000 por cada uno de sus vehículos. A través
del mes de septiembre de 1982 se vendieron apenas 5474 modelos De Lorean
en los Estados Unidos, y esto, básicamente, se convirtió en
la razón principal del fracaso del automóvil. Tal como lo
han dicho muchas personas, se trataba simplemente de un auto no apropiado
para un momento poco propicio. |
Sin embargo, aunque esto no le sirva de consuelo
a De Lorean, como fabricante de automóviles fracasados, él
se encuentra en muy buena compañía. Son muchos los automóviles
que se han presentado en los momentos menos propicios -tanto modelos buenos
como malos-, y todos les costaron muchísimo dinero a sus fabricantes,
Aunque De Lorean perdió casi 197 millones de dólares debido
a desaciertos suyos, esta suma no constituye ningún récord
en lo absoluto. Hasta existen muchos fabricantes de automóviles exitosos
que han perdido sumas considerablemente mayores en modelos que murieron
en el mercado, Algunos de estos automóviles dieron lugar ala desaparición
de sus compañías fabricantes, aunque no ocurrió lo
mismo con otros (entre estos se encuentra un modelo de la Ford). |
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Fotos del Bricklin y Tucker: Henry Austin Clark, Jr.; Fotos
del Auburn, Cord y Duesenberg: Museo A-C-D, y fotos del Lincoln y Edsel:
Ford Motor Co. |
La Ford Motor Co. perdió, según los cálculos,
250 millones de dólares en su modelo Edsel. Se trata de dólares
del período de 1958 a 1960. Si fuera hoy, el Edsel hubiera causado
una pérdida de casi 1000 millones de dólares. |
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Sin embargo, el Edsel no era, en realidad, un
auto malo -simplemente se presentó en un momento inoportuno, y su
parrilla, semejante al collar de un caballo, fue objeto de numerosos chistes
y burlas de parte de los cómicos de la televisión norteamericana.
Pero, si registra usted el voluminoso ático de la industria del automovilismo
norteamericano, encontrará muchos modelos "Edsel" que no
fueron objeto de tanta publicidad, pero que perdieron iguales cantidades
de dinero.
Por ejemplo, allá por los tiempos del Edsel, la Ford lanzó
otro automóvil de mayor prestigio, el Lincoln Continental Mark II
de 1956-57. Nadie consideraría al Mark II como un "Edsel"
o un auto capaz de perder dinero, y la Ford nunca dio a conocer cifras sobre
las ganancias o pérdidas de este modelo. Pero, si considera usted
sus totales de producción, tendrá que concluir que el Mark
II le produjo a la Ford más perdidas que el Edsel (a base de las
unidades fabricadas). De los 3012 Mark II que se construyeron en sus 22
meses de producción, cada uno dio lugar a una pérdida de 1000
dólares. |
Algunos fabricantes que hoy tienen una situación de
gran solvencia perdieron grandes cantidades de dinero en automóviles
que fabricaron en una ocasión. La producción de los Cadillac
V16 y V12 supuso pérdidas de millones de dólares, y en una
ocasión la General Motors pensó eliminar esa división.
