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Vigía Espacial - Por el Dr. Dan Q. Posin - CATEDRÁTICO DE FÍSICA DE LA UNIVERSIDAD DEPAUL, Y CONSULTOR Y ASESOR CIENTÍFICO DE LA COLUMBIA BRADCASTING SYSTEM
 
QUIEN SABE, pero tal vez los canales y las lunas del planeta Marte sean una creación del hombre.

      Para aclarar el misterio de los canales, es posible colocar telescopios en un satélite suspendido en un punto por arriba de la atmósfera de la Tierra. Tendrían los telescopios que disponer de gran potencia; y los satélites tendrían también que tener un alto grado de estabilidad. También se necesitaría un sistema sensible de alineación y una instalación para transmisiones radiales.

      Sin embargo, para solucionar el problema de las lunas de Marte, tendría que dispararse un dispositivo espacial hacia un punto cercano a dicho planeta. Tendría este dispositivo que contener una cámara adaptada a un telescopio, así como un complicado transmisor de televisión. Está demás decir que la transmisión por televisión de vistas de la región de Marte, la cual se halla a una distancia de 65 ó 80 millones de kilómetros, no es una labor sencilla; sin embargo, puede hacerse. El principal instrumento en el dispositivo espacial sería una antena transmisora paraboloidal (parecida al faro de automóvil) que constantemente estuviera apuntando hacia la Tierra. Una antena semejante, hecha de plástico aluminiado, podría lanzarse plegada para que se inflara en el espacio a un diámetro de aproximadamente 12 metros. Podría formar y transmitir vistas detalladas de Marte y de sus lunas.

      Pero aun más espectacular sería lanzar hacia Marte una nave espacial en que viajaran seres humanos de la Tierra. Los adelantos alcanzados en el campo de la ciencia y de la ingeniería permiten la construcción de una nave espacial semejante, para. 8 pasajeros. En realidad, esa nave ya ha sido diseñada por Phillip Bono, un ingeniero de la Boeing que ha demostrado que todo depende del desarrollo de cierto tipo de motor especial, con un empuje de 1 1/2 millón de libras y que utilice hidrógeno y oxígeno como impelente. Se necesitaría un total de siete de estos motores para las tres etapas de escape de la Tierra. La nave espacial tendría una altura de 76 metros, un ancho de 25 metros y un peso de 3.765.000 kilos. Portaría una enorme carga útil de 36.300 kilos, que incluiría unas 4 toneladas de equipo exploratorio y un vehículo terrestre de 2 toneladas para viajar por Marte.

      La nave espacial podría elevarse hacia Marte, sin tener que detenerse. No habría necesidad de armarla en una estación espacial. En vista de que se están desarrollando motores y combustibles con una potencia cada vez mayor, se está descartando la idea de emplear estaciones espaciales.

      Al acercarse la gigantesca nave a Marte, comenzaría a funcionar un grupo de cuatro motores de retroacción, con un peso de 9100 kilos cada uno, para reducir su velocidad. También se necesitarían estos motores para el viaje de regreso a la Tierra.

      El viaje, que sería casi un recorrido por inercia, demoraría 259 días. Es durante los primeros días del mes de mayo de 1971 cuando debería lanzarse una nave espacial hacia el planeta Marte. De hacerse esto, las posiciones relativas de la Tierra y de Marte permitirían realizar un lanzamiento y un recorrido en tal forma que 59 días después estaría la nave espacial moviéndose al costado de Marte, y a la misma velocidad de éste, con sólo efectuar unas cuantas maniobras. Más aun, en el momento del aterrizaje, en enero de 1972, el planeta se hallaría cerca del Sol, por lo que su temperatura sería bastante agradable.

      Los exploradores tendrán que permanecer en Marte durante 479 días, hasta que se encuentre de nuevo en una posición correcta en relación con la Tierra, para el viaje de regreso. Este viaje de regreso a la Tierra demoraría también 259 días. La nave espacial llevaría su propia plataforma de lanzamiento para partir de Marte; sería algo así como un deslizador de aterrizaje.

      Para llevar estos planes a cabo, se requieren millones de dólares, años enteros de trabajo, e innumerables riesgos y dificultades. Pero cuán emocionante será ese momento en que invada el hombre el territorio vedado de Marte para observar sus canales, mirar hacia arriba y descubrir la incógnita de la naturaleza de sus lunas. ¿Las colocó alguien allí? ¿Qué clase de ser habita o ha habitado ese extraño y fascinante mundo de Marte?

Fuente: Revista Mecánica Popular - Volumen 28 - Mayo 1961 - Número 5



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Idea original de Mi Mecánica Popular por: Ricardo Cabrera Oettinghaus