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¿Dónde Debe Estar el Motor del Auto Pequeño?
Noticias de Detroit - Noviembre 1959 - Por Art Railton
Noticias de Detroit - Noviembre 1959 - Por Art Railton Noticias de Detroit - Noviembre 1959 - Por Art Railton
 
CADA DIA SE HACE más acalorada la contienda. En estos momentos, Detroit presencia una de las pugnas más enconadas que se recuerdan. Sorprende ver la saña con que las compañías se atacan mutuamente.

       La causa y origen de todo esto: el motor delantero versus el motor trasero.

       Cada cual está decidido a probar, sea como sea, que está en lo cierto, y que el otro está totalmente equivocado. A nadie se le ocurre pensar que tal vez los dos tengan en parte razón, y que existan ventajas y desventajas en ambos sistemas.

       La cosa se ha puesto tan áspera y desagradable que ya no hay arma vedada, y hasta se ha comenzado a recurrir al expediente del anónimo. Se están enviando a los cronistas y articulistas de automovilismo exposiciones sin firmar, en que se ataca al motor trasero. El material llega en sobres sin membrete, y sin ningún indicio que revele la procedencia.

       La contienda se inició hace algunos meses, en que la Ford, con motivo de unos anuncios hechos en televisión, trató de probar su punto de vista mostrando que una flecha surca el aire mejor cuando la punta pesa más que el extremo posterior.

       La Chrysler, sin duda con el objeto de favorecer la venta de sus Simca, distribuyó unos folletos titulados "Las Ventajas de los Autos con Motor Delantero."

       El presidente de la Chrysler, como también el de la American Motors han lanzado comunicados manifestando que sus autos tienen y continuarán teniendo el motor "dónde debe estar", o sea al frente.

       La Chevrolet, cuyo futuro inmediato está relacionado con este asunto, pues el Corvair lleva el motor detrás, comprendió que las cosas estaban tomando mal cariz. Como quiera que lo que se discutía podía producir la baja de sus ventas, decidió exponer sus puntos de vista. Después de todo, ni en la Ford ni en la Chrysler han visto un Corvair, Y no hablemos de haberlo manejado. La Chevrolet pensó que no tiene sentido alguno declarar que un diseño es inestable, basándose tan sólo en rumores y suposiciones.

       El vocero de la Chevrolet fué Maurice Olley, ex director de investigaciones y desarrollo, que ahora es un consultor independiente, y a quien se le considera una autoridad en sistemas de suspensión.

       El argumento principal de Olley es que un auto liviano y económico exige un diseño nuevo y completo a fin de brindar la misma comodidad de marcha, análogas características en el manejo, e iguales resultados al frenar cuando está lleno y cuando sólo va el conductor. Debido al factor que determina la diferencia en la relación de peso y carga, no debe ser sólo un coche grande reducido a escala.

       Tratándose de un auto de los Estados Unidos, cuyo peso total sea de 1800 kilogramos, el añadir unos 70 kilogramos (el peso del que maneja) ó 360 (cuatro pasajeros y equipaje) no representa ninguna diferencia, dado el gran peso del conjunto. Sin embargo, en un auto pequeño de 1100 kilogramos, ese peso adicional constituye el 33 por ciento, que es un factor de consideración. Todo el que haya montado en un auto europeo liviano sabe la diferencia que se percibe en la marcha, cuando lleva poca carga y cuando va muy cargado.

       También existe diferéncia en la distribución deja carga de un auto pequeño. Es posible que en un coche liviano de motor delantero, que lleva el 55 por ciento de su propio peso en las ruedas delanteras, al estar lleno de pasajeros se reduzca dicho porcentaje a 45, y aumente proporcionalmente la carga relativa del otro extremo. Esto se debe a que la mayor parte de la carga útil descansa en el eje trasero.

       Olley explica que por esta razón la Chevrolet determinó que su auto tuviese la misma distribución de peso, ya sea vacío o cargado. Se trazó el diseño de modo que cuando estuviese vacío, el 40 por ciento del peso se hallase delante y el 60 detrás, por el hecho que el peso de los pasajeros y el equipaje se distribuye en esa proporción. El Corvair conserva una distribución del 40 y 60 por ciento cuando está vacío, parcialmente cargado, o lleno. Por consiguiente, el manejo y las características de marcha son siempre las mismas.

       ¿Puede tener estabilidad en la carretera un auto con más peso en el extremo posterior?

       Ford dice que es imposible, y para probar su punto de vista expone el hecho de que una flecha de cola pesada se bambolea al surcar el aire. En un auto con más peso detrás, las fuerzas laterales que se manifiestan en los virajes, y los vientos cruzados, generan una fuerza centrífuga que dificulta el gobierno del vehículo. El auto propende a cerrarse más de lo debido al tomar las curvas, lo cual obliga al conductor a mover las ruedas en sentido opuesto. Esto constituye el argumento clásico contra los autos de motor trasero.