El Lincoln Continental Mark II de la Ford Motor Co., también fue
otro fracaso financiero, aunque el auto en sí constituyó una
sensación en el mundo del automovilismo cuando apareció en
1956. y la experiencia de la Ford en 1958-1960 con el Edsel se tradujo en
una pérdida de casi mil millones de dólares, a base del valor
del dólar en 1983. El sedán Torpedo de Preston Tucker llamó
grandemente la atención cuando apareció en 1948, pero se produjeron
sóio unas 50 unidades antes de que aquél
quebrara. El imperio Auburn-Cord-Duesenberg , que desapareció en
1938, fue creado por Erret Lobban Cordai combinar entre sí a tres
diferentes firmas fabricantes de automóviles. Los singulares autos
con mando en las ruedas delanteras y con extremo delantero de tipo de "ataúd"
que llevaban su nombre constituyen modelos clásicos hoy, como el
Cabriolet Cord 812 que aparece a ia derecha. El veloz modelo Auburn de 1935
con extremo trasero dotado de forma de bote podía alcanzar una velocidad
máxima de más de 100 mph (160.93 kph). Los autos de Fred Duesenberg,
cuyo "roadster'. se muestra abajo, constituían lujosos medios
de transporte para estrellas del cine, pero se convirtieron en campeones
de la Carrera de Indianápolis en 1924, 1925 y 1927
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El Mark II era especial
Para ser francos, sin embargo, el Continental Mark II era un auto de lujo
muy innovativo y de estilo muy esbelto, que sólo compartía
su motor y sus mecanismos con el Lincoln común y corriente. Su carrocería,
su bastidor de tubos cuadrados, su suspensión, su interior y muchos
de sus accesorios pertenecían sólo a este modelo. Su armado
se llevaba de manera muy meticulosa y sus pernos se apretaban a mano y no
con máquinas; cada auto llevaba cuatro capas de pintura de laca aplicada
a mano; el interior se tapizaba con piezas de cuero de ajuste perfecto;
todo el enchapado excedía de las normas de la industria por factor
de tres; cada motor y transmisión se comprobaba individualmente en
el taller y luego en el camino; luego se desarmaba, se inspeccionaba, se
volvía a armar y se comprobaba de nuevo en el camino.
Totalmente equipado -siendo el acondicionamiento de aire casi el único
accesorio disponible aun costo adicional- el Mark II se vendía en
1956 por US$9517. Había que pagar US$720 adicionales por el acondicionamiento
de aire. William Jeanes, en un artículo que escribió para
la revista Car & Driver, dijo que "... para obtener una ganacia,
los materiales y las operaciones de fabricación que suponía
el Mark II hubieran requerido un precio más aproximado a US$100,000
qué a US$10,000".
No ee que la Ford fuera la. única en producir modelos que perdían
dinero en esos tiempos. La Cadillac también tuvo modelos semejantes,
un auto que nunca consideraríamos
de igual forma que el Edsel o el De Lorean El automóvil a que me
refiero es el Eldorado Brougham de 1957-58, el cual se destacaba sobre todo
por su techo de acero inoxidable. También fue el primer auto en llevar
cuatro faros delanteros en los Estados Unidos. |
Brougham creado para competir con el Mark II
El Cadillac Eldorado Brougham fue creado para competir con el Mark II Continental
de la Lincoln. Su precio era de US$13,074 y, en total, sólo se produjeron
704 modelos Brougham de 1957-58 (para las temporadas de 1959 y 1960 se produjeron
200 modelos más con un estilo de carrocería enteramente diferente
en Italia). De acuerdo con cálculos prudenciales, la Cadillac perdió
US$10,000 por cada Brougham que vendió en 1957-58.
Quiero repetir que no estoy censurando la calidad del auto en sí.
Era extraordinario, puede decirse que superaba en cuanto a lujo a todos
los autos norteamericanos de su era, la cual se destacó por las extravagancias
de los fabricantes de automóviles.
No podría comenzar a enumerar todo el equipo de norma que ofrecía
el Eldorado, pero he aquí algunos ejemplos: control de temperatura
automático con acondicionamiento de aire; calentadores individuales
bajo los asientos,. tanto delante como detrás; un juego de seis copas
de plata de pequeño tamaño con bases imantadas; brazos traseros
huecos que contenían perfume Arpege y un atomizador de hechura especial,
una libreta para hacer anotaciones, un lápiz de plata y un espejo;
estilo de convertible de techo duro de cuatro puertas, sin postes; suspensión
neumática (uno de los puntos más débiles del auto);
asientos de seis ajustes; auxiliares motrices para todo, incluyendo las
ventilas de las ventanillas y las cerraduras de las puertas; dispositivo
eléctrico para abrir y cerrar la tapa del baúl; arranque automático
del motor después de pararse éste; dos carburadores de cuatro
cañones o tres carburadores de dos cañones; ruedas forjadas
con mazas de aluminio; viseras polarizadas que se obscurecían al
inclinarse; cristal teñido de color gris y muchísimas cosas
más.
