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Noticias de Detroit Agosto 1959 Por Art RailtonES MEJOR QUE se despida usted de manejar un auto eléctrico. La tan decantada era de un coche barato, exento de molestias, silencioso y sin el problema de la contaminación del aire -ideal para los suburbios- existe sólo en la imaginación de algunos entusiastas.

      La realidad de los hechos es que, hoy día, el auto eléctrico no es práctico ni factible. Son tantas sus limitaciones, y su costo tan alto que sólo una persona alérgica a la gasolina se avendría a adquirir uno.

      No se ha efectuado ningún cambio revolucionario en los acumuladores -lo que precisamente se necesita- como tampoco en el motor ni en ninguna otra parte del vehículo, excepto en los comunicados de publicidad. Los expertos opinan que el auto se halla en su etapa inicial. Y si llega a materializarse con éxito en lo futuro, no será, por cierto, montando un electromotor en un auto corriente de gasolina. El proyecto exige un diseño original y completo, que, según sepamos, nadie lo está haciendo.

      Hay una docena de optimistas que han manifestado que van a producir coches eléctricos con fines comerciales. De todos ellos, sólo hay uno que basa en algo sus promesas. Nos referimos al auto Charles, de California.

      La carrocería y el chasis del prototipo del Charles son del Volkswagen Karmann-Ghia, y se dice que los modelos de producción tendrán carrocería de plástico y bastidor de aluminio.

      Los acumuladores "revolucionarios" que suplían energía al auto prototipo fallaron en menos de un año, y no se ha decidido exactamente cómo serán los que se van a utilizar en la producción. Serán acumuladores corrientes de plomo y ácido; pero nadie sabe si se optará por los de tipo automotriz (acumuladores de arranque Diesel) o por los industriales. Los expertos opinan que se necesita un tipo intermedio.

      Si se emplean los de tipo industrial, el costo de reposición durante un período de tres a cinco años será de unos 700 dólares; y con los de tipo automotriz, de unos 300 dólares en el lapso de uno a tres años.

      Puede afirmarse que el problema principal está en los acumuladores; o sea, el mismo obstáculo que surgió hace algunos años.

      Cuando el auto esté listo, costará unos 2900 dólares. En los de acumuladores de menor precio, esto incluye un cargador. Los más caros requerirán posiblemente un cargador de 250 dólares, suma que el cliente tendrá que desembolsar como pago adicional. Dado que se trata de algo demasiado voluminoso y pesado para montarse en un auto, habrá que instalarlo en el garage. Tendrá un circuito de 220 voltios, con fusible de 35 amperios. A pesar de lo que sostienen los visionarios, la operación de cargar el acumulador está muy lejos de ser tan simple que se pueda hacer en el tomacorriente que más cerca nos quede.

      En invierno, habrá necesidad de usar un calefactor de combustible, ya que no es posible utilizar la electricidad de los acumuladores.

      A 65 k.p.h., los acumuladores durarán una hora, más o menos, lo que significa que uno podrá alejarse de la casa tan sólo unos 30 kilómetros, y luego retornar para cargarlos. Dan mejores resultados cuando las paradas del vehículo son frecuentes. En este caso, pueden usarse durante unos 80 kilómetros, o sea una distancia mayor que la que recorre una madre de familia en sus diligencias cotidianas.

      Los acumuladores pesan unos 320 kilogramos. El costo de reposición se calcula que es de menos de dos centavos por kilómetro, y el del electrólito es solamente algo más de medio centavo por dicha distancia. En resumen, los gastos de operación serán más altos que en un auto pequeño de gasolina, el cual tiene, por supuesto, la ventaja de que su radio de operaciones es prácticamente ilimitado.

      La American Motors y la Sonotone declaran que están perfeccionando un auto eléctrico provisto de un pequeño motor de gasolina de velocidad constante, para generar electricidad, y que los acumuladores se cargan al andar el automóvil. Esta es la solución teórica ideal, pues, en esta forma, nunca se agotarían.

      El defecto de un auto de esta clase es que el peso y el costo del motor de gasolina y del generador habría que sumarlos a los de los acumuladores. Por lo tanto, sería más simple y barato conectar el motor de gasolina a las ruedas.

      La American Motors no ha mencionado la cantidad asignada para estos estudios, ni el número de ingenieros que intervienen, lo cual hace pensar que el proyecto no es importante.

      La división De Soto manifiesta que va a emplear pilas electroquímicas de hidrógeno y oxígeno para producir la energía que propulse directamente las ruedas, con lo cual se eliminarán los acumuladores. Como es evidente, esto no pasa de ser una fantasía, pues se halla muy lejos de las posibilidades actuales.

      El auto eléctrico constituye un hermoso sueño, lo cual explica su gran fascinación. Pertenece al mundo utópico de la cerilla eterna, del carburador de 85 kilómetros por cada litro de gasolina, y de la máquina de movimiento continuo.

      Es incuestionable que el petróleo continúa siendo la forma más económica, más fácil de obtener y más adecuada para suministrar energía a un vehículo. La electricidad sólo ofrece ventajas en casos muy limitados.

      Después de haber visitado varios días la exposición de automóviles importados, celebrada en Nueva York, me ha sorprendido ver la rapidez con que se están americanizando los coches europeos, y viceversa. Los nuevos autos ingleses, en especial, parecen salidos de Detroit. Han desaparecido las líneas sobrias que los caracterizaban. Se diría que ahora las aletas están a la orden del día en todo el globo.

Fuente: Revista Mecánica Popular - Volumen 25 - Agosto 1959 - Número 2



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Idea original de Mi Mecánica Popular por: Ricardo Cabrera Oettinghaus