       Además, hay quien alega que la ausencia del motor -sólido y pesado- delante del conductor, reduce la seguridad, puesto que los montajes de dicha máquina absorben las fuerzas de choque, y evitan consecuencias graves. Uno de los competidores de la Chevrolet lo explica diciendo que "la lámina de acero de la carrocería absorbe relativamente poca energía, y se pliega como un acordeón. Como resultado de esto, todo el impacto se transmite al compartimiento de los pasajeros".

       Olley no alega ser una autoridad en problemas de seguridad; pero manifiesta que algunos expertos creen, por el contrario, que el aplastamiento de las láminas de acero evita daños a los pasajeros, por el hecho que absorbe gran parte de la fuerza que hoy día lanza a los ocupantes contra el parabrisas.

       En cuanto a la teoría de que es más estable un automóvil con gran peso adelante, Olley declara que el avance errático de una flecha no prueba nada. Los autos no actúan en el aire. Un automóvil debe correr sobre ruedas, tiene que doblar esquinas, detenerse correctamente, y trepar pendientes cubiertas de hielo. Al disparar una flecha, nada de esto existe.

       Se consigue estabilidad en un auto de extremo posterior pesado, dice Olley, aplicando dos reglas que consisten en: No sobrecargar los neumáticos traseros (si ocurre esto, el auto carece de un punto de apoyo firme para virar, y vacila) ; y en hacer que el extremo delantero tenga ligeramente menos potencia de viraje que el de atrás. Gracias a la nueva técnica usada en la fabricación de neumáticos, se cumplen ambos requisitos. Los neumáticos de perfiles bajos y cuerdas largas, montados en aros anchos, poseen una potencia de viraje que es más proporcional ala carga que la obtenida hasta hace unos tres años, ,Las ruedas delanteras, ligeramente cargadas, tienen menos potencia de viraje que las extremadamente recargadas de atrás, y es por esto que su ángulo de deslizamiento es un poco mayor adelante que atrás, lo cual confiere al auto el requerido sentido de dirección y proporciona el margen necesario de viraje insuficiente. Olley manifiesta que en el Corvair no puede haber exceso de viraje.

       A fin de no sobrecargarlos, los neumáticos de atrás se inflan a unas diez libras más de presión que los delanteros (16 libras adelante y 26 atrás). Las ruedas son de 13 pulgadas.

       No tiene sentido el que los ingenieros insistan en que los autos con más peso atrás son inestables, dice Olley, cuando casi todas las camionetas rurales que conducen a más de dos personas llevan más peso en su parte posterior. También habría que mencionar los grandes ómnibus Greyhounrl:, para turistas, que conducen el 72 por ciento de su peso en la parte trasera, y cuentan con la estabilidad de un acorazado.

       La réplica de la Ford a todo esto es que el año 1953, Maurice Olley (en ese entonces dirigente de la Chevrolet) manifestó en la Sociedad de Ingenieros Autotécnicos que los autos con motor trasero "constituyen un mal diseño, al menos en la forma que en la actualidad se construyen . . . parece imposible conseguir que un auto que tenga mucho peso sobre los neumáticos traseros marche con seguridad cuando hace viento, aun a velocidad moderada".

       Olley admite que dijo eso en 1953; pero añade que ahora los neumáticos son diferentes. De todas maneras, declara él, si una persona no quiere ser un rezagado en la marcha del progreso, debe necesariamente aprender algo en el curso de seis años.

       Al mencionar las ventajas del motor trasero, Olley presenta muchos detalles sobre el Corvair (aunque la Chevrolet afirma que las referencias son acerca de un automóvil hipotético).

       Tiene un motor de aluminio de seis cilindros, de tipo plano, que pesa más o menos la mitad de un V8 corriente de hierro vaciado. Es tan ancho, debido a su diseño, que no cabría en el estrecho espacio que hay entre las ruedas delanteras de pivote; pero cabe perfectamente entre las de atrás.

       El enfriamiento se produce mediante un ventilador instalado horizontalmente sobre el motor, a fin de reducir la altura y permitir una plataforma trasera baja. El motor obtiene el mismo grado de enfriamiento, lo mismo en marcha que parado. Se evita la pérdida de potencia en que se incurre cuando hay que empujar el aire a través de un radiador y por debajo del capó. Olley dice que, a 120 kilómetros por hora, se consumen 25 HP para empujar el aire a través de lo que el denomina "la cueva de los vientos", bajo el capó de un motor delantero enfriado por agua. En el Corvair no existen desperdicios de esta clase.

       Dado que es enfriado por aire, no necesita radiador, mangueras, bomba de agua, ni tampoco anticongelantes en invierno. No menciona que tiene un radiador de aceite, y, por lo tanto, que una pequeña parte del enfriamiento se efectúa mediante un líquido que, en este caso, es aceite de motor.