Por supuesto que la GM y la Ford perdieron dinero con estos dos autos clásicos
modernos, pero los vehículos no se concibieron, en realidad, para
ganar grandes cantidades de dinero sólo para cubrir sus gastos. No
creo que los fabricantes esperaban perder tanto como les sucedió,
pero el Mark II y el Brougham fueron creados para competir en una guerra
de prestigio entre dos gigantes de la industria que querían imponerse
en el mercado de los automóviles de gran lujo. La Cadillac estaba
tratando de superar ala Lincoln y logró hacerlo en todos los sentidos,
incluyendo en la pérdida de dinero.
Tampoco fue este Cadillac en particular el primero en ocasionarle tantas
pérdidas a su fabricante. La división de autos de lujo de
la General Motors perdió bastante dinero durante la Gran Depresión,
y en una ocasión los ejecutivos de la GM consideraron por breve tiempo
cerrar por completo la División Cadillac. Parte de la razón
de ello era el costo que suponía para la división los extraordinarios
y costosos motores de 16 cilindros que se presentaron en enero de 1930.
Los primeros V16 -y los V12 adaptados de ellos en septiembre de 1930 al
eliminarles cuatro cilindros -le costaron a la firma alrededor de 6 millones
de dó1ares en gastos de creación además de varios millones
más en gastos de producción. El motor requería un bastidor
más largo y profundo, capós y guardafangos de longitud mayor
y muelles diferentes. De nuevo, no se sabe lo que le costó el programa
de los V16/V12 a la Cadillac, pero podemos suponernos que la suma fue astronómica.
Lawrence P. Fisher, presidente de la Cadillac, pensaba usar el V16 para
competir con el automóvil Packard. A finales de la década
de 1920, el Packard era el monarca absoluto entre los automóviles
elegantes norteamericanos. La Duesenberg presentó el enorme y potente
Modelo J en diciembre de 1929; La Marmon tenía preparado un V16 para
1931; y Fisher sabía que, si la Cadillac no quería quedarse
atrás durante toda su vida (en la década 1920, la Cadillac
ocupaba el quinto lugar entre los automóviles de prestigio, bien
por detrás del Packard), era muy necesario que creara algo verdaderamente
espectacular. Lo que creó fue el V16 de 1930.
Ese primer motor con válvulas superpuestas de la Cadillac tenía
un bloque de aluminio, una bandeja y cubiertas de balancines de aluminio
vaciado y los primero levanta válvulas hidráulicos producidos
en los Estados Unidos. Se trataba de dos motores de ocho cilindros en línea
recta con un solo cigüeñal para ambos. Cada banco de cilindros
tenía su propio sistema de admisión y escape, completo con
carburadores separados de tiro ascendente. El distribuidor de una lata de
café llevaba dos serpentines incrustados en el tanque superior del
radiador. El motor en sí era una obra de arte, con un atractivo acabado
de color negro y aluminio lustroso, desprovisto de cables sueltos o tubos
de fea apariencia. |
Demasiado tarde para dar marcha atrás
Este motor -y la mayoría de los autos con carrocería Fleetwood
en que se instaló había sido proyectado años antes
de la caída de la bolsa de valores en los Estados Unidos. Cuando
se produjo la gran crisis, ya era demasiado tarde para suspender su producción.
El V6 y el motor V12 derivado de él por poco llevan ala Cadillac
a la bancarrota, y fue sólo la solvencia de las otras divisiones
de automóviles de la GM lo que salvó a la Cadillac.
Los Packard grandes (V12 y Super Ocho) no contaban con un respaldo semejante,
ni tampoco los Pierce, Duesenberg, Marmon y algunos de los otros autos de
lujo que aparecieron en la década de 1930 para desaparecer poco después.
Estos excelentes automóviles corrieron igual suerte que el Edsel.
La Cadillac, sin embargo, no paró con esa primera serie de motores
V16. Después de vender apenas 3878 de estos extraordinarios automóviles
en ocho años del período de la Depresión, pero empeñada
en colocarse en el primer lugar entre los autos de lujo, ocupado todavía
por la Packard, la Cadillac decidió dejar de producir esos V16 de
la primera serie a finales de 1937 y presentó otro V16 en 1938.
Este nuevo motor no compartía absolutamente nada con el primero.
Tenía un diseño de culata plana, estaba hecho totalmente de
hierro y pesaba 250 libras (113.4 kg) menos; el ángulo de la Vera
de 135° en lugar del ángulo de 45° del modelo de 1930-37.
Llevaba arriba dos carburadores de tiro descendente. Tenía dos distribuidores
y no producía un caballaje mayor (185 a 3600 rpm) que el motor que
substituía. Sin embargo, era menos caro de producir; pero, como la
Cadillac dejó de producir la serie después de 1940 y de haber
producido 1508 unidades, la GM perdió una gran cantidad de dinero
con este V16 también.
Se da el caso de que la Cadillac esperaba que el V16 1938 se usara a la
larga como medio de propulsión de botes militares PT. De haber ocurrido
esto, es posible que la división hubiera ganado con este motor. |
Más fracasos que éxitos
Es posible que sospeche que la industria del automovilismo de los Estados
Unidos tuvo más fracasos que éxitos durante su larga y accidentada
historia, y tiene usted toda la razón. Estadísticamente, han
sido más los fracasos que los éxitos. De los más de
5000 automóviles norteamericanos presentados a través de los
años, sólo sobrevive un puñado de los modelos creados
por los cuatro principales fabricantes del país.
Consideremos primero la compañía que en una ocasión
produjo el rey, la reina y el príncipe de los clásicos C1orteamericanos:
El triunvirato Auburn-Cord-Duesenberg de Indianápolis y Auburn, Indiana.
Estos tres automóviles se siguen reproduciendo hoy como réplicas,
cosa que delata algo sobre la naturaleza efímera del éxito.
E.L. Cord, quien condujo estas marcas de automóviles a su más
alto nivel, quedó con un trío de fracasos económicos
en sus manos.
No obstante lo excelentes que eran sus creaciones, el público no
podía darse el lujo de comprarlos o no los querían, aún
cuando el Auburn constituyó un verdadera ganga en sus últimos
años. Usted podría comprar un Auburn V12 en 1932 por US$1595
o un auto de carreras Auburn en 1935 por US$2245. ¡Trate de obtener
uno de esos modelos por estos precios hoy!
De nuevo, no hay forma de determinar con exactitud cuánto dinero
perdió la A-C-D durante la década de 1930, pero la pérdida
tuvo que ser de ocho cifras en aquel entonces, cuando ocho cifras podían
comprar naciones enteras.
Recuerde que, en 1933, un sedán Ford V8 costaba US$560. Por otra
parte, un chasis de un Duesenberg J de 1933 costaba US$9500, y había
que pagar esa misma suma por la hechura de una carrocería especial.
No es de extrañar que Cord vendiera apenas 475 modelos Duesenberg
en 1937. Y con un auto tan extraordinario como éste, tiene uno mucho
que perder.
Los Duesenberg J y SJ no tenían rivales en ninguna parte del mundo.
Superaban en velocidad a los Rolls Royce ya todos los otros automóviles
de aquel entonces, y hasta podrían correr con mayor rapidez que los
Mercedes actuales con motores de alto rendimiento. Su motor de ocho cilindros
en línea recta tenía dos levas superpuestas, cuatro válvulas
por cilindros y un desplazamiento de 420 pulgadas cúbicas (6.8 lit.).
Se le añadió en mayo de 1932 un supercargador de tipo Roots
que aumentó su potencia de 265 caballos a 320 hp a 4750 rpm (muchos
alegan que esta cifra del caballaje es demasiado alta y otros dicen que
es demasiado baja; también se dice que ciertos modelos modificados
en la fábrica llegaron a alcanzar una potencia de 400 caballos).
De todos modos, Ab Jenkins llevó un "roadster" Duensenberg
con un motor de fábrica, pero con una carrocería especial,
a correr en Bonneville en el año de 1935. Allí desarrolló
él una velocidad de 152.15 mph (244.86 kph) durante una hora y alcanzó
un promedio de 135.47 (218 kph) en 24 horas, manejando un auto con una distancia
entre ejes de 142.5" (361.95 cm) que pesaba casi 6000 libras (2721.5
kg).