       Teniendo la transmisión y el motor en el extremo trasero, se elimina el lomo en el piso. Cuenta con la altura necesaria y con el espacio conveniente para las piernas, a todo lo ancho del asiento. Es posible hacerlo de líneas más bajas sin reducir la altura vertical interior. La suspensión es de muelles espirales en las cuatro ruedas, y ejes oscilantes, detrás.

       Los neumáticos delanteros (sólo soportan el 40 por ciento del peso) van ligeramente cargados, lo cual hace que sea fácil de manejar, aun sin dirección motriz. A causa de que los mencionados neumáticos tienen baja presión de aire, se reduce la intensidad de las vibraciones que llegan al manubrio. Los neumáticos salvan las prominencias del camino con más suavidad, y se eliminan los rebotes.

       Cuando se aplican los frenos, se produce en todo auto -ya sea de motor delantero o trasero-un brusco desplazamiento del peso a las ruedas del frente. Si el motor está delante, este extremo, ya recargado, recibe aun más peso, y los frenos delanteros tienen que efectuar la mayor parte del trabajo. Las ruedas de atrás soportan tan poco peso que se trabarían si tuviesen que contribuir más en el frenamiento.

       Cuando un auto de motor trasero desplaza su peso hacia adelante, al frenarlo, se produce una distribución equilibrada de la carga, y el trabajo de las cuatro ruedas es aproximadamente igual. Esto determina que el frenamiento sea más rápido y seguro. Además, los forros de los frenos, y los neumáticos, duran más.

       Las ruedas traseras no patinan, y la aceleración es mejor con cualquier torsión. Además, no es necesario emplear cadenas cuando hay nieve o hielo, pues la tracción de las ruedas es considerable.

       En lo que respecta a seguridad, se ha manifestado reiteradamente que la ubicación delantera del tanque de gasolina es peligrosa en caso de un choque. Olley explica que el tanque va montado detrás de los elementos de la suspensión frontal, y debajo del tabique contrafuego. En esa forma, se halla protegido contra choques frontales y traseros. No está cerca de tubos de escape ni de otra fuente de calor (un factor que produce la evaporación y pérdida de la gasolina en los diseños corrientes). Es imposible que se produzcan filtraciones y bolsas de vapor, pues el sistema del combustible se mantiene siempre fresco.

       El calorífero, explica Olley, va montado bajo el capó. Comienza a radiar calor a los pocos segundos de encenderse. El motor, enfriado por aire, se calienta con más rapidez que uno refrigerado por agua, y el estrangulador automático entra en funciones con más rapidez, con lo cual se economiza gasolina en invierno.

       Finalmente, dice Olley, en un motor trasero plano las piezas son muy accesibles, y es muy fácil efectuar cualquier trabajo. Por la misma razón, la extracción de las bujías, el ajuste de los platinos, la reparación de la bomba del combustible y la regulación del carburador se efectúan con suma rapidez.

       Olley estima que la accesibilidad del motor del Corvair es similar a la del VoIkswagen. No menciona el hecho de que se ha copiado mucho del Volkswagen y que, en realidad, podría denominarse una versión modernizada y americanizada del motor alemán.

       Un aspecto que no es ventajoso en el motor trasero-hasta Olley tal vez lo admita-es el compartimiento para el equipaje. Bajo el capó no hay tanto espacio como en el extremo trasero. Al igual que el Volkswagen, el Corvair tiene otro lugar para el equipaje, detrás del asiento trasero, pero este compartimiento no es amplio ni conveniente.

       No debemos dejarnos impresionar por las discusiones sobre la ubicación del motor, a tal punto que no nos demos cuenta que este diseño de motor trasero constituye una hazaña de ingeniería. Es evidente que el público de los Estado Unidos sabe de sobra que los vendedores y estilistas son los factores principales en la industria automovilística. Por lo tanto, puede confiarse que el diseño radical e impresionante del nuevo motor trasero hará renacer la fe en los ingenieros. Con eso se pondrá término al clamoreo de que todos los autos son iguales, y hará reflexionar a los que dicen que sólo los ingenieros europeos pueden crear algo diferente.

       Después de todo, las cosas se demuestran prácticamente. Habiendo manejado tanto un Corvair como un Falcon, puedo declarar que su desempeño y rendimiento son magníficos.

       En casos como éste, uno no debe dejarse impresionar en ningún sentido, y perder la perspectiva de los hechos. Lo mejor es esperar hasta que se tenga la oportunidad de manejar los autos pequeños y, entonces, decidir.

Fuente: Revista Mecánica Popular - Volumen 25 - Noviembre 1959 - Número 5



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Idea original de Mi Mecánica Popular por: Ricardo Cabrera Oettinghaus