De los 475 Duesenberg producidos por la fábrica, cada uno se convirtió
en un gran perdedor de dinero. Sin embargo, los coleccionistas de hoy pagan
de US$100,000 a US$500,000 por cada uno de ellos. Es una lástima
que Cord no hubiera guardado en un depósito todos los modelos que
produjo para venderlos medio siglo después.
Su automóvil Cord con mando en las ruedas delanteras resultó
un gran perdedor de dinero. Al igual que para el Duesenberg y el Arburn,
la Lycoming produjo el motor del Cord. En la primera generación de
este automóvil se usó un motor de ocho cilindros en línea
recta, dotado de una culata con forma de L (1929-32) y posteriormente se
empleó un V-8 con culata también de forma de L (1936-37).
Se trataba de nuevo de un auto totalmente nuevo, que no compartía
nada con ningún otro modelo. No se tienen informes sobre los costos
que supuso la creación de las matrices para los componentes del Cord,
pero sin duda ascendieron a millones de dólares. Pero las ventas
fueron increíblemente bajas: se vendieron 4430 Modelos Cord L -29
en 1929-32 y 2320 Modelos 810 y 812 en 1936-37.
Al Auburn le fue algo mejor, aunque tampoco tuvo mucha suerte. Irónicamente,
el, mejor año de esa división fue 1931, cuando vendió
30,000 unidades. Entre 1929 y finales de 1937, de hecho, la Auburn logró
vender un total de apenas un poco más de 88,000 automóviles,
casi lo suficiente para mantener a la compañía a flote durante
los años de la Depresión. Pero estas ventas fueron disminuyendo
gradualmente y es muy probable que la firma se fuese descapitalizando a
pasos agigantados a causa también de las bajas ventas del Duesenberg
y del Cord. Finalmente, la firma A-C-D se fue a la bancarrota en el año
1937.
Otro arriesgado y costoso experimento que falló fue el del poco atractivo
modelo Airflow de 1934-37 producido por la Chrysler. El Airflow también
fue presentado en un momento poco oportuno, pero su fracaso también
puede atribuirse a su apariencia. Es cierto que tenía un diseño
muy lógico, que fue uno de los primeros autos norteamericanos en
que se colocó el motor sobre el eje delantero, por lo que los pasajeros
traseros quedaban por delante del eje trasero. También empleaba una
carrocería de una sola pieza, hecha totalmente de acero, y fue el
primer vehículo en el que se usó una sobremarcha instalada
en la transmisión fabricada por la Warner Gear. Los modelos Airflow
de la Chrysler y la DeSoto fueron autos muy influyentes desde un punto de
vista de ingeniería, y hasta es posible que hayan tenido cierta influencia
sobre el estilo de los automóviles de otras partes del mundo, pero
el público no quiso darles su respaldo. Se construyeron modelos Airflow
con diferentes distancias entre ejes, desde cupés DeSoto hasta limusinas
Imperial, por lo que la creación de los moldes de sus componentes
y su producción en serie no resultaban demasiado caras. |
Diferentes problemas
Preston Tucker trató de introducir en el mercado otro auto revolucionario,
pero confrontó problemas de diferente índole. A diferencia
del Airflow, el público mostró gran entusiasmo por el sedán
Torpedo de 1948 que creó Tucker. El auto tenía un estilo verdaderamente
avanzado, con un faro delantero central de tipo "cíclope",
que viraba con las ruedas delanteras. Llevaba un motor de aluminio de seis
cilindros opuestos, que tenía un desplazamiento de 354 pulgadas cúbicas
(5.47 l) y una potencia de 166 caballos, fabricado por la compañía
Franklin para los helicópteros Bell. Se le proporcionó al
motor un enfriamiento de agua y se colocó longitudinalmente en la
parte posterior del vehículo para acoplarlo a una versión
alterada de la vieja transmisión preselectora Cord. Tucker obtuvo
la mayoría de estas transmisiones en lotes de chatarra. El auto Tucker
tenía muy poca altura, al ser comparado con otros vehículos
de sus tiempos y contaba con otras revolucionarias características,
entre ellas un compartimiento inferior donde el pasajero del asiento delantero
podía refugiarse justamente antes de chocar el automóvil en
un accidente. Las puertas remataban en el techo para ofrecer una mayor amplitud
vertical, y el baúl, claro está, se encontraba debajo del
capó.
Preston Tucker construyó alrededor de 50 de estos automóviles
antes de que las autoridades gubernamentales lo obligaran a cerrar su fábrica,
acusándolo de maniobras fraudulentas en perjuicio de sus accionistas.
La incursión de Preston Tucker en el mundo del automovilismo lo dejó
con una deuda de alrededor de 28 millones de dólares. Murió
en la América del Sur, en 1956, mientras trataba de comenzar otra
compañía fabricante de automóviles.
Joe Frazer había dedicado la mayor parte de su vida al negocio de
los automóviles y no existía nadie mejor calificado que él
para crear un automóvil de éxito. Malcolm Bricklin, por otra
parte, confesó que no sabía lo que estaba haciendo cuando
decidió reunir dinero para construir un auto deportivo con alas de
gaviota que llevara su nombre.
El Bricklin perdió una cantidad modesta de dinero -sólo unos
26 millones de dólares. Malcolm Bricklin posiblemente hubiera alcanzado
el éxito con un poco más de tiempo, pero las autoridades gubernamentales
de New Brunswick y los bancos de los Estados Unidos decidieron no concederle
más créditos.
El Bricklin 8V-1 tenía un bastidor verdaderamente resistente con
una jaula contra vuelcos de tipo integrante, una carrocería de fibra
de vidrio y un motor V8 AMC o Ford instalado en el extremo delantero. En
1975 se dijo que estos autos se venderían por una suma de U8$9980,
pero la fabricación de cada uno de ellos supuso una inversión
de hasta U8$16,000. En total, el Bricklin produjo alrededor de 2800 automóviles.
Hay quienes opinan que los Bricklin y los De Lorean no deben considerarse
como automóviles norteamericanos, ya que ambos fueron hechos fuera
de las fronteras de los EE.UU. Pero los hombres que fundaron estas compañías
eran típicos empresarios norteamericanos que realizaban operaciones
a la usanza típicamente norteamericana. Desafortunadamente, cualquiera
de estos fracasos sólo sirve para desanimar a cualquiera que desee
participar en el mercado de automóviles como fabricante.
Compare usted todos estos costosos fracasos con uno de los más grandes
éxitos recientes en la historia del automovilismo internacional,
el de la Honda. No sé si la Honda contó con el patrocinio
japonés para ingresar en el mercado de los automóviles, pero
la firma lo hizo en una forma muy poco parecida a los norteamericanos, con
muy poca publicidad y casi sin dar a conocer sus planes. La Honda simplemente
puso en marcha sus planes sin hacer sonar bombos ni platillos.
En este país, los dos primeros modelos de la Honda tuvieron tanto
éxito como el De Lorean y el Edsel -el diminuto "roadster"
S.600 de 1962 y el N.360 de 1968. Pero, a diferencia de De Lorean, la Honda
contaba con el dinero y el tiempo para proseguir, y usted puede ver los
resultados que la firma ha obtenido: la Honda ahora fabrica autos en los
Estados Unidos. Es un extraño negocio, aun para fabricantes de automóviles
bien establecidos- y ciertamente ningún sitio para un novato O para
el que tenga temor de correr riesgos. |
OMISIONES QUE FUERON VOLUNTARIAS
Debo aclarar que estoy perfectamente consciente de que -en mi artículo-
he dejado de mencionar a algunos fabricantes de autos especiales que han
alcanzado el éxito, como son, por ejemplo: la 88 Corp. de Milwaukee,
la cual fabrica el Excalibur, y la firma Elite Heritage Corp., fabricante
del Duesenberg II.
Debo manifestar que siento un gran respeto por éstas y otras compañías
similares, pero mi articulo se ha limitado a aquellas firmas que al menos
trataron de ingresar en el mundo del mercadeo y la producción en
grandes cantidades, por lo que intencional mente he dejado de mencionar
a estos fabricantes de autos de marcas especiales, que han obtenido excelentes
resultados financieros, aun cuando se dedican a crear sus modelos principalmente
a mano.-M.L. |
Fuente: Revista Mecánica Popular - Volumen 36 - Junio
1983 - Número 6 |
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